10 septiembre 2023

Apuntes Filatélicos: SELLOS CORTADOS EN 2 MITADES: "BISECADOS"

 

Apuntes Filatélicos

SELLOS CORTADOS POR LA MITAD

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

En cualquier manual de filatelia, el principiante que dé el paso de adentrarse en el mundo del sello y su coleccionismo, leerá siempre que cualquier sello que entre a formar parte de una colección, álbum o clasificador, ha de estar siempre en perfecto estado, y eso significa que ha de tener todos sus lados intactos, y en caso de ser de los dentados, estos han de estar todos y en perfectas condiciones.

Pero todo en la vida tiene excepciones, y en filatelia hay una excepción a esta regla de la perfección para los sellos. Son los llamados “Bisectados”; sellos que como vamos a explicar se usaron en la correspondencia, pero previamente se cortaron para cubrir la tarifa necesaria en cada momento.

La mayoría de los manuales de filatelia los definen como “…sellos partidos por la mitad, en diagonal, vertical u horizontal, y utilizados en la correspondencia por la mitad del valor facial del sello…”, pero hubo uno de los grandes filatelistas españoles, D. Javier Padín, quién en su “Diccionario d de Filatelia”, apuntaba que la denominación correcta para estos sellos era el de “Bisecados” – que según la R.A.E., significa estar dividido en 2 partes iguales -, siendo el primer nombre, un anglicismo total. Por lo tanto, y como pienso como el Sr. Padín, desde ahora hablaremos de “Sellos Bisecados” frente a los “Bisectados”.

Históricamente, se dice que la primera administración postal en permitir el uso de esos sellos fraccionados para la correspondencia, fue el cantón suizo de Ginebra, el cual en octubre de 1843, puso en circulación un sello que usándose entero servía para la correspondencia dentro del cantón, y si se cortaba por la mitad, se podía usar para la correspondencia dentro de la ciudad de Ginebra. Y en definitiva esta es la idea principal del uso de los sellos bisecados: poder cumplir con la tarifa estipulada sin tener que perder la mitad del valor facial del sello.

Carta de San Fernando (Cádiz) a München (Alemania) circulada con 2 sellos bisecados. 
(Ex-colección de Eduardo Consejo)

En lo que respecta a España, su primitivo uso no está del todo claro cuando empezó a usarse, ni tan siquiera los grandes expertos en la materia se ponen de acuerdo, en cuando se empezó a regular el uso de los sellos bisecados, ó si hubo reglamentación real al respecto de ellos en la correspondencia.

En España, siempre hemos sido muy peculiares en esto de las normativas postales. No servía de nada que en otros países se estuviese regulando sobre sellos partidos por la mitad, puesto que una vez los sellos puesto en circulación a partir de 1850, se prohibió que se diera validez postal a cualquier sello roto o deteriorado en la correspondencia, aunque la costumbre popular de la gente, fue en ocasiones, usar sellos de mayor valor facial y partirlos para obtener sellos de menor cuantía ante la carencia de estos últimos en estancos y puntos de venta de sellos.

El Real Decreto de 16 de marzo de 1854, menciona a los sellos “servidos”, con cuantiosas multas para quién utilizase un sello ya usado o matasellado, por lo que es entendible que fraccionar un sello y cortarlo por la parte que estuviera el matasellos y así usarlo como nuevo pero bisecado, era algo bastante arriesgado en aquella España de entonces.

Existió una emisión muy peculiar en España que se puso en circulación en 1872 y 1873, que eran en realidad 4 sellos de un valor de ¼ cada uno de ellos y que, según los investigadores, ya fueron creados ex profeso para ser cortados y poder usarlos fracción a fracción.  La más antigua carta conocida, circulada en España con un sello bisecado en diagonal, se usó en carta circulada dentro de Madrid y fechada el 11 de abril de 1856.

El uso de este tipo de sellos “pasados por la tijera”, fue una constante tanto en el siglo XIX como en la primera mitad del XX, especialmente en aquellas épocas en las que las emisiones de sellos con valores de todo tipo no fue algo que hubiera en demasía, y todo ese compendio de correo con estos sellos, ha dado lugar a un coleccionismo muy especializado y técnico. Pero como todo en botica, las falsificaciones están también a la orden del día. Más que falsificaciones, es el montaje fraudulento de sellos bisecados en cartas ya circuladas, que no tienen sentido alguno y que tratan de confundir al coleccionista.

Tarjeta postal patriótica circulada a Sevilla con 2 sellos bisecados para completar la tarifa

Los vamos a encontrar en casi todos los países del mundo y en muy diversas épocas, lo que les confieren un campo de estudio sin precedentes en la filatelia y mucho más en la historia postal, aunque son muy pocos los filatelistas que se han especializado en ello, cabe que por el hecho de que sean escasas las piezas que se encuentran en el mercado. Hay que recordar que estos sellos, filatélicamente solo tienen valor si están sobre la carta o tarjeta para la que se utilizaron, dado que de ser sellos sueltos, lavados y metidos en un simple clasificador, nada justificaría que el sello estuviera roto o partido en 2 mitades. Hace falta una justificación tarifaría que explique el porqué se hizo así.

 Dentro de la historia postal española, existe un periodo de tiempo que comprende los años en que se vivió la Guerra Civil (1936-1939), en la que el uso de sellos bisecados en la correspondencia fue algo generalizado, sobre todo al estar autorizado su uso. Hay que pensar que en esa época de carencias de todo tipo para la población, el usar un sello de 0,30 ptas., por la mitad, daba lugar a tener la posibilidad de usar la otra mitad para otra carta, que tan bien hacía a la gente recibirla con noticias frescas.

Así que, a partir de ahora, cuando veamos un sello partido en 2 mitades sobre una carta, aunque los manuales nos indiquen que el sello ha de estar en perfectas condiciones, pensemos que tenemos frente a nosotros un gran tesoro de la filatelia y de la historia, porque ese sello, esa carta, seguramente encerrará mucha historia que contarnos.

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