Apuntes
Filatélicos
SELLO
COMO PROPAGANDA DE GUERRA
Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
En
pleno siglo XXI nos ha tocado volver a vivir otro conflicto bélico. Siendo
realistas, parece que las guerras nunca terminan. De una pasamos a otra. Será
naturaleza humana. Ya lo decía Miguel Hernández: Tristes guerras…si no es amor la empresa…tristes, tristes. Pero
esta guerra entre Rusia y Ucrania, nos ha dejado un componente filatélico que
se ha vuelto viral con los días. En la guerra parece que todo vale para
amedrentar al enemigo. Y ese parece que ha sido el objetivo de uno de los
últimos sellos que el correo ucraniano (ukrphosta) ha puesto en circulación.
El
sello en cuestión ya se conoce como “el
sello de la peineta”, y se trata de una emisión postal en la que se ha
usado una imagen, icónica ya, de la resistencia que el ejército de Ucrania está
ofreciendo a la invasión de su país por parte de su vecina Rusia. Una imagen en
la que se ve a un soldado ucraniano haciendo el gesto internacional de la
“peineta” a un buque ruso, el Moskva, fondeado frente a él. Se trata de una
escena que tuvo lugar frente a las costas de la Isla de las Serpientes en el
Mar Negro, isla defendida del invasor por parte de 13 soldados ucranianos, uno
de los cuales tuvo la reacción de realizar este gesto que fue captado por las
cámaras y reproducido ahora en un sello postal.
Dígase
de paso que el gesto de hacer una peineta, es un gesto obsceno que viene de muy
antiguo, ya en la Roma de Calígula se empleaba, el cual lo usaba frecuentemente
cuando tenía que ofrecer la mano a alguien a quién él consideraba afeminado.
Otros atribuyen su inicio en la Grecia Clásica cuando Aristófanes lo incluyó en
una obra de teatro, como forma de protesta frente a los filósofos de la época. Un
gesto que se usa además en todo el mundo y que no será necesario reproducir
literalmente su significado.
Sea
cual sea su origen y significado, la verdad es que este nuevo “sello de
guerra”, que nace como “Propaganda frente al invasor”, no sabemos si dio el
resultado esperado, pero en el mundo filatélico está creando un auténtico
furor. Demasiado diría yo. El sello a los pocos días de ponerse en circulación,
ya estaba siendo el sello más buscado actualmente, alcanzando cifras en la
reventa y subastas que parecen surrealistas, no porque los sellos no se puedan
revalorizar, sino porque a veces estas técnicas de venta nos hacen pensar que
las cosas se hacen para la especulación y sacarle rédito a algo tan grave como
vivir una guerra.
Y
este fervor por un sello ha llegado a que coleccionistas llegasen a pagar cerca
de 1000 $ por un ejemplar en su correspondiente sobre conmemorativo y firmado
por el propio soldado que realizó el gesto de la famosa peineta, Roman Hyrbow
de apenas 31 de edad, que además mientras levantaba el dedo frente al buque
ruso, deslizó por su boca una frase que también se reproduce en el sello (o en
el sobre), diciendo “Buque de Guerra
ruso…vete a la mierda”. Del sello se han vendido ya más de 1 millón de
ejemplares, y esto tiene pinta de no terminar, puesto que el correo de Ucrania
se está planteando ya ampliar la tirada, o hacer otros tipos de elementos
postales con esta icónica imagen.
Pero
no solo han sido los filatelistas los que han puesto el ojo en el sello de
amarras. Nunca antes la prensa escrita y no escrita, había hablado tanto de un
sello postal como lo ha está haciendo ahora. Ni con las grandes rarezas de la
filatelia mundial cuando salen a subasta por esas cifras tan estratosféricas,
se han publicado tantos y tantos titulares. Y eso que esto de usar el sello
como propaganda de guerra no es de ahora. Los hubo en guerras anteriores.
Los
historiadores postales, suelen afirmar que el origen del uso de sellos como
atractivo propagandístico, de espionaje o sabotaje, se remonta a la guerra
franco-prusiana de 1870, fue en la II Guerra Mundial donde este tipo de emisiones postales, más proliferaron.
