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01 noviembre 2022

EL "6 CUARTOS" EN SUS PRIMEROS DÍAS.

 

LOS PRIMEROS DÍAS DEL PRIMER SELLO DE ESPAÑA, SEGÚN LA PRENSA DE LA ÉPOCA

Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico

 

Por todos es sabido que España tardo 10 años en adoptar el franqueo previo en la correspondencia con la introducción en el sistema postal del sello como método de pago previo. Inglaterra se nos adelantó a todos, y en 1840 creaba una revolución postal que en aquellos primeros años tuvo sus detractores y sus adeptos. En España además, la norma no se estableció como algo imperativo, sino que su uso fue voluntario para la población hasta 1856 (1). Pero a pesar de ello, el franquear la correspondencia a la hora de enviarla, fue poco a poco estableciéndose como norma (2).

Muchos autores apuntan, que el hecho de enviar una carta franqueada previamente, podía incluso por entonces considerarse una falta de cortesía, mientras que otros tenían la certeza de que con el sistema de pago por parte de quien recibiese la carta, el correo ponía más énfasis en la tarea encomendada, puesto que solo así podría cobrar el trabajo realizado, aunque como la historia nos ha demostrado, en ocasiones las cartas eran devueltas sin más. Hay que recordar que antes no se pagaba por remitir una carta, sino que pagabas por recibirla.

 

Primer sello de España, puesto en circulación oficialmente el 1 de enero de 1850

Fuese como fuese, aquellos primeros años del establecimiento en España del sello postal como pago previo en las cartas que se enviaban, dio el resultado esperado, al menos a juicio de la prensa de la época, que vio aquel cambio “radical” como algo novedoso que a pesar de estar ya establecido en otros países, creaba cierta incertidumbre entre la opinión pública.

Ojeando el periódico gaditano “El Comercio”, en su edición del 10 de enero de 1850 (Nº 2683), en su primera página de un total de 4, el mismo da como información que “…la medida adoptada respecto al franqueo de las cartas por medio de sellos ha sido muy bien recibida por el público…”, avanzando que están convencidos que el nuevo sistema irá “…aclimatándose…” a medida que se conozcan las ventajas que tenía este nuevo sistema de franqueo, ventajas que pasaba por ser más económico enviar una carta ya franqueada, que encaminarla por el correo con el anterior sistema donde pagaba quién la recibiese (3).

 

Recorte de prensa alusivo a la puesta a la venta de los primeros sellos de España. El Genio de la Libertad. Palma de Mallorca 29.12.1849

Este rotativo gaditano apuntas cifras interesantes de la cantidad de cartas que se franquearon en los primeros días de enero de 1850, primeros días de uso “voluntario” del sello postal en España, tomando como referencia los datos que se ofrecían desde Madrid. Así tenemos que el primer día, 1 de enero, fueron 377 cartas las que se franquearon, 714 al día siguiente, 902 cartas con sellos el tercer día, y el cuarto un total de 935, y así progresivamente, cifras que al parecer superaban con creces a la correspondencia que días antes del establecimiento de sello como medio de franqueo, se tuvieron en la ciudad de Madrid.

Este mismo periódico, El Comercio, pero de fecha 14 de enero de 1850, apunta en un breve publicado en su interior (4) que en la ciudad de Barcelona, en los primeros 5 días del mes de enero de 1850 se vendieron 42.000 sellos para el franqueo, despachados en los estancos de la ciudad condal. Incluso “El Balear” en su número del 3 de marzo de 1850 (5), da detalles de cómo fue la venta de aquellos primeros sellos en España, diciendo que “…ha escedido (sic), en mucho a los cálculos que se habían formado…”, es decir que las previsiones que desde el gobierno se tenían, no era que la aceptación del sello como forma de franqueo en su primer año, fuese tan notoria como fue. El rotativo da cifras (que desconocemos si son exactas ó no) de que en ese periodo de tiempo entre el 1 de enero y el 26 de febrero, se habían utilizado en España 14.000 pliegos de 255 sellos cada pliego, habiéndose previsto que serían unos 60.000 pliegos de sellos de 6 cuartos, los que se iban a utilizar a lo largo de todo 1850.

