LA POSTA: EL BLABLACAR DE LA ÉPOCA
Por José Ivars
Ivars /Divulgador e Investigador Filatélico
¿Quién no ha oído hablar hoy en día de la red social
“BlaBlaCar”, que une a conductores y pasajeros en una especie de colaboración
para compartir vehículo en un desplazamiento o viaje? Algo que ha cambiado la
forma de desplazarnos sin duda alguna, y en la que la forma de contactar entre
ambas partes, suelen ser las redes sociales. Pero esto que en pleno Siglo XXI
es algo habitual y establecido, no es para novedoso. Ya en el Siglo XIX existía
un tipo de “BlaBlaCar”, pero muy diferente: La Posta.
Diligencia para la correspondencia a mediados del Siglo XIX: Un “BlaBlaCar” de época
Viajar en la Posta durante el Siglo XIX, fue una de las
más cómodas y rápidas formas de transporte con que contaron los ciudadanos
españoles de aquella época, en la que pasajeros y cartas compartían trayecto
por aquellos polvorientos caminos que componían los Itinerarios de Postas.
Era habitual que el mismo carruaje que transportaría la
correspondencia, llevase a su vez pasajeros de una ciudad a otra, y la prensa
de la época nos describe un caso de ese “BlaBlaCar” de principios del Siglo
XIX. Concretamente el Diario Mercantil de
Cádiz de fecha 22 de abril de 1819 lleva inserto un breve anuncio en la que
se puede leer “…Un sugeto que necesita pasar a Madrid en silla de posta desea
encontrar un compañero a partir gastos…”. Si los usuarios actuales de
este sistema de movilidad, se comunican a través de grupos de redes sociales,
en la época se sirvieron de la prensa para dar a conocer sus intenciones de
“compartir” viaje, y evidentemente gastos para hacer más económico un trayecto
entre Cádiz y Madrid, como es el caso, que no debió resultar nada económico. Las
posibles personas interesadas, debían dar respuesta directamente en la vivienda
del anunciante que en este caso era la de la Calle del Ángel Nº 194, primer
piso.
Anuncio publicado en el periódico Diario Mercantil de Cádiz de fecha 22 de abril de 1819 donde se ofrece compartir “Viaje en La Posta”, entre Cádiz y Madrid
Y no se trata de un anuncio puntual puesto que
cotejando este mismo periódico gaditano, encontramos numerosos de estos
anuncios, redactados casi todos de una misma forma, breve y concisa, donde en
todos se busca ese compañero de viaje que hiciese el trayecto más ameno y
llevadero.
Hoy quién opta por viajar en “BlaBlaCar”, casi busca
vehículo para hacerlo de inmediato. A principios del Siglo XIX, aquellos
anunciantes programaban sus viajes con mucha antelación, tanta que incluso el
anuncio no llevaba fecha de partida, sino que seguramente lo haría al encontrar
acompañante. Otros casos sí que le ponen fecha al desplazamiento, e incluso con
un margen de varios días para así poder facilitar que haya más gente interesada
en la propuesta.
Relación de la distancia
existente a finales del Siglo XVIII y principios del XIX entre Madrid y Cádiz. (Fuente:
Carmen Rodríguez González. “Los Viajes a la Ligera”)
A principios del Siglo XIX, viajar no debió ser algo
habitual, y mucho menos entre Cádiz y Madrid. La mayoría serían desplazamientos
cortos que hacían a pie. Quién tenía posibles usaría el caballo, y para grandes
trayectos se recurría a los carruajes, siendo el “calesín” el modelo más habitual para desplazamientos más bien cortos,
aunque con toda seguridad la Diligencia, por su mayor capacidad de usuarios,
sería el coche elegido en el trayecto Cádiz-Madrid. Y por norma establecida, estos vehículos de tracción
animal que servían para el transporte de la correspondencia, y a su vez de
pasajeros, realizaban el trayecto a la razón de “30 leguas diarias” (unos 170 km.). En 1803 entre Cádiz y Madrid
había alrededor de 111 leguas, con 43 paradas de posta, recorrido que de cumplirse
lo establecido se realizaba en 3 días y medio aproximadamente.
El uso de este tipo de transporte postal, estaba sujeto
por parte de los usuarios a una serie de requisitos legales y formalidades que
no hacía nada fácil el “Viajar en la Posta”. El viajero debía obtener
previamente el correspondiente permiso o pasaporte en el que constasen detalles
del mismo como nombre y domicilio, y lo mismo en caso de que algún criado
viajase con ellos. Una vez aportada dicha información, se les entregaba a los viajeros
su correspondiente “guía” ó “parte”.
Detalle del anuncio publicado en el Diario Mercantil de Cádiz
(03.01.1818) para un viaje en “Silla de Posta”, detallando los días en los que
sería posible viajar
Viajar siempre ha sido una necesidad del ser humano, en
la época que fuese. Y el abaratar los costes de esta necesidad humana es algo
que como vemos no solo se lleva a cabo actualmente. También con La Posta se compartía
el vehículo.
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