27 agosto 2023

Artículo de Opinión de José Ivars Ivars: Bajo mi Lupa.... IFAC FILATÉLICO ALCANZA LAS 300.000 VISITAS.

 

 

Bajo mi lupa…

LLEGAMOS A LAS 300.000 VISITAS…

¿Y AHORA QUE?

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Todos los años no son iguales. Cada uno tiene su algo especial que lo diferencia de los anteriores o de los venideros. 2014 para la filatelia calpina, y para mí en especial lo fue, fue un año especial. Habíamos vivido muchos años intensos en lo filatélico, pero aquel año nacería un proyecto del que la ilusión con la que se fraguó, ha ido contagiando a mucha gente. Aquel año de 2014, nació el proyecto IFAC FILATÉLICO, un Blog pensado para trasmitir la pasión que sentimos por la filatelia, y dar a conocer todo cuanto se cuece a nuestro alrededor.

El Blog Ifac Filatélico, ha ido evolucionando con el tiempo. El artículo de bienvenida se publicó el 27 de noviembre de 2014, y desde entonces ha sido un frenético viaje entre artículos, noticias, datos, y especialmente novedades de las que hemos sido protagonistas o primicias que hemos ofrecido a nuestros lectores.

Y como no todos los años son iguales, este 2023 ya puede marcarse como el año especial que es. A lo largo de este año, el Blog Ifac Filatélico ha vivido 2 momentos mágicos: llegar a las 900 publicaciones, algo que no nos planteamos ni como meta cuando arrancamos en 2014, y estos días recibir la visita 300.000, cifra que no siendo para tirar cohetes, para quienes gobernamos este espacio filatélico, es más de lo que hubiéramos soñado jamás.

Amigos, lectores, simples curiosos, filatelistas y no filatelistas, de muchas partes del mundo, conforman esa mágica cifra que hemos alcanzado. A todos y cada uno de ellos, por esa fidelidad…MIL GRACIAS!!!

¿Y ahora qué…? Esa pregunta no tiene respuesta, al menos una respuesta que complazca. Ahora simplemente toca continuar, proseguir este camino iniciado en 2014, seguir dando lo mejor de nosotros mismo, continuar posicionando la filatelia en el lugar que merece estar, luchar contra quienes tratar de pisotearla, de menospreciarla, dejar claro que la filatelia alicantina existe y debería ser mejor reconocida de lo que lo es, pero sobre todo continuar y ante todo, realizando esta labor de divulgación filatélica y postal que hemos iniciado. Sigue habiendo mucho por contar y bastante más por conocer.

¡Seguimos Adelante!

Lo que la Prensa nos contó (Nº 46). CUANDO ALGUIEN PROPUSO A TRAVÉS DE LA PRENSA QUE LA FILATELIA TUVIESE SU DESCRIPCION.

 

 

Lo que la prensa nos contó… (46)

LA DEFINICIÓN DE "FILATELIA" QUE PROPUSO EL DR. THEBUSSEM

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Portada de la revista "El Averiguador"
en su 2ª época (1871)

Cuando hablamos de prensa, debemos tener claro que no solo son periódicos diarios los que consultamos para esta sección. Muchas veces hay interesantes revistas que merecen nuestra atención, como la que hoy nos ocupa. En la 2ª mitad del Siglo XIX, la prensa como tal, era el único medio de comunicación que la población tenía para estar informada. A falta de otros medios de comunicación como la radio –que aparecería en 1897- o algo más tarde la televisión, periódicos y revistas se convertían en auténticos generadores de información para la ciudadanía.

Y la irrupción de la filatelia en la sociedad española a partir de los años 60 del Siglo XIX, generó una infinidad de noticias que se fueron publicando en diversos periódicos, diarios e incluso revistas, información de la que en esta sección vamos dando cuenta, y que al ser el coleccionismo de sellos algo novedoso, despertó interés, ya no solo a quienes cultivaban el arte de la filatelia, sino también para el profano en la materia.

De entre las muchas publicaciones que a partir de 1850 –en España-, empezaron a hablar de sellos, matasellos, filatelia y filatelistas, hay una que hoy es noticia aquí. Se trata de aquella cuya cabecera era El Averiguador, con un subtítulo de lo más interesante: “Correspondencia entre curiosos, literatos, anticuarios…”. Esta revista se empezó a editar en Madrid el 1 de diciembre de 1867, y se podría definir como una revista de artes y ciencias, y medios de comunicación, para los aficionados a toda clase de conocimiento, y lógicamente la Filatelia no podía faltar al ser una ciencia y un aporte de conocimiento como ninguna otra.

En realidad empezó como semanario que aparecía cada domingo, en entregas de 8 páginas, con un amplísimo listado de temas que trataba a fondo,  y a partir de 1871 su frecuencia de edición fue quincenal ya con el título que hemos descrito anteriormente, y con un plantel de publicistas y escritores digno de cualquiera de las mejores revistas de la época. Y entre esas plumas destacadas, hubo una que habló de filatelia. Se trataba del “Dr. Thebussem”, o como realmente se llamaba D. Mariano Pardo de Figueroa, y dejó mucha constancia de temas que sobre sellos, coleccionismo y tarjetas postales, tanto sabía sin ser, como él muy bien decía, filatelista ni coleccionista.

Relación  de artículos sobre filatélica que se publicaron en 1871 como contenido de "El Averiguador"

La filatelia empezó a aparecer como tema en esta revista, en esta 2ª etapa de la revista –a partir del 1 de enero de 1871- con un total de 25 artículos sobre sellos y coleccionismo, y es curioso que a pesar de ser una revista con un interesante contenido filatélico, publicado por quién firmaba como Dr. Thebussem, y coetáneo de las primeras revistas filatélicas que se conocen editadas en España – El Indicador de Sellos (1870) y El Coleccionistas de Sellos (1871) -, algunos estudiosos del tema, no la consideren como una de las primeras publicaciones que trató temas de filatelia, aunque no fuese exclusivamente de esta materia – sus artículos son dignos de lectura -, nos llama poderosamente la atención lo publicado por el Dr. Thebussem a quién le preguntó acerca del origen de la palabra “FILATELIA”, que curiosamente D. Mariano solía escribir con “Ph”.

