11 agosto 2023

Apuntes Filatélicos: EL ORIGEN DE LA FOTOGRAFÍA EN LAS TARJETAS POSTALES

 

Apuntes Filatélicos

LAS PRIMERAS TARJETAS FOTOGRÁFICAS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

La tarjeta postal suele estar siempre asociada a los veranos o genéricamente a las vacaciones. Son esos soportes gráficos que han servido para trasmitir a través del correo, rincones y espacios visitados durante un viaje, y hacer llegar esas instantáneas a familiares y amigos. ¿Quién no ha mandado alguna vez una postal desde en ese viaje que todavía hoy recordamos? Desgraciadamente la escritura epistolar en tarjetas postales cada vez va a menos, aunque la venta de tarjetas postales todavía es un hecho que verano tras verano constatamos como que está viva, y eso da esperanza de pensar que aún hay quien las utiliza para el fin que fueron creadas.

Hoy, si de paisajes nos referimos, podemos encontrar tarjetas postales de cualquier rincón del mundo. Pero no siempre fue así. Las primeras tarjetas postales nacieron sin imagen, y no se introdujeron como forma de escritura epistolar hasta que en 1869 el profesor austriaco Emmanuel Herman (1838-1902) diseñó el primer prototipo de tarjeta postal de la historia, y presentó el proyecto al por entonces Director General de Correos del Imperio Austro-Húngaro, Heinrich von Stephan (1831-1897), quien plantearía la idea en la Conferencia Postal Internacional de Karlsruhe de 1865. La tarjeta postal como tal fue adoptada para circular por el correo, y sería el correo austro-húngaro quién la pondría en circulación por primera vez, el 1 de octubre de 1869, bautizada como Correspondenz-Karte.


Con el tiempo estas postales fueron incorporando nuevas formas a sus diseños y la Unión Postal Universal –U.P.U.- de alguna forma unificó criterios en su uso para todos los correos del mundo. En 1891 estas tarjetas dieron un giro importante en su confección. Si hasta entonces las encontrábamos sin imagen y con imagen, a partir del 4 de agosto de ese año, las tarjetas empezaron a llevar en el anverso de las mismas, imágenes fotográficas: había nacido la tarjeta postal fotográfica.

Y lo haría de la mano del francés Dominique Piazza (1860-1941), comerciante e inventor francés que tuvo la necesidad de hacer llegar cierta fotografía de Marsella, su ciudad natal, a un amigo que vivía en Argentina, y que para abaratar costes en el envío, creo la tarjeta que revolucionaría la comunicación desde entonces. Fue sin duda la historia del éxito dado que desde aquel día de agosto de 1891, son millones y millones de este tipo de tarjetas postales las que se editan anualmente, de todos y cada uno de los rincones del planeta.

Dominique Piazza puso a punto una técnica con el fin de reducir el formato de las fotografías y con ellos poderlas usar como ilustraciones en las tarjetas postales. Un gesto que cambió el concepto de tarjeta postal en el mundo.

Y con el gesto que tuvo Piazza con su amigo de la infancia Antonin Billaud, quién se había exiliado a Argentina, el cual le había pedido que le enviase por correo unas cuantas fotografías de Marsella, convirtió a esta ciudad francesa en la primera en aparecer en una tarjeta postal fotográfica de la historia. Y es que la idea de, en vez de mandar fotografías dentro de un sobre que encarecía el precio del envío, hacerlos con fotografías directamente sobre la postal, tuvo tanto éxito que Piazza empezó a comercializar su invento. Las tarjetas postales ya eran asiduas en los envíos epistolares, y con la fotografía alcanzaron su máximo auge.

Es más, con este invento de la tarjeta postal fotográfica, muchos fotógrafos de la época le dieron a sus retratos y fotografías, el formato de tarjeta postal, piezas hoy muy buscadas entre coleccionistas.

En 1892, otras ciudades del sur de Francia se sumaron a la fiebre de la tarjeta postal fotográfica, y seguramente muchas otras ciudades de todo el mundo se copiaron aquella ingeniosa formula. Y con ello se convirtieron en el objeto turístico por excelencia, además de ser testigos directos de épocas pasadas. La imagen que estas postales nos muestran, son instantáneas congeladas en el tiempo, que en su caso al coleccionarlas, nos desvelan aspectos históricos que el tiempo ha ido cambiando. Son como un viaje en el tiempo, donde vamos a ver la transformación que ciertos espacios en ciudades, poblaciones y entornos naturales han podido sufrir con el paso de los años.

Si nos centramos en lo que fue la llegada de la tarjeta postal en España, encontramos una serie de normas y decretos que se fueron creando a partir de 1871 pero que no entrarían en vigor hasta años después. España nunca se tomó en serie un hecho como el uso de postales para el correo a pesar de que países de Europa no dudaron en hacerlas llegar a la sociedad. Los estudiosos de estas tarjetas primitivas españolas, las sitúan –las primeras de ellas- en diciembre de 1873, aunque anteriormente y de forma no oficial fueron varias las que de forma totalmente privada se aventuraron a realizarlas para presionar al gobierno a que les diera validez postal en cuanto al uso.

Si nos centramos en las que hoy nos ocupan, las tarjetas postales fotográficas, en España fue la imprenta Hauser & Menet  -constituida en Madrid en 1890- la primera que, a igual que harían los franceses se posicionó en la edición de tarjetas ilustradas, usando para ello muchas fotografías de su propio archivo que estamparían en formato fototipia sobre la cartulina de las tarjetas. Las primeras que se pusieron a la venta aparecieron sobre 1892 –hay discrepancia en este dato-, pero fue en 1897 cuando lanzarían su 1ª Serie General, conjunto de tarjetas postales fotográficas que son joyas hoy en manos de museos, archivos y coleccionistas.

Consistían en una serie de tarjetas que inicialmente iban de la 1 a la 690, con vistas y estampas de diversas ciudades españolas, aumentando dicha cifra hasta llegar a las 2078. La gran mayoría de estas, no soy realmente “fotográficas” porqué también se usaron dibujos para ilustrarlas, pero fueron los pioneros en este campo sin duda alguna.

A partir de estos pioneros en la confección de tarjetas postales ilustradas, con fotografías o dibujos, en España, fueron muchos los fotógrafos y editores que se sumaron al auge de la comercialización de postales en todas las provincias españolas. Alicante, como ciudad turística por excelencia, no se libró de ello, y son muchas las que se conocen ya a principios del Siglo XX. Son fieles testigos de la memoria histórica gráfica.

La tarjeta postal siempre estará vinculada y relacionada con la historia del correo. Muchos filatelistas son y serán coleccionistas de estas cartulinas ilustradas, y muchos de los documentos postales que encontramos en una colección de historia postal –por ejemplo-, lo son en forma de tarjeta postal. Hay que empezar a darles ese valor histórico que merecen, pero sin dejar de seguir usándolas en nuestros viajes y vacaciones, porque recibir una tarjeta postal sigue teniendo ese contenido romántico que le aporta la correspondencia epistolar.

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