 

Carta circulada con el 6 cuartos de España

En la misma línea, publica el diario balear “Diario Constitucional” en fecha del 16 de enero de 1850, haciendo mención a otro periódico de la época editado en Madrid, la buena acogida que tuvo la venta de los primeros sellos españoles, hasta el punto de que mucha correspondencia ya se depositó franqueada en los buzones, incluso los días 30 y 31 de diciembre de 1849, a lo que el Administrador Jefe de Palma de Mallorca, “…mandó que se remitieran a sus destinos, a pesar de lo dispuesto, por no causar perjuicio a los interesados…” (6). La prensa balear de la época, varios rotativos de las islas, anunciaba como fecha de venta de aquellos primeros sellos de 6 cuartos, el 30 de diciembre de 1840 (7).

Y debió ser así. Aquellos primeros sellos en España, estuvieron a disposición de la población con suficiente antelación como para que algunos, prematuros en esto de las novedades, ya tuviesen cartas franqueadas con antelación a la fecha prevista. El diario “El Balear” de fecha 19 de diciembre de 1849, afirma haber leído en El Heraldo, en referencia al 6 cuartos, que “…se están tirando a toda prisa, y ya hemos tenido el gusto de ver algunos pliegos…”. El Boletín Oficial de la Provincia de Orense de fecha 25 de diciembre de 1849, arranca diciendo que en esa fecha ya habían llegado a la provincia gallega los sellos para el franqueo de la correspondencia, estando a la venta a la población a partir del 1 de Enero. ¡Quién sabe si con tanta premura, los gallegos empezaron a venderlos con días de antelación y como se haría en Palma de Mallorca, estamparlos en la correspondencia incluso antes de la fecha indicada. El historiador postal y gran divulgador filatélico D. José Mª Sempere, siempre mantuvo que había que distinguir en aquellos sellos clásicos españoles, entre la fecha del primer día de emisión y la primera fecha de uso, fechas que en ocasiones no coincidían.

 

Detalle publicado en El Genio de la Libertad (Palma de Mallorca 26.07.1850) indicando las cifras de ventas de sellos en los primeros 5 meses desde la puesta en circulación del 1er sello de España

El diario de Cádiz mencionado, hace mención (edición de 10 de enero de 1850) a una publicación del “Heraldo” (8) en la que se describen las ventajas que tiene para la población el uso en la correspondencia de los sellos para franquearla. Así leemos que se dice que “…los sellos abaratan la correspondencia, y esto ya es un aliciente para escribir más...”. Esta matización nos hace pensar que el hecho de que con anterioridad a 1850, el ser el correo algo no al alcance de todo el mundo, haría que la población no escribiese tanto, a familiares, amigos, etc.  Si antes mencionábamos que por aquel entonces existía la creencia o el tópico de que enviar una carta franqueada podría considerarse como algo de mal gusto, el Heraldo cita como ventaja que “…en adelante será poco menos que una falta de buena crianza el escribir a nadie una carta que no lleve el sello del franqueo…”. Y con este sistema que poco a poco se va a ir estableciendo en numerosos países, se evita la picaresca existente hasta entonces, para ahorrarse unos y otros, ricos y menos ricos, el pago de este servicio postal, que a la larga repercutía en las arcas de cada país.

No deja de ser sorprendente poder leer estas crónicas de mediados del Siglo XIX y todo lo relacionado con la introducción de aquel primer sello español, y comprobar lo novedoso que debió ser para aquella gente que hasta el periódico se aventura a dar consejos a los usuarios del correo para popularizar más aún que se usen sellos a la hora de enviar las cartas, y lo hace diciendo que “…debemos advertir al público y desearíamos que en esto nos acompañaran todos nuestros colegas, que para que el sello agarre mejor al sobre de la carta, debe humedecerse no el sello sino el sobre, por la sencilla razón de que el sello pierde al  humedecerse parte de la goma…”. Algo parecido expresa El Balear de fecha 19.12.1849 que explica a sus lectores que los pliegos de los primeros sellos, tienen por detrás una composición que sirve para pegar el sello a la carta que no se puede arrancar después que se ha secado (sic).

 

Boletín Oficial de la Provincia de Orense de fecha 25.12.1849

El sello postal, desde su nacimiento fue un invento que vino para revolucionar el sistema postal de la época, para llegar hasta nosotros. Gracias a la prensa española del momento, hoy podemos conocer detalles que merecen un estudio más pormenorizado de cómo fueron aquellos primeros días de su uso por la ciudadanía, y como cambiaría para siempre el concepto de la correspondencia epistolar. La Historia Postal seguirá siendo pues una ciencia auxiliar de la historia.


