18 mayo 2024

Apuntes Filatélicos: HISTORIAS, SUCESOS Y CURIOSIDADES EN TORNO AL CORREO

Apuntes Filatélicos

SUCESOS EN TORNO AL CORREO EN LA COMARCA

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Cuadro "Accidente de la diligencia
por desprendimiento en un precipicio"
Le Baron Charles Davillier
París 1874. 

Ponerse en la piel de aquellos carteros que en tiempos pasados recorrían a pie nuestra comarca, o en el mejor de los casos lo hacían a caballo o en carruaje, es algo complicado. Las comodidades que se tienen hoy en día, en cualquier orden de la vida, son incomparables con aquellos “traginers”, “troters de bustia”, peatones, o carteros rurales que ejercían el buen oficio de llevar la correspondencia de un punto a otro.

Cabe decir que a pesar de las muchas dificultades que se pudieran llegar a encontrar en su quehacer diario, también gozaban de ciertos privilegios. Entre los muchos de que disfrutaban, estaba la de estar exentos “de quintas y levas del Ejército” (Ordenanza General de Correos, Postas y Caminos, de 08.06.1794), o el hecho de que una vez hubiera salido cualquier correo hacía su destino, “…no puede pararse en ninguna parte hasta llegar a su destino, ninguna Autoridad ni particular pueden detenerlo en ningún caso…” (Ordenanza para la Conservación de las Carreteras. 14.09.1812).

Si nos centramos en conocer detalles de cuantos sucesos en torno al correo en la comarca de la Marina Alta, se han dado lugar, las hemerotecas están llenas de estos hechos. Seguramente no todos los acaecidos a los largos de siglos de servicio postal, pero si una gran mayoría de ellos.

Cualquier estudio o manual que abramos, sobre la vida y correrías de aquellos “roders” ó bandoleros de los Siglos XVIII y XIX, nos hablará de que sus mejores trofeos siempre fueron la diligencias o los correos, donde entre la correspondencia podría haber algo que tuviera cierto valor.


Los vuelcos y accidentes eran muy habituales hasta el punto de que la Ordenanza de Correos de fecha 14.09.1842 recuerda a los Alcaldes que  “…cuando en cualquier paraje de camino las recuas y carruajes se encontrasen con los Conductores de la correspondencia pública, deberán dejar a estos el paso expedito; las contravenciones voluntarias de la presente disposición se castigarán con una multa de 20 a 50 rs….”.

Uno de los primeros sucesos del que se tiene constancia, relacionado con el correo, fue el acaecido en noviembre de 1883, cuando el coche-correo que partiendo de Dénia se dirigía hacía Gandía, volcó por causas desconocidas, a su paso por la localidad de Bellreguard. En esta diligencia, además del correo que iba en dirección a Gandía para a través del Ambulante Carcagente-Gandía, encaminarse hacia Valencia, viajaban 4 pasajeros.

Otro suceso pero con fatales consecuencias fue el accidente que sufrió el correo de Alicante a Dénia en la noche del 11 de febrero de 1889, en un tramo entre Altea y Benissa, donde volcó el carruaje a consecuencia de haberse desprendido parte del eje delantero. A consecuencia del vuelco, fallecería el “zagal” Mateo Peis, y con diversa gravedad, tanto el mayoral como su acompañante.

El Liberal de Alicante en su edición del 26 de mayo de 1897, nos da detalles de otro accidente, con el siguiente texto: “…En la carretera de Silla a Alicante y en el sitio denominado El Plá, situado en el confín de Teulada, volcó el coche núm. 1 de la empres La Marina, resultado José Cabal con el pie derecho completamente aplastado, y Joaquín Pérez  con dos heridas incisas (sic) en la cabeza. Al lugar del suceso acudieron el juez y médico de Teulada, siendo trasladados los heridos después de curados a la casa-venta de Pedro Buigues, situada en el término de Benisa…”.