La respuesta es del todo meticulosa, aportando detalles muy concisos del origen de ese vocablo que se usa desde 1864 – o 1865, matiza el propio Dr. Thebussem -. Aunque lo realmente sorprendente es lo avanzado que él ya estaba en estos menesteres cuando dice que “…ni el Bescherelle, ni el Littré, ni ningún otro diccionario, ha prohijado todavía la palabra Philatelia…”, e incita al Diccionario Académico de la Lengua Castellana, a que en su duodécima edición, incluyan el vocablo que dice “...ya es de uso general y frecuente…”.

Detalle de las definiciones que el Dr. Thebussem propuso en 1871 para que el vocablo "Filatelia" y 
sus derivados fuesen incluidos en el diccionario

Pero el Dr. Thebussem va más allá, y les da a los de la Academia, las cosas ya masticadas. Les aporta la definición tanto de Filatelia, de filatélicamente, de filatélico y de filatelista –ver imagen-.

Estamos en marzo de 1871 cuando el Dr. Thebussem publicó esta respuesta, y tengamos en cuenta que la RAE, no incluiría como válido el vocablo “Filatelia” hasta 1922, e incluido en la 15ª edición del Diccionario de la Lengua Española de la RAE. Es decir, 51 años antes de que la RAE tomase la determinación de dar como válido el término “Filatelia”, hubo quién ya lo consideraba válido.

Y no sería la primera y única vez que determino como debía definirse el vocablo ante una posible inclusión en el diccionario. Lo encontramos también en su libro “Algo de Filatelia”  (1898), hace nuevamente de académico de la RAE – sin serlo – y les da como definición “…fem., conocimiento, estudio o afición a los signos  o sellos de correo que franquean la correspondencia…”  (1).

Cabe que al Dr. Thebussem se le deba que en España, la prensa, especializada o no, usase el término “Filatelia” aunque no fuese una palabra oficialmente válida. Este universal pasatiempos convertido en ciencia, le debe mucho a este gaditano de pro.


Nota:

1.     http://ifacfilatelico.blogspot.com/2023/03/el-vocablo-filatelia-cumplio-100-anos.html

26 agosto 2023

Apuntes Filatélicos: DETALLES DE AQUELLOS CARTEROS-CONDUCTORES DE LA CORRESPONDENCIA

 

Apuntes Filatélicos

AQUELLOS PEATONES-CARTEROS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
 

En realidad su denominación oficial tal y como aparecen nombrados en todos y cada uno de los oficios, decretos y circulares que durante años Correos fue publicando, es el de “peatones-conductores”, y en ocasiones se les pone la indicación de “peatones conductores de la correspondencia”. De ellos hemos hablado en numerosas ocasiones en esta misma sección, y hemos ido conociendo poco a poco, incluso con nombres y apellidos, quienes desempeñaron ese importantísimo papel del transporte de la correspondencia en la comarca de la Marina Alta, durante el siglo XIX y principios del XX.

Llevar o distribuir la correspondencia de la época dentro de las poblaciones importantes, fue una tarea que requería ciertos conocimientos sin los cuales no se accedía a la plaza de cartero, pero el cargo o puesto de peatón-conductor, requería además de valor y sacrificio al tratarse en muchas ocasiones de gente que llevaría la correspondencia por el interior de aquella comarca del Siglo XIX, que nada tiene que ver con la que hoy conocemos, con caminos polvorientos, solitarios y peligrosos, y que quienes los transitaban debían conocer para recorrerlos en el menor tiempo posible.

Y generalmente, como bien indica su nombre, cumplían con su cometido de carteros rurales, haciendo el recorrido a pie. Pocas veces se contemplaba que fuese a lomos de caballería, cuando ese “plus” no iba a ser compensado en el salario recibido, lo que hace de estos carteros, gente dura y curtida en su quehacer.

Documento que refleja el pago a Gabriel Blanquer en 1837, por parte del Ayuntamiento de Calp, por la conducción de la correspondencia entre Calp y Dénia. Archivo Andrés Ortolá.

Para conocer un poco mejor a estos carteros, nos fijaremos en la Real Orden del 26 de junio de 1861, que firmaría el Ministro de Guerra, D. José Posada Herrera, siendo Director General de Correos D. Mauricio López Roberts, en forma de Instrucción para los peatones-conductores de la correspondencia pública, que ya de entrada describe a quienes ejercían el cargo como “…de conducta intachable…”, dado que por ello se le confía el secreto de la correspondencia que transportan. Además ha de ser puntual en todo momento y serio a la hora de realizar su trabajo.

Su cometido consistía en recibir la cartera cerrada con la correspondencia que debía entregar a domicilio en las poblaciones que hubiera en el trayecto o conducción correspondiente, por lo que recibiría su correspondiente sueldo y además una gratificación que se le entregaba en el domicilio al que dejaba la carta o misiva. Esta gratificación varió a lo largo de los años, y por ejemplo en 1861 era de ¼ -o cuartillo- por cada carta, precio que abonada quien recibiera la carta independientemente de que esta ya estuviese franqueada. Hay que recordar que si bien en España el franqueo previo de la correspondencia empezaría en 1850, no fue obligatorio  en todo tipo de correspondencia hasta 1856.