Notas:

1.  http://ifacfilatelico.blogspot.com/2018/04/el-uso-voluntario-en-el-primer-sello-de.html. Blog Ifac Filatélico. Publicación de fecha 16.04.2018.

2.     La decisión de establecer la obligatoriedad del uso de los sellos en el Correo español, fue debida al informe presentado ante la Reina Isabel II, por parte del Ministro D. Patricio de la Escosura (Oviedo 1807-Madrid 1878).

3.       Real Decreto de 12.08.1843.

4.       El Comercio. Pág. 3. 14.01.1850.

5.   El Balear de fecha 03.03.1850, haciendo referencia a una publicación aparecida en otro periódico del momento, La Época del 26 de febrero de ese mismo año.

6.       Diario Constitucional de Palma de Mallorca. 16.01.1850.

7.       El genio de la Libertad. 29.12.1849.

8.       Periódico editado en Madrid entre 1844 y 1854, dirigido por D. Luis José Sartorius.

27 marzo 2021

CON LO BUENAS PERSONAS QUE SOMOS....ASÍ SE NOS VEÍA A LOS FILATELISTAS

 

ASÍ NOS VEÍAN…


Por José Ivars Ivars / Divulgador e Investigador Filatélico

 

Hace unos años el escritor y columnista valenciano Juan José Millás, en uno de sus muchos artículos (que alguien podrá decir que son excelentes, fruto de su magnífico buen hacer literario), al hablar de “Filatelia”, cabe que por desconocimiento por su parte de esta gran universal afición, ciencia o simplemente coleccionismo, o cabe que en forma irónica, dejó entrever que lo de la filatelia podría ser una “…enfermedad venérea…”. ¡Lo de que los filatelistas estamos enfermos es algo que todavía se nos lo recuerda a menudo! Será por aquello de la obsesión por hacer grande lo pequeño y jugar con que la perfección es el único camino.

Lo de Juanjo Millás fue en el año 2004 (El País, 08 de abril) si mal no recuerdo, y años después, concretamente en el año 2017, un buen día despertamos con la noticia de que la todopoderosa empresa automovilística alemana, BMW, en una cuña publicitaria que seguramente les debió costar una millonada, nos llamaba a los filatelistas “Gente Aburrida”. A esa ofensiva publicidad respondió la toda poderosa FESOFI, que junto a numerosas entidades filatélicas y filatelistas en nombre propio, remitieron un escrito en el que le hacían ver a los germanos, que podemos ser de todo menos aburridos. El resultado fue la disculpa por parte de la marca de coches alemana. ¡Las aguas se calmaron y el rio volvió a su curso!

Detalle de artículo de J. J. Millás con la filatelia como "enfermedad". El País 28.04.2004


Han pasado más de 150 años desde que la filatelia irrumpiera en la sociedad como aquel nuevo y desconocido coleccionismo, pasatiempo que han cultivado tanto reyes como gente de bien, y que con el tiempo se ha consolidado como uno de los coleccionismos que más adeptos reúne en todo el mundo. Y ya veis que hay quién todavía no se ha enterado que la filatelia es una ciencia.

Pero esta visión que de nosotros tienen, no es algo de ahora. Desde los comienzos hubo quién no vio con buenos ojos el que gente hecha y derecha, dedicase su tiempo a guardar sellos que en su mayoría ya habían sido utilizados para el fin por el que fueron creados. Históricamente tenemos al Dr. Thebussem (D. Mariano Pardo de Figueroa) que durante años hizo publicó sus quejas por el trato que esta nueva afición por los sellos postales recibía por parte de los organismos oficiales. Así señala que un Decreto de 16 de marzo de 1854 firmado por el Ministro de la Gobernación D. Luis J. Sartorius, avisa que “…quien se ocupase de limpiar….sellos de franqueo ya servidos, será entregado a los Tribunales…”. Tal vez por aquellos años esa tarea de limpiar sellos ya usados más bien fuese con otros fines.

La Filatelia como "manía" ó "chifladura" en un artículo de 
Madrid Cómico

Tiempo después el propio Dr. Thebussem, se vale recordar a las autoridades en un artículo publicado en 1862, que el coleccionismo de sellos existe en importantes ciudades europeas, y que tal vez en España las haya también. Estas palabras las hizo en contestación de una Circular que firma el por entonces Director General de Correos, D. Mauricio López Roberts dirigida a los Administradores Principales de Correos, en la que como menos tacha de “delincuentes” a los que “…se dedican al cándido y sencillo entretenimientos de limpiar sellos y revenderlos…”.