En el año 1915, el escenario fatídico fue la carretera Cocentaina-Dénia a su paso por la Vall de Gallinera donde el coche-correo sufrió un vuelco inesperado, donde el conductor del mismo, Vicente Campos Monzó fallecería a consecuencia del mismo, con el detalle de que la prensa cuenta que la correspondencia que la diligencia llevaba, fue transportada por los propios pasajeros de la misma, hasta la Estafeta de Correos de Pego.

De robos tampoco se ha librado el correo en la comarca, y no precisamente con bandoleros como protagonistas. En 1887, de nuevo el periódico El Liberal (Alicante 01.02.1887), daba la noticia de la detención del responsable del Ambulante Carcagente-Dénia, por ser el sospechoso principal de la sustracción de paquetes con valores declarados que viajaban a bordo.

Cabe que esa tentación de apropiarse de lo ajeno, en una zona como la comarca de la Marina Alta, donde en época del cultivo de la uva moscatel y su transformación en uva pasa, con los beneficios que aquel comercio generaba, fue la razón más que suficiente para que en agosto de 1893, la Dirección General de Correos, autorizase expresamente al personal de la Estafeta de Correos de Dénia, para usar armas en su defensa ante posibles robos.

Recorte de prensa. "El Resumen" de fecha 05 de septiembre de 1899.

Ondara fue noticia en 1932, al haberse sustraído “…de un cajón de la cartería fueron sustraídos valores timbrados por valor de 1000 pesetas y 60 pesetas en metálico…”. Los hechos fueron noticia en la prensa alicantina durante varios días. De entre los sospechosos del hurto, se encontraba un pequeño chaval de tan solo 14 años (omitiremos su nombre), que lógicamente negó ante las autoridades todas las acusaciones. Se da la circunstancia que al interrogar al chaval, se le hizo ver la gravedad de los hechos, y pocos días después el responsable de la cartería, encontró en el buzón, la cantidad de 750 pesetas, lo que hizo aumentar las sospechas iniciales de que efectivamente había sido el joven, eso sí acompañado de más gente.

El último de estos sucesos que hoy traemos a esta sección, no es que tenga mucho que ver con el correo, pero si con el origen de las pesquisas llevadas a cabo por las autoridades competentes. En 1899, el médico titular de Calpe, Domingo Marín, había recibido una carta amenazante, en la que además de amenazarlo de muerte si no abandonaba la localidad le exigían un pago de “10 duros”. Tras la investigación, el Cabo de la Guardia Civil de Altea, Andrés Martínez Sánchez, pudo detener como autores de tal carta amenazante, a los hermanos Andrés y José Femenia Boronad. La deducción de la benemérita sobre la autoría, se basó en que la carta había sido depositada en la cartería de Benissa en la fecha del 21 de junio de 1899, escrita a lápiz tanto la carta como el contenido de la misiva, y cuya letra era coincidente con otras que la Guardia Civil pudo cotejar.

La Historia del Correo es apasionante, y necesario conocerla.


11 mayo 2024

Apuntes Filatélicos: ASTROFILATELIA, ESA OTRA FORMA DE COLECCIONAR.

 

Apuntes Filatélicos

CARTAS VOLADAS AL ESPACIO

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Sello ruso conmemorativo
del Satélite Artificial 
lanzado el 4 de octubre
de 1957

La filatelia es una ciencia. Pero además una ciencia que abarca muchas modalidades. El coleccionista que se adentre en ella – o simplemente el curioso que la quiera conocer -, puede encontrar muchas formas de coleccionismo de sellos, a cual más atractiva, curiosa o interesante. Entre estas modalidades, hay una que no teniendo muchos adeptos en España, siempre despierta el interés, cuando alguna de estas colecciones se exponen. Me refiero a la “Astrofilatelia”.

Hay que decir que para poder adentrarse de una manera correcta en cualquiera de las modalidades filatélicas que la Federación Internacional de Filatelia – F.I.P. -, admite, es muy conveniente conocer tanto los reglamentos como el concepto de cada una de las “clases de filatelia” que hay. Muchas veces el filatelista confunde los términos y eso hace que su coleccionismo no lleve el camino adecuado, aunque ya sabemos que en filatelia todo es coleccionable y todo es aceptable.