Si en su recorrido, pasaba por alguna población con “Cartería Oficial”, era misión del cartero encargado de la misma, el recibir la correspondencia que llevase el peatón-conductor, y entregarla a domicilio, o hacer la correspondiente lista para que los convecinos supieran que tenían carta. Y siempre el recorrido que hacían era de ida y vuelta, pasando por los mismos puntos y poblaciones; un recorrido completo que suponía muchos kilómetros al cabo del día, por lo que se solía siempre empezar muy temprano, incluso con el sol todavía por salir.

Estos intrépidos carteros rurales, para acceder al cargo debían saber en todo momento leer y escribir, condición que ya era de obligatorio cumplimiento en 1839, pero que no siempre se cumplían dándose casos en los que quienes iban a ocupar algunas de las conducciones postales, no se presentaban a su puesto tal vez porque ni sabían leer ni sabían escribir.

Otra de las prohibiciones que tenían era la de transportar cualquier tipo de correspondencia fuera de valija, salvo la excepción de aquellas cartas que recogían en descampados o caseríos -casas de campo, etc.-, siempre que estas cartas llevasen los correspondientes sellos postales acordes a la tarifa. Pero como todo en la vida, de estos casos de incumplimiento de la norma, hay muchos ejemplos de cartas circuladas fuera de valija.

Detalle de sendos anuncios publicados en El Liberal (Alicante) haciendo referencia
a los peatones-conductores que sirvieron por tierras de la comarca.

Pero no todo iba a ser desventajas para estos servidores postales. La instrucción citada de junio de 1861, deja claro que “…el peatón conductor de la correspondencia es un empleado público a quién se guardarán en los actos  del servicio las exenciones que las leyes conceden, pudiendo reclamar de las Autoridades el auxilio que necesitasen para el buen desempeño de su cargo…”. Es decir que por ejemplo si no habían cumplido el servicio militar, estaban exentos de ello, y cualquier autoridad debía corren en su auxilio si así lo precisase.

Aun así, este cargo de servidor postal no debió de ser muy goloso para los que lo pretendieron ejercer. Tenemos datos más que suficientes de personas que en la comarca ejercieron como tales durante un corto periodo de tiempo. Este hecho se repetiría durante todo el Siglo XIX, donde por ejemplo Antonio Camacho Perelló fue sustituido por Manuel González, en 1811, como peatón de la conducción de Ondara a Mirarrosa, pasando por Miraflor y Sella.

En 1887 la conducción de la correspondencia de Dénia a Lliber por Pedreguer, la Llosa de Camacho, Alcalalí y Jalón, la ocupaba el peatón-conductor Pedro Femenia Sanchis, nombrado en el mes de enero, y en octubre de ese mismo año ya la ocupaba Juan Bautista Ferra Gadea, que tan solo estaría en el cargo un mes y medio escaso; causaría baja de la misma el 25 de noviembre de 1877.

Son muchos los datos que nos darían una visión algo más amplia de cómo fue la tarea que estos intrépidos carteros llevaron a cabo, y especialmente quienes fueron estos personajes de la historia postal de la comarca, que formando parte de la historia, esta se les ha arrebatado, casi llegando al completo olvido de que un día el correo por el interior de nuestra comarca, se transportó a pie, por intransitables caminos que hoy casi ni existen.

21 agosto 2023

Lo que la Prensa nos contó (Nº 45). PETICIÓN DE SELLOS A TRAVÉS DE LA PRENSA ALICANTINA

Lo que la prensa nos contó… (45)

PETICIÓN DE SELLOS A TRAVÉS DE LA PRENSA ALICANTINA

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Hoy no viajaremos muy atrás, más bien nos quedaremos en fechas más recientes, concretamente a los años 30 del pasado siglo XX, y con la prensa alicantina en las manos. La razón, hablar de algo que no es habitual encontrar publicado en un periódico: peticiones de sellos postales para un motivo en concreto, que en este caso son 2 personajes, que según quien redactaron las crónicas, merecían ese privilegio de formar parte del “Olimpo de la Filatelia Mundial”. Más que peticiones formales, son más bien reclamaciones en voz alta.

Es mucho más habitual encontrar artículos en la prensa que hablen de los sellos que van a salir, que encontrar quejas o reclamaciones se sellos dedicados a personajes, que todavía no se han emitido y que merecen ese placer. En este caso son 2 personajes a los que se les reclama merecer ser motivo de un sello postal. Uno lo conseguiría con los años, pero otro no.

En lo que respecta a que personajes históricos salen o no salen en los sellos de correos, en ocasiones el tema dependerá del momento histórico del que estemos hablando, y España en este sentido, desde que el sello apareciese en el mercado allá por 1850, han sido muchos episodios históricos y muchas mentalidades políticas las que han llevado las riendas de este bendito país, decidiendo quién si y quién no merece ser motivo de un sello postal.

Recorte de prensa
"El Luchador" (Alicante)
24.01.1935
Vayamos con el primero de ellos. El periódico alicantino “El Luchador” de fecha 24 de enero de 1935, lleva en su interior un artículo titulado “Los Sellos. Galdós y un triste olvido”, artículo que hace referencia a una noticia aparecida en varios medios de comunicación de la época, donde la Academia de Bellas Artes, a petición del Ministerio de Comunicaciones, había redactado un listado de pintores y músicos españoles “…cuya efigie ha de ser estampada en los sellos de Correos…”.  El artículo en forma de protesta o reclamación, no da detalles de quienes aparecían en la lista que se presentó ante los responsables del Ministerio de Comunicaciones, pero si se menciona –y da pie al título del artículo- que el escrito Benito Pérez Galdós no está en el listado.

No se esgrime la razón de tal olvido, pero el periodista o redactor del breve artículo, si lo tilda de lamentable olvido, añadiendo que es “…necesario imprimir el sello de Galdós…”. Pasados los años, los filatelistas sabemos que aquella queja publicada en la prensa alicantina –tal vez en otros periódicos también-, no tuvo el eco necesario puesto que el primer sello que Correos dedicó al novelista canario, autor de los célebres “Episodios Nacionales”, aparece el 20 de abril de 1971. Es decir, tuvieron que pasar 35 años para que la queja surtiera efecto. Al desconocer el listado propuesto desde la Academia de Bellas Artes, desconocemos cuales de aquellos personajes españoles propuestos, entraron a formar parte de esa lista incompleta de nombres cuya relevancia personal o profesional, tienen cabida en un sello postal.

