SOLITARIO
Y ESCABROSO CAMINO PARA LA CONDUCCIÓN DE LA CORRESPONDENCIA
Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
Conocer la historia del correo es y debería ser una
prioridad para quienes nos vanagloriamos de apasionarnos la filatelia, pero a
veces las fuentes que nos hablen de ello, no son tan accesibles o abundantes, y
menos cuando el tema se focaliza hacía una pequeña zona geográfica como sería
el caso del Correo en la Comarca de la Marina Alta. Cuando estas fuentes
aparecen, y lo hacen a través de la prensa de la época, por lo general
encontraremos noticias de carácter “oficial” que nos dan información puntual
del funcionamiento del correo. Pero no siempre es así.
En ocasiones, el periodista, redactor o simplemente un
colaborador de un periódico cualquiera, es capaz de narrarnos una situación
vivida en primera persona, que por la descripción nos dará mucha más
información de la que podríamos imaginar. Tan solo tenemos que abrir la mente,
viajar en el tiempo y tratar de ponernos en la situación que nos describe. En
esta ocasión se tratará del periódico “El Graduador” de Alicante, que hace
referencia a un artículo, que publica íntegramente, publicado por El Fomento de la Marina (1), y que se titula “El
Servicio de Correos entre Alicante y Dénia”, y nos situamos en
noviembre de 1886. Y la descripción no tiene desperdicio alguno.
De entrada, el redactor (de El Fomento de la Marina) ya
hace hincapié en que en reiteradas ocasiones, han hablado de la situación que
se vivía con el transporte de la correspondencia entre Alicante y Dénia y
viceversa, y que por lo leído no debió ser del todo buena. Habla de “…mala
combinación…” y “…quejas…”. Y es que nuestra comarca cuando ha tenido
que enlazar con Alicante para el transporte de la correspondencia, no lo ha
tenido nada fácil, al menos hasta que la ingeniería salvó el paso del Mascarat
de Calp.
El redactor, prosigue su camino describiendo como era
aquel transporte de la correspondencia,
y nos dice que “…Largo tiempo hemos visto llevarse la correspondencia de esta
Administración, sobre los hombros de un mulo que a través de un solitario y
escabroso camino montañoso recibía y entregaba a debida hora la correspondencia
a las carterías de su tránsito…”. Las carterías citadas son las de
Jávea, Benitachell, Teulada, Benisa y Calpe, camino hacía Altea, y no hay que
hacer mucho esfuerzo imaginativo para entender la dureza de quienes se
dedicaron a tal menester, en una época en la que ni los caminos eran los de hoy,
ni el trasiego de personas y animales ó carruajes abundante, por lo que en
ocasiones la soledad sería el único acompañante que estos “conductores de la
correspondencia” llevaban, con el peligro que eso conllevaba.
Detalle de una Diligencia para la conducción de la correspondencia
y viaje de pasajeros
La citada publicación añade que todo este tortuoso
trasiego de correo por esas agrestes tierras entre Calp y Dénia (ciertas zonas
conocidas), con la apertura de “…la carretera que cruza el Collado de
Calpe…” se iba a establecer un nuevo sistema de transporte del correo (2). En esta ocasión el mismo que ya se
llevaba a cabo entre Altea y Alicante, que era transportado en diligencia o
carruaje (3), y que a pesar de que
la soledad y el silencio seguirían acompañando al conductor de la
correspondencia, al menos el trayecto se haría mucho más cómodo. Esta nueva
conducción se puso a subasta resultando agraciada para ello, la empresa Coches
de Diligencias de Alicante a Dénia.
Sendas imágenes del Collado de Calp y la antigua carretera que
cruzaba el Mascarat, paso obligado de la correspondencia entre
Alicante y Dénia
Pero esta nueva conducción conllevaría una reforma en
el funcionamiento de las carterías por las que pasaba con anterioridad y que
seguirían pasando para recoger y entregar las cartas y misivas que llevase. El Fomento de la Marina lo narra
diciendo que “…se removieron todas las carterías y cada una ha tenido que aumentar
un peatón para que salgan a entregar y recibir…”.
