14 noviembre 2025

Lo que la prensa nos contó...(80): PARA EL CORREO NO HAY DISTANCIAS NI FRONTERAS.

 

 

Lo que la prensa nos contó… (80)

EL CORREO HACIENDO KILÓMETROS SIN PARAR

Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico

 

Hoy me ha costado pensar como titular estas líneas, que al igual que las muchas que llevamos publicadas en esta sección, no dejan de ser curiosas al menos, e interesantes según para quién. Hoy nos rodeamos de 2 periódicos, con 2 temas que de entrada parecen diferentes, pero que en el conjunto son muy parecidos y nos van a dar una visión de lo que supone el correo para la población. En definitiva, para el correo no hay distancias, siempre y cuando sea para dar un servicio y acometer un objetivo: entregar la correspondencia.

Para empezar el periódico alicantino La Correspondencia Alicantina, en su edición del jueves 29 de julio de 1897, el periodista o quién redacta las líneas publicadas se sorprende un tanto de “…lo que anda un cartero…”, hasta el punto de darle ese título a la noticia, que en realidad viene dada por un asunto de estadisticas y no por lo propiamente relacionado con el servicio postal.

El articulista menciona una localidad a la que denomina erróneamente “Leucroitre” en la que hay un cartero-peatón, cuando en realidad seguramente se está refiriendo a la localidad francesa de Leucate (ya que no he podido posicionar la mencionada localidad), situada al sur de Francia. Dicho peatón, de nombre Autier, que cuenta a finales de 1897 con la edad de 78 años, llevaba trabajando en su oficio de cartero-peatón, la friolera 36 años, trabajo que compagino tanto como cartero rural, como cartero en la capital (sin mencional a que ciudad se refiere, auque bien podría ser por ascenso la ciudad de París). Y sin comerlo ni beberlo alguien, tal vez el propio Autier, arroja la cifra de 368.880 km., recorridos a lo largo de toda su vida laborar; o como también apunta la noticia “…9 veces la circunsferencia terrestre…”, que se sabe tiene unos 40.000 km. ¡Ahí es nada el ordago que se han marcado tanto el periodista como el propio cartero! Salvo que nuestro protagonista de hoy, llevase diariamente un cuaderno con anotaciones de los kilómetros recorridos diariamente durante esos 36 años de servicio postal, o queda dificil poder dar una cifra y tan concreta. Pero si fue así, ¡¡¡olé por este cartero!!! 368.880 km., recorridos con los escasos medios que se tenían a finales del Siglo XIX, unas veces a pie, o en bicicleta ó tal vez a lomos de alguna caballería.

Para el correo no hay distancia si se trata de entregar el correo. Pero tampoco la hay según vemos en la siguiente noticia. Nuevamente un periódico de corte alicantino, Las Circunstancias, en su edición del viernes 30 de septiembre de 1881 (página 2), nos habla de una curiosa iniciativa que llega desde Suiza.

Un club, no sabemos si de cartofílicos o de filatelistas, situado en la ciudad suiza de Chaux de Fonds (Cantón de Neuchátel), ha tenido la brillantez de coger una tarjeta postal (muy de moda en la época su uso), y enviarla por correo para que diera la vuelta al mundo. La noticia detalle el recorrido que se plantearon los “mentes pensantes” del citado club suizo, dirigiada a una persona de la propia localidad, pero con indicaciones de que fuese de país en país, o de ciudad en ciudad, hasta su regreso. Así lo hiceron constar en inglés con el texto: “…se ruega a los señores Administradores de Correos, que hagan seguir esta tarjeta…”.

Y al parecer la indicación tuvo su recompensa. La tarjeta salió de Suiza en el mes de abril de 1881, y regreso a origen en el mes de agosto, con la estampación de las marcas postales de las ciudades por las que pasaba. Pero se debieron topar con los yanquis, ya que en Nueva York les añadieron un tirón de orejas, diciendoles que “…la expedición de dichas tarjetas es contraria a las reglas de la Unión Postal…”. Y no andaban faltos de razón. Con 20 céntimos (de franco suizo) que le pusieron a la tarjeta, pretendieron (y consiguieron) que esta diera la vuelta al mundo.

Ya vemos que para el correo no existen ni las fronteras, ni las distancias.

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