Una carta…un comentario.
LA CARTA TASADA Y LA SIMPATIA DEL SR. CARTERO.
AGRUPACIÓN FILATÉLICA DE CALP
Por
la naturaleza de nuestra afición, la relación con los carteros y carteras de
todo el mundo, ha sido, es y será siempre muy cordial rozando la admiración en
mayúsculas por su trabajo, que cuando está bien hecho, aporta al coleccionismo
de sellos, un material singular, digno de estudio y admiración.
Lo
cordial del trabajo de los Carteros, especialmente antaño cuando siendo otros
tiempos las cartas circuladas tenían otro carisma, nos lleva a comentar hoy,
esta pieza, en esta sección de nuestro Blog “una carta…un comentario”.
La carta en sí ofrece la singularidad de haber circulado sin sello y ello nos
lo refleja tanto el matasellos fechador circular de salida y la marca TASA que
vemos en el frontal de la misma. La normativa era clara al decir que “….las
cartas sin sellos se entregarán al destinatario, tasándolas según corresponda,
y siendo el mismo quién abonará la cantidad adeudada…”. Y no hay síntoma alguno
de que hubiera sello y se desprendiera antes de ser entregada.
La
carta es remitida desde Zaragoza a Benissa (Alicante), y lleva un fechador
circular de salida que indica 1.oct.1962. La carencia de sello dio lugar a que
sea incluyera la marca “TASA” en color azul y la indicación manuscrita de “2
Ptas.”, que es el doble del valor de franqueo para esa carta, según la tarifa
fijada por Decreto de Presidencia del Gobierno de 24.04.1959 (BOE del 29), y
que estuvo en vigor hasta 1963, con una tarifa de 1 Ptas., para envíos de hasta
100 gramos para dentro de España.
Como
hemos dicho, las cartas tasadas con dirección de envío eran entregadas al
destinatario, siendo este quién efectuase el pago de la Tasa que se le
aplicará, pero en el caso de esta carta que hoy presentamos, la curiosidad
reside en la anotación manuscrita que el Sr. Cartero hizo en el momento de la
entrega, entendemos que porque el destinatario no estaría en su casa y no pudo
decírselo de voz, y que dice así: “…Ruégole pase por correos para pagar
dos pesetas…”- No hemos encontrado normativa al respecto de cómo se le
debía de comunicar al destinatario que debía de hacer frente a la tasa
aplicada, pero si hemos podido comprobar en algunos foros de carteros, que
estos si el destinatario se encontraba en casa, se lo cobraban directamente y
al llegar a la oficina compraban el correspondiente sello que colocaban en el
impreso correspondiente, ó bien el destinatario pasaba por la oficina de
correos y hacia el pago en metálico ó en cheque, ó si se disponía de máquina de
franquear (Franquígrafo), se colocaba un franqueo mecánico sobre la carta, con
el valor de lo tasado. Fuera como fuese, en esta ocasión, el cartero fue amable
y tuvo a bien y se permitió el lujo de escribir sobre la carta, con amables palabras,
para que el destinatario supiera que hacer.
Sobre
el porque de la falta de sello en la carta y de que esta circulase sin sello
hasta destino, podríamos hacer muchas conjeturas, desde el olvido casual de
incluir un sello en la correspondencia por no tenerlo a mano, hasta la
intencionalidad de que la carta circulará sin sello, a riesgo de que esta no
fuera entregada, aunque por la cantidad de cartas “Tasadas” consultadas
creemos, no era tan extraño que bien por falta de sello ó bien por insuficiencia
en el franqueo, estas con el buen hacer de los Sres. Carteros, llegaran a su
destino. Pero observando bien la carta y viendo el remite, podemos deducir sin
temor a equivocarnos, que la carta circuló sin sello por aquel “bulo” que
circulaba, en especial con los que tiempos atrás hicimos la mili, de que
estando sirviendo a la patria, las cartas las pagaba el estado, pero nada más
cierto que eso; un bulo irreal que se uso y no poco. Y decimos esto porque el
remite nos dice que, la carta la envía A. Ibáñez, que al parecer estaba
destinado en el Regimiento Pontoneros (1) de Zaragoza, como Policía
Militar. Vease pues las iniciales abreviadas que encontramos en el remite,
tales como Rt (Regimiento) y PM (Policía Militar). Si fue así, podemos entender
el porque de la falta de sello, que de todos formas, tuvo que pagar el familiar
que la recibió, y con ello se evaporaba el bulo de “paga el estado”.
La
carta, si nos ponemos a estudiarla más, posiblemente nos daría mucha más
información. Ese es el atractivo de la filatélia que unido al gran trabajo que
hacen los carteros, nos deparan de vez en cuando piezas como esta. Lástima que
hoy ya, con los nuevos avances en el sistema de franqueo, son cada vez menos
las oportunidades de encontrar este tipo de misivas.
¡Una
carta es aquello que nos trasmite y nos quiere trasmitir! Solo hay que ver el
mensaje.
(1) Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº
12, actualmente en Monzalbarba (Zaragoza).
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