El otro caso que nos encontramos en la prensa alicantina es también muy significativo, si bien el personaje es de esos que han pasado sin pena ni gloría, y del que pocos libros de historia de España –salvo publicaciones más especializadas- hablan de él. Se trata de José Nakens Pérez (Sevilla 1841-Madrid 1926),  periodista y activista republicano con cierto aire anticlerical. En su faceta de periodista, destaca su paso por el semanario satírico El Motín, del que fue director.

Detalle del artículo aparecido en el periódico "El Luchador" de Alicante. 20.04.1937

De nuevo sería el periódico “El Luchador” de Alicante, en su edición del día 20 de abril de 1937, donde se puede leer el artículo titulado “El Sello Nakens”, que en esta ocasión sabemos que firma Roberto Castrovido, y donde se hace un desglose de la figura de este periodista, reclamando por su trayectoria profesional, un sello postal, que según deja entre ver, no es la primera vez que se solicita, puesto que hace referencia a anteriores ocasiones en las que por petición de Victoriano Cillero, la solicitud del sello se había puesto sobre la mesa.

En esta ocasión, con un España dividida en 1937, con 2 Españas depurando una Guerra Civil a la que le quedaba ya la agonía final de la poca zona republicana que quedaba, los sellos postales que se pusieron en circulación en aquella España republicana, no contempló a este personaje del periodismo español fallecido en 1926, y con el final de la Guerra y la llegada de la dictadura franquista, ni que decir que a José Nakens ni se le esperaba en un sello de correos, en una época –la franquista- que llevaban muy buen control de a que personajes idolatraban con su efigie en un sello postal.

No deja de ser una curiosidad más, ver como la prensa en ocasiones se preocupaba de sus personajes para que se inmortalizasen a través de los sellos de correos, y si esa prensa es la alicantina, con mayor motivo que lo tengamos en cuenta quienes nos gusta de conocer como la prensa de la época hablaba de sellos, mostrando una vez más la importancia que estos han tenido, tienen y deberían tener.

No siempre los motivo para los sellos que se piden, son concedidos. Pero es clarísimo que los que no se piden, rara vez aparecen. Y si esa lucha se hace a través de la prensa, a más gente llegará.

 


19 agosto 2023

Apuntes Filatélicos. EL MARQUÉS DE CAMPO Y SUS BUQUES-CORREOS

Apuntes Filatélicos

LOS BUQUES CORREOS DEL MARQUES DE CAMPO

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Portada del libro fruto de este artículo

En su día, en esta misma sección (27.08.2022), presenté una carta con una estampación hecha a bordo de uno de los buques del Marqués de Campo, buque que hacía el cometido de llevar la correspondencia, además de pasajeros y carga, entre España y las posesiones que se tenían en Ultramar, concretamente en tierras caribeñas. De paso, se dieron unas pinceladas de cómo funcionaba aquel servicio postal, a bordo de buques privados.

Pero estos barcos-correo que surcaban los mares propiedad del ilustre Marqués de Campo, no solo llegaban hasta el caribe español, sino que incluso existió una –o varias-, línea que unía España con una de sus posesiones más alejadas: Las Filipinas. Y hasta allí llegaría el correo evidentemente.

Pero es conveniente profundizar en este tema, el del transporte del correo marítimo, y para ello nos vamos a servir de una publicación fechada en 1883 titulada “Vapores-Correos del Marqués de Campo. Servicio de conducción de la correspondencia entre la península y las Islas Filipinas”. Esta publicación viene a dar a conocer los decretos y condiciones por los que el estado, a través del Ministerio de Ultramar, otorgaba a la empresa arrendataria del  servicio, la potestad de ser la conductora de la correspondencia.

Estas condiciones publicadas nos indican entre otras cosas que “…el contratista que tome a su cargo este servicio se compromete a conducir la correspondencia… (Art. 1ª)...”. Era condición imprescindible dada la importancia del correo y su transporte en la época.

La periodicidad de estos viajes marítimos, eran de 1 cada 30 días realizándose al año 12 viajes redondos, es decir partiendo de los puertos de la península (sic) hasta Manila y regreso. La partida oficial de los buques del Marqués de Campo se realizaba desde Barcelona, aunque previamente el buque había partido de Cádiz y hecho escala en Cartagena, y el recorrido que realizaba hasta Manila, tocaba los puertos de Port-Said (Canal de Suez), Garbón, Singapur y Manila, trayecto que se llevaba a cabo en 40 días, y otros 43 días de regreso a España, datos estipulados según el contrato vigente.

Esta publicación citada, tiene un capítulo expresamente detallando como ha de ser la conducción de la correspondencia y de las personas encargadas de su custodia, donde el gobierno español matiza el celo que hay que tener para que esta llegue a su destinatario en perfectas condiciones. Así se indica que, se tendrá en cuenta un mismo trato tanto para la correspondencia oficial como para aquella que sea privada, toda ella tratada sea cual sea su origen o destino. Se cita igualmente que el trato que se le dará a la correspondencia a bordo de estos buques, será la fijada por la legislación del ramo de correos.

Entre la correspondencia admitida, se citan cartas e impresos, paquetes, periódicos, libros, así como caudales y valores sin coste adicional para el estado. Es decir buques que eran muy gustosos para la piratería del momento y que por ello obligaba al armador a tener los barcos dotados de defensas contra estos hecho delictivos.

