UN
31 DE DICIEMBRE QUE CAMBIARÍA LA HISTORIA FILATÉLICA DE ESPAÑA
Por José Ivars
Ivars
Divulgador e
Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
Muchas
veces, lo que pasa hoy es consecuencia de lo que sucedió antes. Todos conocemos
que el sello en España se instaura siendo Reina Isabel II, y que ella era fruto
del matrimonio del Rey Fernando VII con su cuarta esposa, Dña. María Cristina
de Borbón-Dos Sicilias, y que de no haber sido por un cambio que tuvo lugar en
la fecha del 31 de diciembre de 1832, tal vez la imagen de esta regente
española, nunca hubiera aparecido en el primero de nuestros sellos.
La
historia nos ha contado que el Rey Fernando VII, no tuvo descendencia con sus
anteriores 3 esposas que le pudiera suceder en el trono al fallecimiento de
este. Para la monarquía y los monárquicos, la sucesión fue siempre un tema
relevante, un tema de estado, y casi todo vale para conseguir un sucesor al
trono. Para asegurar en todo momento una sucesión digna al trono de cualquier
reino, a lo largo de la historia se han dictado diferentes “normas” o leyes que
aseguraban en la medida que fuese posible un sucesor al trono.
En España, y en el caso que nos ocupa, encontramos que cuando Fernando VII con sus 3 anteriores esposas, no consiguió tener descendencia, buscó matrimonio en una de las más firmes candidatas a darle ese heredero que necesitaba, contrayendo matrimonio con Dña. María Cristina de Borbón, de la que se decía proceder de una familia de "...mujeres fértiles...".
Fruto
de esta unión nacería en 1830, Isabel, una niña que hizo a su padre tomar una
decisión drástica que cambió el curso de la historia, y de la filatelia, y eso
que por entonces no se tenía ni idea del cambio que el sistema postal daría con
el paso de los años. Un 31 de diciembre
de 1832, el Rey Fernando VII de Borbón, derogaba el Decreto que él mismo
había firmado en septiembre de ese mismo año, por el cual restauraba la Ley
Sálica, y con ello permitiría a su hija de 2 años de edad, poder reinar España,
siempre y cuando antes de fallecer el monarca no dejase descendiente varón.
Cabe destacar que los contrarios a esta situación, los defensores de que, ante la falta de hijo varón para suceder al rey en su reinado, fuese el hermano de Fernando VII, Carlos María de Isidro, quién le sucediera a su muerte, hicieron lo imposible por hacer cambiar de opinión al monarca, y aprovecharon un enfermedad del monarca acaecida en el verano de 1832, animando a la reina para convencer al rey de reinstaurar la Ley Sálica, establecida en España desde tiempos de Felipe V (1713). Accedieron ambos, y durante unos meses, el heredero al trono iba a ser su hermano Carlos.
La
mejoría en la salud del rey cambió el transcurso de la historia, y el último
día del año de 1832, mejorado ya de sus dolencias, volvió a derogar esa ley que
impediría a su hija Isabel reinar en España, y con ello ser la reina que daría
a nuestro país el uso del sello en 1850. Un conjunto de circunstancias que, con toda seguridad, cambió incluso la historia de la filatelia
española.
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