Hablar mal de la filatelia, en este caso de quienes la practicaban, están llenos los periódicos y diarios de la segunda mitad del Siglo XIX y principios del XX. De ello nos lo recordó el filatelista D. José Mª Sempere en su artículo titulado “La Filatelia de hace un siglo en la prensa de la época (II)” (Revista de Filatelia diciembre 2010), dando cuenta de alguna curiosas publicaciones aparecidas en los rotativos españoles en los que, por ejemplo, en La Vanguardia de fecha 22 de diciembre de 1895 un artículo viene a decir que la filatelia es una de esas aficiones absorbentes con “…ribetes de manía…”.

Artículo publicado en "La Libertad" con la Filatelia como "Octavo Pecado"


Con el nuevo siglo XX la cosa no cambia mucho. A pesar de que en España las pioneras sociedades filatélicas empiezan ya su andadura años antes, y con ello a darle a la filatelia cierta normalidad, la prensa, cierta prensa, sigue tratando a la filatelia como cosa “de locos”. El periódico satírico Madrid Cómico de 11 de agosto de 1900, lleva en su interior un artículo en el que quién lo suscribe nos sigue tratando de “chiflados” llenos de manías. ¡Qué poco se nos entiende!

Bien entrados en el Siglo XX, en 1926, cierto individuo se atrevió incluso a incluir a la Filatelia dentro de las modernidades que podrían constituir sin lugar a duda lo que el firmante llama “octavo pecado capital” (La Libertad 24.02.1926). ¡Vaya que hemos pecado siendo filatelistas!

A pesar de estas pequeñas curiosidades en torno a nuestro coleccionismo, la filatelia ha sabido abrirse paso y posicionarse frente a otros coleccionismos. No debieron ser solamente malas críticas y burlas las que la prensa les brindaron a los filatelistas de aquella época. Seguro hubo elogios y no pocos, pero eso será objeto de otro artículo.

28 junio 2020

HISTORIA DEL CORREO EN LA MARINA ALTA A FINALES DEL SIGLO XIX


Apuntes Filatélicos

LA CONDUCCIÓN DEL CORREO ENTRE ALICANTE Y DÉNIA EN 1899, 
SEGÚN LA PRENSA DE LA ÉPOCA

Por José Ivars Ivars / Divulgador e Investigador Filatélico


Cuando nos aventuramos a hablar de una época de la que no tenemos vivencias en primera persona, y es tan remota que nuestra memoria no alcanza, nos tenemos que centrar en conocer ese momento histórico a través de historiadores, manuales, literatura especializada, y/o “Anales” en este caso de Correos, y con ello conoceremos con mayor profundidad aquello que nos interesa conocer.
 
Recorte de prensa. La Correspondencia de Alicante. 09.09.1899


Pero hay un canal que nos aporta una visión algo más directa de una situación, la que sea, y son las hemerotecas donde la prensa de la época refleja, en nuestro caso como era el Correo en la Marina Alta a finales del Siglo XIX. Hablar del correo y sus singularidades, en el entorno de nuestra comarca, a finales del XIX o principios del XX, es hablar de una comarca que en parte sufrió las pésimas vías de comunicación que entre la capital de la provincia, Alicante, y Denia, hubo durante demasiado tiempo. De hecho, y como ya veremos en otra ocasión, la correspondencia entre Denia y Madrid, se sirvió durante décadas (Siglos XVIII y XIX) de la ruta Madrid – Valencia, y la propia línea postal entre ambas capitales, Alicante y Valencia, se servía por lo habitual cruzando las comarcas del interior de la provincia, con mejores comunicaciones, vías, caminos, etc., que las que nuestra comarca ofrecen al llegar desde Alicante al “Collado” de Calp.

La edición vespertina de “La Correspondencia Alicantina” de fecha 9 de septiembre de 1899, lleva publicado una artículo titulado “Reformas del Servicio de Correos en la Marina”, el cual no lleva firma de autor pero debió ser alguien muy bien conocedor de la situación del correo en nuestra comarca y de los cambios que se avecinaban, no sin aportar una crítica justa a la situación que según el autor “…a nada ni a nadie favorece en lo más mínimo…”. Y para quienes entendemos que el Correo ha de formar parte de cualquier estudio histórico de una zona, comarca o enclave geográfico, los datos que nos aporta nos desvelan mucho de cómo fue y cómo funcionaba este servicio postal tan importante en una época.
 