Vapor "Viñuelas" que tras adquirirlo en 1879 la naviera del Marqués de Campo, sería usado para el servicio 
marítimo entre España y Filipinas.

El proceder de cómo llegaba el correo a bordo, consistía en una entrega que se hacía desde la oficina de correos de la ciudad portuaria, siendo el propio  Capitán del barco el que se desplazaría a la misma para recoger las sacas del correo, que debería entregar a la Administración de Correo de destino, incluso a los consulados españoles en los puertos de tránsito si hubiera correspondencia para esos destinos. En el caso de la correspondencia certificada, igualmente el capitán se haría cargo en todo momento de ella, firmando tanto la recepción como la entrega.

Existía la posibilidad de que a bordo de los buques-correo, si así lo consideraba la Administración Central de Correos, viajes uno o varios funcionarios de Correos, para de esa custodiar la correspondencia, para lo que el armador del buque facilitaría viaje y alojamiento gratuito para estos funcionarios postales, en cabina de primera clase, así como habilitar un espacio seguro para el depósito de las sacas que vayan a bordo con correspondencia.

En muchas ocasiones se habla, y filatélicamente también, de que estos buques-correos, fuese el trayecto que fuese el que llevaban a cabo, solían llevar correspondencia “fuera de valija”, es decir aquella que sin pasar por la Administración de Correos y llevar en ella las tasas (sellos) correspondientes, viajaban a destino por una módica cifra que percibían, los tripulantes de a bordo. Existen ejemplos de ello, aunque la normativa era muy tajante al respecto: “…queda prohibido el transporte de toda clase de correspondencia que la que proceda de la Administración pública…”. Las penas por el incumplimiento de esta eran severas.

Para el transporte de la correspondencia entre la península y Manila, se presentaron hasta 4 propuestas de precios, siendo la del Marqués de Campo la más beneficiosa para el gobierno. Una feroz competencia entre armadores para hacerse con la línea, cuyo contrato comprendería 10 años desde su firma y que el Marqués de Campo adquirió por la cifra propuesta por él mismo de 49.500 pesetas, según consta en la documentación estudiada: “…el que suscribe se compromete a hacer el servicio de la conducción de la correspondencia (…), entendiéndose siempre por viaje redondo, es decir de ida y vuelta…”.

Hay que tener en cuenta que esta cifra es la que se le propone más ventajosa al gobierno, únicamente para la conducción de la correspondencia, dado que el tema de pasajes y mercancías era asunto que gestionaba la propia naviera adjudicataria de la línea.

Retrato del Marqués de Campo (1814-1889)

Conocer más y mejor esta línea marítima y su influencia en el correo marítimo español durante el Siglo XIX, nos ayudará a conocer parte de nuestra historia postal. Será cosa de ponernos a buscar si quedaron restos filatélicos de aquellas andaduras marítimas a bordo de los buques del Marqués de Campo. Seguramente en alguna colección especializada existen esas cartas que en su día cruzaron el ancho mar y fueron entregadas en uno u otro destino.

Queda pues mucho todavía que conocer de la Historia Postal relacionada con la Marina Alta.


15 agosto 2023

ÉXITO ROTUNDO EN LA JORNADA FILATÉLICA "ESPECIAL" DE VERANO DE BENISSA

 

 

LA FILATELIA, PERFECTA ACTIVIDAD PARA EL VERANO

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Aunque el verano es tiempo de relax, descanso e incluso de desconectar de la rutina diaria, cada vez es más demostrable que la filatelia puede ser perfecta aliada del verano. Y en Benissa lo saben desde hace años. Cada 15 de agosto, desde hace muchos años, los bajos del que era hasta hace poco el “Casal Jove”, se convierte en un mercadillo filatélico repleto de sellos, cajas de sobres, e incluso otros elementos coleccionables como tarjetas postales, y alguna que otra sorpresa que alegra el día al visitante de la misma.

Encuadrada dentro de la amplia programación filatélica que la Agrupación Filatélica y Numismática de Benissa presenta cada año, se ha convertido con el paso de los años, en una cita ineludible para el coleccionismo no solo en la comarca de la Marina Alta, sino en toda la provincia de Alicante en incluso en toda la Comunidad Valenciana. Es evidente este hecho cuando vemos como mercadillos tradicionales que se llevaban a cabo en ciudades como Alicante, Valencia o Alcoy, cada vez es menor la presencia de material filatélico-postal.

Este año, en Benissa, se desbordaron las expectativas en cuanto a presencia de filatelistas y comerciantes, confluyendo en un único escenario filatelistas venidos de Alicante, Valencia, Calpe, e incluso aficionados al sello que están disfrutando del verano en las cosas de la provincia. Este repunte en cuanto a la actividad filatélica generada en este especial mercadillo filatélico veraniego, plantea a la organización, de cara al año próximo, a realizar una mayor difusión del mismo para que sea un referente filatélico en verano y atractivo incluso a quién trata de desconectar de los sellos y su coleccionismo en la época estival.

La jornada además fue aprovechada para dar los últimos retoques a la próxima cita filatélica que tendrá lugar en Benissa a partir del próximo 8 de septiembre con la EXFILNUM, que durante todo el mes de septiembre y en las salas de la Seu Universitaria de Benissa, ofrecerán un abanico muy variado de colecciones de todo tipo, especialmente las filatélicas seleccionadas para ocasión.

Durante todo el mes de septiembre, una amplia programación dará a conocer diversos aspectos filatélicos y de esa forma Benissa volverá a ser centro de atención para el coleccionismo filatélico.

Como no hay filatelia sin gastronomía, o viceversa, el Mercadillo Filatélico Especial de Verano, finalizó con una comida de confraternización, donde una vez más se demostró que la filatelia son esos amigos que se hacen con la excusa de los sellos.

