10 febrero 2025

Lo que la prensa nos contó... (65). DECÁLOGO DEL BUEN CANGISTA

 

Lo que la prensa nos contó… (65)

CANJES DE SELLOS…

¡AQUELLA FILATELIA DE IR POR CASA!

Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico

 

Detalle de la noticia
Periódico La Marina 03.09.1925

¿Has canjeado alguna vez sellos por correo con otros filatelistas? Seguramente esta pregunta, si eres filatelista de los de toda la vida, es decir ya con cierta edad y mucho corrido en materia de coleccionismo de sellos, la respuesta será afirmativa. Aunque también es posible que, esta práctica habitual en otros tiempos, no fuese de tu confianza, y declinases ese placer de escribir por correo a alguien que en otra ciudad de cualquier parte del mundo, tiene la misma pasión por este coleccionismo universal. Fuese una u otra opción, el canje de sellos por correo, es cosa de otra época, de una época en la que la filatelia tenía otro sentido, muy distinto al de hoy en día. Todo es filatelia indudablemente, pero aquello era filatelia de las de calle, de las que generaban una interrelación social maravillosa. Se solía decir que los amigos generados en estos canjes, creaban un vínculo muy especial, aunque nunca llegases a conocerlos personalmente.

Pero a veces todo no era tan bonito. También hubo chascos, decepciones, y gente con muy malas intenciones, en las que aquello de mandar tu primero el sobre con una cierta cantidad de sellos para intercambiarlos por otros, podía acarrear que ni volvieras a saber del destinatario, ni volvieras a ver los sellos que iban en el envío. Mucho menos claro está, los que esperabas a cambio. ¡Y poco se podía hacer frente una situación como esa!

Te aventurabas a dar ese paso, sin referencias algunas de quién era la persona en cuestión, por el mero hecho de haber visto un anuncio en alguna revista filatélica – la mayoría de las veces -. Pensemos que estamos hablando de un tiempo en el que toda comunicación de esta índole, se daba por correo; no existían ni el internet ni las redes sociales que hoy tenemos. Incluso, existieron algunas sociedades que se llamaban “filatélicas”, en las que se favorecía este tipo de intercambios o canjes de sellos entre coleccionistas, con base o bien al típico canje “sello x sello”, o el canje o intercambio en base a la valoración de un catálogo y con una lista de faltas – o mancolistas -, de por medio.

Lo curioso del tema lo encontramos en una periódico, de los muchos que en las primeras décadas del Siglo XX, tuvieron incluso su propia sección filatélica – hoy es impensable encontrar un periódico que pierda tiempo, tinta y papel, en estos menesteres. Qué lástima -, y en cuya sección, y para bien de los posibles lectores que fuesen filatelistas y además practicasen este tipo de canjes por correo, publica una especie de “decálogo” de consejos que hay que seguir para ser un correcto “cangista” – así los llama este periódico -.

Se trata del periódico “Diario de La Marina” – periódico oficial del apostadero de La Habana -, el cual en la edición del 3 de septiembre de 1925, y en la mencionada sección filatélica, enumera una serie de consejos, muy interesantes y prácticos, como el No colocar sellos en páginas opuestas – aquí se refiere a la libretas de cambios que también se solían usar para estos intercambios filatélicos -, el darse cuenta que los sellos defectuosos no tienen el valor que se espera del sello, etc., consejos todos ellos muy prácticos como podemos ver en la publicación.

Carta entre los Sres. Rubio (Alicante) y Cabrera (Benissa), procedente de esos canjes por correo que se hacían entre filatelistas. 21.12.1973

Estos decálogos filatélicos pueden ser habituales en revistas especializadas, o también en las normas de esas asociaciones que promovían los intercambios filatélicos, pero sorprende gratamente que la prensa de la época se ocupara de ello, y eso nos hace valorar aún más si cabe la noticia.

Y no vayamos a pensar que eso de contactar con filatelistas de otras latitudes para intercambiar sellos repetidos, se esfumó con el paso del tiempo. Nada más incierto si cabe. Actualmente todavía hay coleccionistas que llevan a la práctica este método de aumentar sus colecciones e incorporar esas “faltas” o sellos pendientes de incorporar a la colección. Cada vez son menos, pero todavía los hay, y pueden resultar nostálgicos de aquella filatelia de antaño, y puede que sean unos viejos gruñones filatelistas, cargados de añoranza por una filatelia, la de ir por casa, la de limpiar los sellos y secarlos, clasificarlos para posteriormente intercambiarlos, y siempre por medio de la correspondencia epistolar. Por todos esos nostálgicos filatelistas, van estas líneas.

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