Hitler con Francia ya tomada y sus tropas desfilando por París, preparó la
invasión de Inglaterra, y para motivar mucho más a sus soldados, llegó a
preparar sellos con el mismo formato y color que los que usaba el correo inglés
de la época, sustituyendo la imagen del soberano de Gran Bretaña, por su propia
imagen. Los sellos que estaban preparados para iniciar su circulación cuando
Inglaterra hubiera caído, evidentemente no llegaron a circular pero si con el
tiempo los filatelistas han podido recuperarlos. Muchos de estos sellos, tan
semejantes a los “válidos”, si fueron introducidos clandestinamente en
Inglaterra, y dada su similitud, el objetivo también fue el de que se usaran
para el envío de la correspondencia y con ello mermar los ingresos del gobierno
británico.
Y
como en la guerra dicen que todo vale, ingleses y americanos se pusieron manos
a la obra para darle al enemigo con sus mismas argucias. Estos se centraron en
ridiculizar a Hitler, y pusieron en marcha un complejo sistema postal
consistente en hacer llegar a la población alemana, cartas debidamente
circuladas con sellos que le daban a Hitler un carácter ridículo (rostro
cadavérico y texto “futsches reich”), usando además matasellos y marcas de
censura iguales a los que el correo alemán estampaba en la correspondencia,
para con ello conseguir que las cartas circulasen sin levantar la más mínima
sospecha de que procedían de las filas enemigas. Y aquella trama que se bautizó
con el nombre de “Operation Cornflakes”, se llevaba a cabo bombardeando trenes
postales para que con la explosión quedase esparramada por los alrededores toda
la correspondencia, y era entonces cuando se aprovechaba para, entre todo aquel
caos postal, colocar las miles de cartas fraudulentas que iban a dar un toque
propagandístico a la misión.
Otro
de los casos que encontramos en este tipo de “sello de guerra” (argot
filatélico), es el caso de unos sellos de Marruecos que los ingleses
sobrecargaron con la impresión Deutsche
Reichspost in Marokko”, con el que los británicos quisieron sembrar las
dudas sobre la capacidad del régimen de Pétain, para mantener la soberanía
francesas en los territorios coloniales.
Más
directos fueron los británicos con el sello “francés” de 1942, en el que
fraudulentamente usaron la imagen del General Pétain, y de fondo se ve la
silueta de Pierre Laval, Primer Ministro francés con una clara y demostraba
ideología pro-nazi, mensaje que venía a decirle a los franceses que Hitler
tenía claro quién sería en un futuro su Primer Ministro en la Francia ocupada.
Son
muchos los ejemplos que podemos encontrar de este tipo de sellos usados en
plena II Guerra Mundial, que no teniendo un fin postal, si pretendía servir
como punto psicológico frente al enemigo. Se emplearon muchos esfuerzos en
conseguir que los sellos fuesen idénticos a los originales, esfuerzos que
vienen a corroborar la importancia que el correo tenía en una época en la que
no había los medios de hoy para comunicarse con nuestros familiares o amigos.
La
imagen es una “arma” poderosa, y quién controla la imagen, controla el mensaje.
Y no solo en tiempo de guerra. En el año 1944 cuando se crea en España la
Oficina Filatélica del Estado por la Orden Ministerial de 9 de julio, el primer
artículo de esta O. Ministerial refleja claramente el objetivo de los motivos
de los sellos: “…seleccionar aquellas imágenes que encarnen valores positivos y
permanentes de la realidad y de la historia patria…”.
Los
de Ucrania no han inventado, como vemos, esto de los sellos como propaganda de
guerra, pero sin duda han encontrado una arma más para combatir la injusticia
que el conflicto está teniendo con la población. Nuevamente vemos que el sello,
es mucho más que ese trocito de papel por el que los filatelistas sentimos
pasión. El sello, fue, es y será siempre un testigo mudo de la historia, y
debería ser una auténtica arma pero a favor de la cultura.
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