14 agosto 2023

Lo que la Prensa nos contó (Nº 44). UNA HISTORIA CON FINAL FELIZ CON UN SELLO COMO PROTAGONISTA

 

Lo que la prensa nos contó… (44)

HISTORIAS CON EL SELLO COMO PROTAGONISTA

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

D. Vicente Moreno de La Tejada (1848-1909) 

Soy de los que pienso que el sello no solo puede servir para el fin para el que fue creado: servir de franqueo de la correspondencia. El sello tiene es componente nostálgico, inspirador e interesante, que traspasa incluso los clasificadores y álbumes de quienes se aventuran a coleccionarlos. Puede perfectamente ser protagonista de relatos, de historias, línea conductora de cualquier película o “thriller” de acción, e inspirador de fabulosos relatos.

Pero la realidad es que no se encuentran muchos títulos, sean del género que sean, en los que un sello –o varios- sean los protagonistas secundarios de un relato, novela o libro. Algunos hay cabe decir, y bueno sería ponernos a buscarlos para con ellos elaborar una lista de estos títulos cuya lectura, al filatelista, le anime por la cercanía y lo identificado que se sentirá con el protagonista y la trama seguramente.

Es lógico que todos estos títulos o publicaciones, ajenas al filatelismo como tal, hayan sido escritas por quienes son ajenos al coleccionismo de sellos, pero que encuentran en este objeto, suficiente interés y con suficiente trama para el desarrollo de lo que se vaya a escribir o contar. Pero convencido estoy que más de un filatelista ha dejado suelta la imaginación y ha creado, desde versos y poemas, a novelas o relatos. No olvidemos que el primer sello del mundo, se cuenta que nació de una historia, real o en forma de fábula o leyenda, y eso siempre irá asociado al sello postal.

Si dejamos de lado aquel primer relato –o leyenda- en el que Rowland Hill como protagonista, vio como la posadera –o quien quisiera que fuese- rechazaba aquella carta por no disponer de dinero para pagar el coste de la misma, ¿Cuál habrá sido el primer relato que se publicaría en España donde un sello adquiere el suficiente protagonismo como para que la historia se desarrolle en torno a él? No me voy a aventurar a poner una fecha concreta que luego salen los que dicen saber más, y me dejan con el culo al aire, pero si quiero traer un relato a esta sección, relato que fue publicado nada más y nada menos que el 9 de noviembre de 1898, en el periódico de Tortosa La Verdad, el cual viene publicado en su primera página y lo firma un tal V. Moreno de la Tejeda. En realidad se refiere a D. Vicente Moreno de la Tejeda (1848-1909), quién fuese un polifacético personaje: médico, militar,  periodista, escritor y además filatelista, que aparece en la vida filatélica española casi a finales del Siglo XIX, autor además de obras como “La Filatelia; sus relaciones con Correos”, colaborador asiduo y habitual de la revista Madrid Filatélico, desde sus inicios a partir del 1 de enero de 1897.

Cabecera del periódico La Verdad (Tortosa) de fecha 09.11.1898 donde V. Moreno publicó la historia
motivo de este artículo

En definitiva el autor de este relato, historia o ficción, conocía el mundo filatélico desde dentro y sabía de lo que hablaba. La historia lleva como título “Buen Hallazgo”,  y está estructurada en IV bloques publicados todos en el mismo número de este periódico tarraconense. La historia, verídica o no, tiene a 3 protagonista principales, un acaudalado señor llamado D. Alfredo, un niño mendigo, y su madre enferma, pero tiene un componente más en la historia en forma de un sello postal, que el autor describe como Sello de Moldavia, sin más detalles salvo que era de gran valor y había sido adquirido por D. Alfredo recientemente.

No voy a detallar mucho más sobre esta historia, porque me he permitido colgarla al final de todo este texto introductorio, esperando que al lector le sea fácil su lectura, que estoy también convencido que le va a apasionar, porque nos viene a demostrar que el sello es un muy buen hilo conductor de cualquier relato. Solo necesitamos imaginación, y situarnos en aquella época que describe D. Vicente Moreno.

Al final no hemos determinado si este pudiera ser el relato o historia más antigua publicada en España con un sello como parte de la misma. Dejaremos esa investigación para más adelante pues.







11 agosto 2023

Apuntes Filatélicos: EL ORIGEN DE LA FOTOGRAFÍA EN LAS TARJETAS POSTALES

 

Apuntes Filatélicos

LAS PRIMERAS TARJETAS FOTOGRÁFICAS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

La tarjeta postal suele estar siempre asociada a los veranos o genéricamente a las vacaciones. Son esos soportes gráficos que han servido para trasmitir a través del correo, rincones y espacios visitados durante un viaje, y hacer llegar esas instantáneas a familiares y amigos. ¿Quién no ha mandado alguna vez una postal desde en ese viaje que todavía hoy recordamos? Desgraciadamente la escritura epistolar en tarjetas postales cada vez va a menos, aunque la venta de tarjetas postales todavía es un hecho que verano tras verano constatamos como que está viva, y eso da esperanza de pensar que aún hay quien las utiliza para el fin que fueron creadas.

Hoy, si de paisajes nos referimos, podemos encontrar tarjetas postales de cualquier rincón del mundo. Pero no siempre fue así. Las primeras tarjetas postales nacieron sin imagen, y no se introdujeron como forma de escritura epistolar hasta que en 1869 el profesor austriaco Emmanuel Herman (1838-1902) diseñó el primer prototipo de tarjeta postal de la historia, y presentó el proyecto al por entonces Director General de Correos del Imperio Austro-Húngaro, Heinrich von Stephan (1831-1897), quien plantearía la idea en la Conferencia Postal Internacional de Karlsruhe de 1865. La tarjeta postal como tal fue adoptada para circular por el correo, y sería el correo austro-húngaro quién la pondría en circulación por primera vez, el 1 de octubre de 1869, bautizada como Correspondenz-Karte.


