LA
CARTA DEL PEOR VIAJE DEL MUNDO
Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
Es domingo, y mientras espero que me sirvan el primer
café del día ojeo un periódico atrasado. Entre sus páginas un artículo llama mi
atención. Es curioso porque a veces, como instintivamente, nuestra capacidad de
observación se detiene frente a una noticia o publicación, que resulta ser más
interesante de lo que el titular a priori nos indica. Y este ha sido el caso.
Llega el café y mientras su aroma humeante me va
despertando, me pongo a leer ese artículo que firma la profesora de la
Universidad de Alicante, Mar Galindo, en la que con muy buena traza usa el
símil del viaje que el inglés Scott realizó en 1912 al Polo Sur, para describir
la situación que está viviendo actualmente el equipo de baloncesto HLA
Alicante. Pero no es el deporte de la canasta el que nos despierta más aún que
el propio café. Es el relato de la existencia una carta de aquella expedición la que nos vuelve
curiosos.
Emisión de los Territorios Británicos de la Antártida dedicada a la Expedición de R. Scott
Galindo, y así lo constata la historia, describe aquel
viaje que el británico Robert Scott realizó a las gélidas y desconocidas
tierras australes, viaje que se plasmaría en un libro editado en 1922 titulado “El peor viaje del mundo”, de A.
Cherry-Garand. En su descripción y tras no conseguir Scott ser el primero en
llegar al Polo Sur dado que la misma intención llevaba el noruego R. Amundsen,
quién en la misma fecha pero con un itinerario diferente, se propuso ser el
primero hombre en pisar esas tierras todavía desconocidas por el ser humano a
inicios del Siglo XX, Galindo menciona la existencia de una carta que el
noruego dejó en uno de los puntos base en el Polo Sur, para que, sabedor que
Scott llegaría en cualquier momento, este la hiciera llegar a su destino.
No deja de ser sorprendente la historia, que nos vuelve
a demostrar una vez más, que la correspondencia epistolar, en una época en la
que no había otros medios de comunicación, siempre ha estado en primera línea
de los acontecimientos. Pero esta carta tiene además unos componentes que la
hace especial. El 16 de enero de 1912, el Capitán Robert Scott, ese mismo al
que cantaría Mecano en una de sus celebres canciones, escribiría en su diario: “…lo peor ha sucedido. Una simple mirada nos
revela todo. Los noruegos se nos han adelantado…”. La referencia que hizo
era clara. A su llegada encontraron una tienda de campaña junto a la cual y
sujeta a un patín había atada una bandera noruega, una clara evidencia de que
al mismo Polo Sur había conseguido llegada antes Amundsen.
Algunos de los sellos que Noruega a dedicado a su monarca, Haakon VII
En el interior de la tienda Scott encuentra 2 cartas,
cuyo contenido de una de ellas se desvela en el libro citado. Scott puede leer
el mensaje que Amundsen le dejó, sabedor esto de que el siguiente en llegar a
ese punto del hemisferio sur seria el británico. La carta le indicaba lo
siguiente: “…Querido comandante Scott.
Como usted será el probablemente el primero en llegar aquí después de nosotros,
¿puedo pedirle que envíe la carta adjunta al Rey Haakon VII?...”. La carta
prosigue con otros detalles, pero nos deja una situación que hace más grande
aun la historia del correo, de las comunicaciones escritas, y cuantas
vertientes de la historia postal podamos imaginar. Seguramente aquella carta al
rey de los noruegos, sería la única vía de comunicación que encontró Amundsen
para informar a su rey y a su gente de la hazaña que acaban de conseguir, y
solo pudo haber una razón por la cual dejase en manos de su contrincante el
hecho de informar de la gesta acaecida: que Amundsen no tuviese claro que
pudiera conseguir regresar de la expedición con vida y ser él mismo quién lo
narrase.
Scott, como buen caballero inglés que era, se tomó como un deber personal y profesional hacer llegar aquella misiva a su destino, a pesar de haber perdido durante la expedición a varios de sus hombres, y haber quedado relegado para la historia al segundo ser humano en pisar aquel infierno helado.
Pero Scott no pudo cumplir con la misión de hacer
llegar aquella carta que dejó escrita Amundsen para el Rey Haakon VII. Scott y
el resto de su equipo fallecería en su viaje de regreso, y conocedor de su
situación dejó varias misivas escritas, cartas dirigidas a familiares y
personalidades, a las que les relataba la situación que habían sufrido y vivido
por aquellas tierras.
El tiempo del café ya casi termina, al tiempo que la
lectura del artículo llega a su fin. Pero me entra la duda de no poder saber
que fue de aquella carta que Scott debía haber hecho llegar. Nada he podido
encontrar al respecto en mi tal vez torpe búsqueda. Aquella misiva tan
importante y trascendental para la historia de las aventuras que el ser humano
llevo a cabo entre finales del Siglo XIX y principios del XX, debió de
encontrarse cuando hallaron los cuerpos sin vida tanto del Robert Scott como de
sus acompañantes, expedicionarios que no pudieron salir de aquel frio infierno
con vida.
Amundsen el 7 de marzo de 1912, envió un telegrama al
Rey Haakon en el que le informaba del éxito de la expedición. Finalmente él si
lo logró y pudo contarle al mundo la hazaña. De la carta nada se sabe, aunque
espero que tal documento gráfico esté a buen recaudo para la posteridad.
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