Apuntes Filatélicos
CARTAS
SIN SELLO: “LA FRANQUICIA POSTAL”
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
El gozar de privilegios en el envío de la correspondencia para según
qué sectores de la población, de la administración, etc., siempre ha existido.
Uno de estos privilegios era el poder enviar “franco de porte” cualquier carta
a cualquier destino. No eran pocos los organismos tanto civiles como militares,
que disfrutaban del mandar la correspondencia a coste cero. Los grandes estudiosos
de esta rama de la filatelia, apuntan que este hecho ocasionó no menos
problemas y excesos, que la administración tuvo que frenar de alguna forma. Y
como todo en la vida, la única forma de controlar los excesos, es regulando de
alguna forma el uso de estos privilegios, que llamaremos “Franquicia Postal”.
Esta exención en el pago del envío de cartas o tarjetas postales,
tanto para determinadas administraciones como para ciertos particulares, se
regularizó por Real Decreto de 23 de septiembre de 1908, el cual daba las
instrucciones precisas para quienes gozasen de este privilegio postal, tuvieran
en cuenta los cambios que se producían y que detalles postales debían incluir
la correspondencia para ser tratada como “Franquicia”.
Esos detalles que todo filatelista conoce, fue por ejemplo la
introducción de un cuño de fechas específico que se estampaba en la
correspondencia, en las que aparecían las palabras “Correos”, “Franquicia” y la
fecha de expedición de la carta o del envío. Estas marcas específicas, le
otorgaban a los documentos postales, un carácter especial, donde aparecían
sobres circulados por correo, pero “sin sello postal” alguno, y que durante
mucho tiempo, fueron documentos rechazados por cierto sector del filatelismo, y
que hoy son verdaderas joyas de la Historia Postal.
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Carta dirigida de Ondara a Dénia. Marca de Franquicia del Ayuntamiento de Ondara |
El 28 de septiembre de 1908, una circular de la Dirección General de
Correos y Telégrafos, da detalles a las oficinas del ramo de las
características de estas marcas, modelo que con el tiempo fue cambiando por
razones propias del servicio. Así podemos leer que la estampación se hará sobre
tinta negra, con unas medidas de la estampación de 53 mm. de altura contando la
corona que llevaban estos cuños de franquicia postal, con doble circunferencia,
la exterior de 38 mm., y la interior 29 mm.
Dentro de ambas circunferencias, se puede leer en cada caso, la
Administración que goza de dicha franquicia. Las entidades, empresas ó
particulares a los que se le concedía estas franquicias postales, debían
presentar una “factura” o relación de los envíos que se entregaban para su
envío. La factura debía rezar así: “… en
el día de la fecha se entregan en la Oficina de Correos de…, para su
expedición…pliegos con franquicia postal…”.
Como es habitual en estos casos y dado que estuvo en vigor hasta
finales de 1993 (Ley 31/1990), estas franquicias se fueron adaptando a periodos
históricos como monarquías, república y franquismo, donde en cada caso el
formato de estos cuños se modificaba sustituyendo la corona en función del
periodo de que se tratase. Esto hace que el estudio de estos modelos, otorguen
al filatelista un campo de estudio y especialización muy amplio e interesante.
Hablar de cantidad de entidades, organismos y administraciones que a
lo largo de los casi 90 años que estuvo en vigor este sistema de franqueo,
puede resultar tedioso para el lector, no existiendo una catalogación completa
de todos estos cuños, pero si una aproximación a través del trabajo que en “San
Filatelio” (emplazamiento online de Luis Pérez), que habla de los cientos de
ayuntamientos y organismos que fueron usuarios de esta franquicia. D. José
Pedro Gómez-Agüero, otro de los expertos en la materia, llega a afirmar que son
miles las franquicias que existen, y que dan mucho juego al filatelista.
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Marca de Franquicia Postal del Ayuntamiento de Sanet y Negrals (Alicante. Carta dirigida a Alicante con tránsito por Benimeli. |
Hay un periodo de tiempo en el que el exceso de estas franquicias
debió de ser tal, según el propio Luis Pérez afirma, que la Ley del Timbre de
19 de octubre de 1920 (Gaceta de Madrid 29.10.1920), suprime de un plumazo todas
las franquicias “…sin excepción…”, aunque dejaron en el aire si se incluía
también la correspondencia oficial.
Hay que destacar que aunque inicialmente la norma impuesta indicaba
que la estampación debía ir en color negro, con el tiempo ese color paso a ser
azul, en incluso las hay estampadas en rojo, no siendo una norma que se tuviera
muy en cuenta a la hora de sancionar los envíos que no la cumplieran. Y mucho
más interesante resulta encontrar esas cartas circuladas con la correspondiente
franquicia postal, en los que se usó cualquiera de los idiomas oficiales que
hay en España, sea en castellano, catalán/valenciano, euskera o gallego.
De la comarca, tampoco nunca se hizo una catalogación exhaustiva y
con seriedad de cuantos ayuntamientos, organismos, y demás instituciones,
usaron de estas franquicias, aunque podríamos afirmar que raro sería nombrar
uno solo que no hubiera generado este tipo de material para el filatelista.
Hoy, lamentablemente, muchas de esas piezas, verdaderos tesoros para nuestra historia
postal, han desaparecido por no haberles dado la importancia que merecieron
tener en su momento. El no llevar sello alguno, hizo que fueran menospreciados
y tal vez no coleccionados para deleite de quienes admiramos este tipo de
colecciones. Pero nunca se puede decir que este todo perdido. Es un material,
la Franquicia Postal, sea como estudio de una zona geográfica, o como estudio
temático, que se tiene que tener muy en cuenta.
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Evolución de la marcas de Franquicia. Fuente: SOFIMA |
Como bien apuntaba en su día el Académico D. Francisco Aracil, “…hablar de cartas sin sellos (…) es como
hablar de vino basándonos en botellas vacías…”. No es un símil muy
acertado, ya que cartas sin sellos las hubo incluso con anterioridad a 1840
cuando nació el sello postal, o anteriores a 1850 cuando el sello se impone en España,
y no por ello esas cartas tienen menos importancia. En ocasiones, la filatelia
se ha entendido mal, y simplemente se ha buscado el sello postal como elemento
coleccionable, cuando la historia nos demuestra que todo aquello que circuló
por correo, es susceptible de ser coleccionado. Y la Franquicia Postal, no se
libra de ello.
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