Con el tiempo estas postales fueron incorporando nuevas formas a sus diseños y la Unión Postal Universal –U.P.U.- de alguna forma unificó criterios en su uso para todos los correos del mundo. En 1891 estas tarjetas dieron un giro importante en su confección. Si hasta entonces las encontrábamos sin imagen y con imagen, a partir del 4 de agosto de ese año, las tarjetas empezaron a llevar en el anverso de las mismas, imágenes fotográficas: había nacido la tarjeta postal fotográfica.

Y lo haría de la mano del francés Dominique Piazza (1860-1941), comerciante e inventor francés que tuvo la necesidad de hacer llegar cierta fotografía de Marsella, su ciudad natal, a un amigo que vivía en Argentina, y que para abaratar costes en el envío, creo la tarjeta que revolucionaría la comunicación desde entonces. Fue sin duda la historia del éxito dado que desde aquel día de agosto de 1891, son millones y millones de este tipo de tarjetas postales las que se editan anualmente, de todos y cada uno de los rincones del planeta.

Dominique Piazza puso a punto una técnica con el fin de reducir el formato de las fotografías y con ellos poderlas usar como ilustraciones en las tarjetas postales. Un gesto que cambió el concepto de tarjeta postal en el mundo.

Y con el gesto que tuvo Piazza con su amigo de la infancia Antonin Billaud, quién se había exiliado a Argentina, el cual le había pedido que le enviase por correo unas cuantas fotografías de Marsella, convirtió a esta ciudad francesa en la primera en aparecer en una tarjeta postal fotográfica de la historia. Y es que la idea de, en vez de mandar fotografías dentro de un sobre que encarecía el precio del envío, hacerlos con fotografías directamente sobre la postal, tuvo tanto éxito que Piazza empezó a comercializar su invento. Las tarjetas postales ya eran asiduas en los envíos epistolares, y con la fotografía alcanzaron su máximo auge.

Es más, con este invento de la tarjeta postal fotográfica, muchos fotógrafos de la época le dieron a sus retratos y fotografías, el formato de tarjeta postal, piezas hoy muy buscadas entre coleccionistas.

En 1892, otras ciudades del sur de Francia se sumaron a la fiebre de la tarjeta postal fotográfica, y seguramente muchas otras ciudades de todo el mundo se copiaron aquella ingeniosa formula. Y con ello se convirtieron en el objeto turístico por excelencia, además de ser testigos directos de épocas pasadas. La imagen que estas postales nos muestran, son instantáneas congeladas en el tiempo, que en su caso al coleccionarlas, nos desvelan aspectos históricos que el tiempo ha ido cambiando. Son como un viaje en el tiempo, donde vamos a ver la transformación que ciertos espacios en ciudades, poblaciones y entornos naturales han podido sufrir con el paso de los años.

Si nos centramos en lo que fue la llegada de la tarjeta postal en España, encontramos una serie de normas y decretos que se fueron creando a partir de 1871 pero que no entrarían en vigor hasta años después. España nunca se tomó en serie un hecho como el uso de postales para el correo a pesar de que países de Europa no dudaron en hacerlas llegar a la sociedad. Los estudiosos de estas tarjetas primitivas españolas, las sitúan –las primeras de ellas- en diciembre de 1873, aunque anteriormente y de forma no oficial fueron varias las que de forma totalmente privada se aventuraron a realizarlas para presionar al gobierno a que les diera validez postal en cuanto al uso.

Si nos centramos en las que hoy nos ocupan, las tarjetas postales fotográficas, en España fue la imprenta Hauser & Menet  -constituida en Madrid en 1890- la primera que, a igual que harían los franceses se posicionó en la edición de tarjetas ilustradas, usando para ello muchas fotografías de su propio archivo que estamparían en formato fototipia sobre la cartulina de las tarjetas. Las primeras que se pusieron a la venta aparecieron sobre 1892 –hay discrepancia en este dato-, pero fue en 1897 cuando lanzarían su 1ª Serie General, conjunto de tarjetas postales fotográficas que son joyas hoy en manos de museos, archivos y coleccionistas.

Consistían en una serie de tarjetas que inicialmente iban de la 1 a la 690, con vistas y estampas de diversas ciudades españolas, aumentando dicha cifra hasta llegar a las 2078. La gran mayoría de estas, no soy realmente “fotográficas” porqué también se usaron dibujos para ilustrarlas, pero fueron los pioneros en este campo sin duda alguna.

A partir de estos pioneros en la confección de tarjetas postales ilustradas, con fotografías o dibujos, en España, fueron muchos los fotógrafos y editores que se sumaron al auge de la comercialización de postales en todas las provincias españolas. Alicante, como ciudad turística por excelencia, no se libró de ello, y son muchas las que se conocen ya a principios del Siglo XX. Son fieles testigos de la memoria histórica gráfica.

La tarjeta postal siempre estará vinculada y relacionada con la historia del correo. Muchos filatelistas son y serán coleccionistas de estas cartulinas ilustradas, y muchos de los documentos postales que encontramos en una colección de historia postal –por ejemplo-, lo son en forma de tarjeta postal. Hay que empezar a darles ese valor histórico que merecen, pero sin dejar de seguir usándolas en nuestros viajes y vacaciones, porque recibir una tarjeta postal sigue teniendo ese contenido romántico que le aporta la correspondencia epistolar.

05 agosto 2023

Apuntes Filatélicos. SABER DE DONDE SON LOS SELLOS SIN QUE APAREZCA EL PAIS EMISOR.

 

Apuntes Filatélicos

LOS PRIMEROS SELLOS SIN IDENTIFICACIÓN DEL PAÍS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Los filatelistas de toda la vida hemos crecido en el entorno filatélico aprendiendo, con simple mirarlos, a identificar la procedencia de los sellos, cuando en muchos de ellos ni tan siquiera aparecía el nombre del país emisor. Nos tocaba conocernos tanto la moneda usada, el gobernante de turno e incluso algunas palabras del idioma propio, para con ello poder intentar identificarlos.