Gaceta de Madrid. 22.02.1853. Detalle del recorrido del correo entre Alicante y Dénia.
Duración y paradas
Los datos que nos aporta, nos dice que el trayecto entre Alicante y Denia, de unos 99 km., se realiza por una conducción de la correspondencia con una duración de 14 horas, y que la misma se llevaba a cabo “a lomos” como se conocía este tipo de conducción en la que no había carruajes sino únicamente carteros o conductores de la correspondencia a caballo. La misma salía de Alicante a las 14 horas, con la llegada desde Madrid, y tras un viaje que duraba toda la tarde y noche, con lo peligroso que debió ser aquella travesía, llegaba a Denia a las 6 de la mañana del día siguiente.

Diligencia de la época. Forma de transporte
 habitual del Correo 
a finales del Siglo XIX. 
Foto sin determinar el autor
Desde Denia, y dado que tuvo igualmente conexión con Valencia, salía la expedición postal a las 21 horas, tras recibir la correspondencia procedente de Valencia, y llegaba a Alicante al día siguiente a las 11 horas. En esta conducción postal en la que Denia tuvo su papel importante como Administración de Correos, todas las poblaciones a su paso, dispusieron de un servicio de correos que según el autor del artículo “…cambaban la correspondencia en menos de 14 horas (sic). No cabe mejor servicio que el que hoy disfrutan…”.

Las poblaciones de nuestra comarca que en 1899, según la crónica, se servían de esta conducción postal eran: Calpe, Benisa, Teulada, Gata, Pedreguer, Ondara, Denia y Vergel, costando al Estado la cifra de 6.399 Ptas. Además existían una serie de “hijuelas” que las servían los carteros peatones, donde recogiendo la correspondencia a su paso, las encaminaban hacia donde tuvieran su cometido. La crónica cita algunos de estos peatones carteros, no todos, y así tenemos el Gata a Jávea, y el cartero de Teulada que debía recoger la correspondencia a su paso por la población, pero a las afueras.

Con el cambio que se avecinaba por entonces al modernizar o mejorar este servicio por parte del Estado, en la Comarca se establecieron algunos cambios que consistieron en:

  • A su llegada del correo en carruaje a Altea, un “peatón” la conduce a pie (o a lomos) la llevaría hasta Calpe,
  • Se establecía un servicio de “peatón postal” para unir las poblaciones de Gata, Benitachell, Teulada y Benisa.
  • Creación de la conducción, en carruaje entre Vergel y Jávea, sirviendo Gata, Pedreguer y Ondara.
 
Información que aparece en el interior del libro “Diccionario Postal de la Provincia de Alicante” 
sobre el recorrido de la correspondencia y los horarios de llegada y salida. Año 1879
Y estas nuevas conducciones, carteros peatones, etc., son en definitiva las que, a juicio del autor, van a mermar la calidad y rapidez que hasta la fecha la marina alta contaba para con su correspondencia. De esto la valoración que hace, nos deja claro que cualquier carta con salida desde cualquier población de la comarca, dirigida hacía Alicante (ó Valencia en su caso, iba a tardar mucho más de las 14 horas que hasta entonces venía tardando en el recorrido y que por aquel entonces se consideraba como una rapidez postal a tener en cuenta por las circunstancias que nuestras antiguas vías de comunicación.

En definitiva, la idea del ente postal y por consiguiente del Estado, era el ahorro económico de este servicio, para lo cual divide el tramo que antes se hacía “del tirón”, evitando para ello cruzar el “Collado”· de Calp. Por un lado la correspondencia de Calp será llevada hasta Altea y desde ahí en carruaje hasta Alicante, enlazando desde la capital de la provincia con todo el mundo, y la creada entre Benissa y Denia (y poblaciones a su paso), se encaminarían hacía Valencia en el ferrocarril Denia – Gandía – Carcagente, que ya enlazaba con Valencia.

Una propuesta que parece no gustó mucho a nuestros convecinos de finales del Siglo XIX, y que nos describe como era aquel correo de antaño, y la importancia que este tuvo tanto para la gente como para la economía de esta comarca que ha tenido que adaptarse a las circunstancias.