Pudiera parecer que con este cambio, el correo fuese a
funcionar bien, pero al parecer nada más lejos de la realidad. Pero no por el
propio sistema, sino por la inoperancia de los “peatones” que debían hacerse
cargo de la correspondencia al paso de la diligencia y hacer entrega de aquella
que el propio vehículo tuviera que llevarse. Y para ser más explícitos, el
cronista autor del artículo cita un claro ejemplo. Cita que el correo sale de
Altea dirección Dénia en su horario establecido, pasando por las carterías de
Benisa, Gata y Ondara, donde toma y deja la correspondencia. Quién lo cuenta
viaja a bordo de esa Diligencia que hacía a su vez de transporte del correo
conjuntamente con los pasajeros. Y narra como el intercambio de esas cartas que
dejan en cada cartería, resulta ser un caos, donde el peatón equivoca que
cartas ha de coger, cogiendo la de otras carterías lo que conlleva un retraso
sustancial tanto en el reparto como en
el tiempo del trayecto. Pero lo que más sorprende a este viajero cronista es el
trato que observa se le da a la “balija” (4),
diciendo observa como “…se tira al suelo como si fuera cualquier
cosa…”.
Lo más destacado de este proceder llega cuando la
Diligencia tras descargar en la Administración de Correos de Ondara y proseguir
su camino, al poco se detiene en una pequeña taberna. El conductor de la
correspondencia llamó al dueño de la misma, y mientras este aparecía, dejó caer
la saca en el suelo. Sin más contemplaciones. Hecho esto, prosiguió su camino.
La valija cayó “…allí mismo, en tierra, entre pellejos de vino…”. Y la cosa no
era que, este tabernero iba a hacer la función de cartero, sino que su misión
iba a ser otra. Al rato, enganchó una vieja tartana (sic) cargó la “balija” y
el resto de sacos que el conductor de la correspondencia había tirado a tierra,
y “…mandó
a Dénia su tartana, al cuidado de su hijo de corta edad…”. Algo de
irónico tuvo que ser este viajante cuando afirma que “…no es estraño (sic) que a este
paso si la caballería se enseña el camino sola, la mandaran sola para ahorrarse
también el gasto del muchacho conductor…”. Y no se trata de que las
condiciones por las que se arrendó este servicio entre Alicante y Dénia (y
viceversa) (5), contemplasen incluir
al tabernero y a su hijo, sino que visto lo redactado, esto debió de ser un
convenio fuera de contrato, donde mientras el conductor de la correspondencia
hacía la ruta entre Ondara y Vergel, el crio se encargaba de llegar a Dénia.
Notas:
1.
El Fomento de la Marina fue
una Revista Comercial que se empezó a editar y publicar en Dénia en 1885.
2. La primera subasta de la
correspondencia entre Alicante y Dénia que se tiene constancia se publica en la
prensa en mayo 1873, y por el servicio se pagaba la cantidad anual de 2.850
Ptas. (El Constitucional. 10.05.1873).
3.
Esta conducción entre Alicante
y Dénia, se establece por Real Decreto del 15 de enero de 1886.
4. El periódico lo escribe con
“b” aunque en realidad es con “v”, y se trata de la saca de cuero,
generalmente, que se usa para el transporte de la correspondencia. Las ha
habido de otros materiales a lo largo de la historia del correo.
5. Esta conducción entre Alicante
y Dénia, se subastó según una Circular del Gobierno Civil de Alicante, el día 3
de marzo de 1886 a las 13 horas, en la sede del Gobierno Civil y con la
presencia del Alcalde de Dénia, siendo una conducción “diaria” en carruaje
entre ambas ciudades (El Liberal. 09.02.1886). Cabe que la subasta resultase
desierta dado que en fecha del 22 de abril de 1866, El liberal anuncia que de
nuevo se saca a pública subasta esta conducción.
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