 El primer sello del mundo, el famoso “Penny Black” inglés, nació en 1840, y siendo el único que había no tuvo necesidad de indicar su procedencia. Pero ni tan siquiera los que le precedieron de la Inglaterra victoriana lo llevaban.

En filatelia es conocido este hecho de que Inglaterra, como país inventor del sello postal como pago del franqueo previo en el correspondencia, nunca ha puesto en ellos el nombre del país, y en su lugar lo ha sustituido por el icono que representa a su soberana más ilustre filatélicamente hablando: La Reina Victoria. Bastaba con su inconfundible perfil para reconocer la procedencia de los sellos.

Pero aunque este hecho puede parecer aislado y endémico del Reino Unido en aquellos primeros sellos emitidos desde mediados del Siglo XIX, la historia nos demuestra que no es del todo cierto. Basta con echar un vistazo a cualquier catálogo de sellos mundial, e ir viendo país por país aquellos primeros sellos, y encontramos ejemplos como el sello del Cantón de Ginebra (1843) –primer sello de Suiza-, ó el conocido como “Ojo de Buey” de Brasil (1843), Estados Unidos (1847), Bélgica (1849), Luxemburgo (1852), Países Bajos (1852), y por su puesto los primeros sellos de España desde el primero de 1850. Ninguno de estos sellos y sus similares de años posteriores, llevaran el nombre del país emisor.

Hay que saber que es la Unión Postal Universal –U.P.U.-, la que obliga a que “…en los sellos que circulen internacionalmente debe aparecer el país emisor en alfabeto latino…”, aunque con la excepción de Inglaterra que hasta fecha de hoy, y por haber sido la iniciadora de la emisión de sellos postales, está exenta de poner ese detalle en sus sellos postales. La U.P.U. se creó oficialmente en 1874, y hasta entonces encontraremos países, o zonas geográficas que sí incluían el nombre del país, y otros que no.

El sello español irrumpe en la sociedad en enero de 1850, y lo hace como lo hicieron los demás de su época: sin que se indicase de donde eran. Sirvió simplemente con la imagen de la soberana española de entonces: la Reina Isabel II. La primera emisión de sellos españoles, cuenta con 3 sellos de los valores  “6 cuartos”, “5 Reales” y “6 Reales”, y ninguna referencia patriótica o del país.

Las Reales Ordenes y Circulares que se publicaron comunicando la modificación de la normativa en cuanto al franqueo de la correspondencia y la descripción de los primeros sellos en España, a partir de enero de 1850, no indican la razón por la que no aparece “ESPAÑA” en los sellos, aunque es lógico pensar que un país al tomar tal decisión de iniciar la emisión de sellos, se fijase en lo que hicieron los que le precedieron, y salvo alguna excepción como lo fue el caso de Francia que sí incluyo abreviado el término “Rep Franc”.

El Correo español tardaría unos cuantos años más en incluir el término ESPAÑA en los sellos. Entre 1850 y 1861, se pusieron en circulación un total de 56 sellos, en los que tan solo se usó como signo diferenciador o identificativo de que eran españoles, o bien la imagen de la soberana reinante, o bien el escudo de España en alguna de las series; incluso aparece en 1853, una serie de sellos destinado al franqueo de la correspondencia para el interior de Madrid, y en ellos se colocó el escudo de la ciudad, el oso y el madroño.

La primera emisión  de sellos en los que el diseño ya contempla incluir dentro de una orla decorativa “ESPAÑA”, es la correspondiente a 1862, concretamente la serie de 6 sellos que se pondría en circulación entre el 16 de julio y el 1 de agosto de ese año.

Esta serie de sellos serían los que se usarían hasta el 1 de enero de 1864, que entró en circulación una nueva serie de sellos, que nuevamente excluían la palabra ESPAÑA del diseño, volviendo a los orígenes. A partir de 1865 se retomaría la tradición de señalar de donde eran los sellos en España, salvo una nueva modificación que tiene lugar en el periodo del “Gobierno Provisional” de 1870, que incluso se cambia el término “Correos” y se pone el de “Comunicaciones”. Este nueva etapa sin el ESPAÑA en los sellos se puede observar hasta bien entrado el Siglo XIX, incluso en los sellos de las colonias españolas que por entonces todavía teníamos en territorios de ultramar.

En definitiva, este tema no es más que un asunto sin trascendencia pero que como curiosidad al filatelista le puede llevar a estudiar más a fondo esta característica de llevar o no llevar el origen del sello cuando se emitió. A veces pudo ser debido a razones históricas, tal vez políticas, o circunstancias del momento que nos hacen entender ese episodio de la historia. El sello siempre lo debemos ver como un testigo directo de un momento concreto que ha llegado a nosotros para contarnos, si nos adentramos en conocerlos, ese periodo de la historia. Al final la filatelia es eso: un pasatiempo donde la cultura prevalece sobre todo lo demás.

Actualmente Correos le ha añadido a algunos de los sellos que pone en circulación, un signo más de identificación del sello español: la “Ñ”, que no entró a formar parte del Diccionario de la Real Academia de la Lengua hasta 1803, establecida como habitual en la reforma ortográfica realizada por el Rey Alfonso X el Sabio, en el Siglo XIII, e incluida en las primeras normas ortográficas publicadas por Antonio de Nebrija el 18 de agosto de 1492.

Desde 2015 algunos sellos –no todos- llevan en una esquina, esta representativa letra que no todos los idiomas tienen y que enriquece más aún el idioma castellano.  Esta letra forma parte de la campaña “Marca España”, siendo el primer sello que lleva esta nueva identificación, la serie básica del año 2015, con la imagen del actual Rey de España, D. Felipe VI.