Apuntes Filatélicos
YO
NO SOY FILATÉLICO
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
En esta vida, nos cuesta igual hablar correctamente que hacerlo mal.
En ocasiones se utilizan algunos términos que no son correctos o creemos que no
lo son, aunque el vocabulario de la calle nos indique lo contrario. Y puede que
no sean correctos, no porque lo diga uno mismo, sino porque existen ciertas
normas lingüísticas que así lo determinan. Y para ello nada mejor que echar un
vistazo al Diccionario de la Lengua Española. Ante la duda, la RAE siempre nos
aportará la versión correcta.
En el coleccionismo de sellos, ese pasatiempos que va mucho más allá
de la simple recolección de sellos, para convertirse en una ciencia, ciencia a
la que llamamos Filatelia, el uso de
determinados términos siempre han causado controversia. Hubo un tiempo, allá
por los años 60 y 70 del pasado siglo, donde se creó cierto debate entre
coleccionistas de sellos, donde los unos defendían que al que colecciona sellos
de correos se le debe llamar “Filatélico”, y otros quienes consideraban que esa
denominación era errónea, y el término correcto era “Filatelista”.
Pintura titulada "El Filatelista", obra de François Barraud (1929)
Pero no fue un debate de cafetería o de esos que se llevaban a cabo
en torno a una caja de sellos o durante una tertulia de las habituales en las
sociedades filatélicas. Nada de eso. Debate que trascendió todos los campos
posibles, y que acabo plasmándose en la prensa de la época, tanto en la
especializada en filatelia como en la convencional. A decir verdad, desde
siempre, el qué términos usar para definir este coleccionismo y quienes lo
practican, ha sido motivo de debate encarnecido.
Si la filatelia nació a los pocos años de inventarse el sello postal
como forma de pago previo en la correspondencia en 1840, no fue hasta el 15 de
noviembre de 1864 y en Francia cuando a alguien se le ocurrió que la mejor
forma de definir este coleccionismo era nombrándolo como Philatelie. Este nuevo
vocablo desconocido hasta la fecha, apareció en la revista filatélica francesa “Le collectionneur de timbres-postes”, y
revolucionaría todo lo conocido hasta la fecha. Hasta entonces la forma de
denominar al coleccionismo de sellos era muy variada y pintoresca.
Por lo general cuando se quería referir a este novedoso
coleccionismo en la 2ª mitad del siglo XIX, y en especial en España, es fácil
encontrar expresiones como “Timbrología”,
“Sellomanía”, “Timbrofilia”, e incluso “Filotelia”.
Y nada de esto estuvo reconocido como válido por la Real Academia de la Lengua
Española. Tuvieron que pasar muchos años, concretamente hasta el año 1922,
cuando a instancia del mallorquín D. Antonio Maura y Montaner, Presidente del
Consejo de Ministros durante varios años, la RAE optó por aceptar como válida
la palabra Filatelia, apareciendo por primera vez publicada en la 15ª
edición del Diccionario de la RAE.
Pero no solo la RAE aceptó como válida esta palabra que define casi
a la perfección el coleccionismo de sellos – podrían esmerarse un poco más con
el concepto filatelia -, sino que también se incluían las derivadas de ella.
¿Cómo es que todavía hay quién al coleccionista de sellos le llama filatélico?
Veamos que nos dice ese diccionario: filatelia
“coleccionismo y estudio de los sellos por afición”; filatélico “perteneciente o relativo a la filatelia, o a los sellos de
correos, persona que se dedica a la
filatelia”; filatelista “sinónimo de
filatélico”. Ahí tenemos pues la respuesta: filatélico y filatelista son
sinónimos.
A pesar de ello, ya vemos que esto creó controversia porque un
sector de los filatelistas no aceptaba que filatélico se pudiera decir también.
Lo filatélico lo consideraban como adjetivo que definía únicamente a lo
relativo al coleccionismo de sellos como puede ser un álbum filatélico, una
sociedad filatélica, un fija-sellos filatélico, un ambiente filatélico, y así
un largo etc.
En las últimas décadas del siglo XIX, hubo un personaje al que la
filatelia española le debe mucho por considerarlo como el primero que se
preocupó por poner los puntos sobre las íes en lo que respecta a correos y la
filatelia, conocido en los ambientes filatélicos como Dr. Thebussem, y de
nombre D. Mariano Pardo de Figueroa, quién ya en sus muchos escritos sobre sellos
y coleccionismo, se aventuró a usar el término “Philatelia”, una especie de
guiño a la palabra recientemente inventada por sus coetáneos, pero adaptada al
castellano. Incluso el Dr. Thebussem, cuando la RAE ni soñaba que debía poner
fin a la controvertida forma de denominar a un coleccionismo que iba en aumento
en España, él ya en el año 1871 y publicado en la revista del momento “El Averiguador” (Nº 6 de 15 de marzo de
1871), da una respuesta a una consulta que se le hace al respecto de cómo
definir el coleccionismo de sellos, y tiene el gesto de avanzar algunas
definiciones que propone para incluir en el diccionario:
· Filatelia. f.
Conocimiento, estudio o afición a los sellos de correos que dan franquicia a la
correspondencia.
· Filatélicamente.
adv. m. Con filatelia.
· Filatélico, ca.
adj. Lo que toca a la filatelia.
· Filatelista. m.
El que estudia profesa o sabe de filatelia.
Copia del Acta de la RAE de fecha 23.02.1922, dando entrada al vocablo "Filatelia"
Cabe matizar que a diferencia de la RAE, el Dr. Thebussem no
considera filatélico y filatelista como sinónimos. Y es muy interesante la
definición añadida que hace al término filatelia al decir “…o sabe de filatelia…”, en clara alusión a su persona, dado que él
nunca se considero coleccionista pero si filatelista porque de ello sabía
mucho. Esa apreciación, la RAE no la contempla, y tal vez debería en una futura
revisión del diccionario, incluirla.
En definitiva, hablar bien nos cuesta poco o mucho según se mire.
Pero no hay que poner el grito en el cielo cuando oigamos que los
coleccionistas de sellos son filatélicos ya que así lo contempla nuestro
diccionario. Pero he de deciros que yo prefiero llamarme filatelista. Lo
filatélico se lo dejo a todo lo demás… ese álbum, esas pinzas, esa lupa, ese
periódico o revista, y todo un mundo filatélico que tenemos a nuestro alrededor
cuando practicamos filatelia.
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