Según la propia F.I.P., la más adecuada definición de lo que es la Astrofilatelia es diciendo que “…es el estudio de los vuelos espaciales y los eventos relacionados con el espacio, mediante el uso de material filatélico…”. La propia F.I.P., matiza que es un estudio filatélico de los avances históricos, técnicos y científicos en materia espacial, tanto desde el estudio de la estratosfera, como el desarrollo de cohetes y propulsores, o incluso todos los proyectos relevantes, eventos y los propios programas espaciales que conocemos.

Dicho así seguramente quién no está muy metido en materia, pueda llegar a confundir la “Astrofilatelia” con una colección temática dedicada al espacio o a la carrera espacial. ¡Nada que ver las merinas con las morunas! Para poder saber con certeza si lo que tenemos entre manos – material filatélico-postal -, tiene cabida en una de estas colecciones, nada como cuando haya ocasión visualizar una de estas en cualquier exposición. Pero para que nos hagamos una idea de ello, la relación de material que se admite es muy limitada y variada a la vez. Tenemos por ejemplo el material postal astro-filatélico, que sería aquellos documentos en forma de sobres, cartas, etc., que conmemoran un evento y han pasado por el correo. También todo el material astro-filatélico “volado en cohetes”, piezas con carácter postal, con sello y matasellos alusivo, o incluso marcas autorizadas dedicadas a la misión, y que obligatoriamente han tenido que haber volado a bordo de la nave o naves de las diferentes misiones espaciales conocidas. Aquí el listado de material válido es inmenso, y abarca desde correo militar específico, sobres, telegramas, enteros-postales, correo marítimo relacionado con las misiones, etc.

Los expertos en esta materia afirman que son los matasellos los que determinan la importancia de cada pieza a exponer, puesto que son estos los que determinan el lugar y la fecha concreta en la que tuvo lugar un lanzamiento, un evento, una prueba, y cualquier momento relacionado con la carrera espacial que los seres humanos llevan a la práctica. Y ha de ser el estudio de los reglamentos los que determinen la validez o no del material a coleccionar.

Carta de la Colección Rigo. 19.08.l960. Vilnius. Lanzamiento desde Baikonur del
Sputnik V con las perritas Belka (blanquita9 y Strelka (flechita)

Uno de los máximos exponentes de esta modalidad filatélica, D. José M. Grandela Durán, lo define muy bien: “…un vuelo espacial es un hecho real, sujeto a datos precisos en espacio y tiempo, y una colección de Astrofilatelia es justamente la constatación de ese evento histórico, y como tal ha de ceñirse a una secuencia cronológica…”.

Cabe decir que esta modalidad filatélica, practicada en todo el mundo y en la que España no es una potencia a destacar, es bastante nueva en comparación a otras modalidades, si bien el material que se dispone desde que los rusos lanzaran al espacio al “Sputnik I” – primer satélite artificial de la historia -, en octubre de 1957, no puede tener la misma antigüedad que cartas circuladas en los Siglos XVII al XIX. Una modalidad reciente, que como bien la definen los propios astrofilatélicos, “…es otra forma de coleccionar…”.

La propia Federación Española de Sociedades Filatélicas – FESOFI -, cuenta con su propia Comisión de Astrofilatelia, que actualmente la preside el astrofilatélico D. Antoni Rigo Aguiló, y dentro de la provincia de Alicante, tan solo un coleccionista se apasionó por estas cartas voladas al espacio. Se trata del Presidente de la Sociedad Filatélica de Alicante, D. José Miguel Esteban de la Osada, que cuenta en su haber con varias colecciones de esta modalidad, y que ha expuesto en la comarca en diferentes ocasiones, tanto en Benissa como en Calpe, donde además, sus charlas han despertado la curiosidad de quienes participaron en ellas.

Podemos pensar que todo este material necesario para llevar a cabo el desarrollo de una colección de Astrofilatelia, será únicamente de rusos y americanos, pero la evolución de esta ciencia, ha dado ya lugar a que países como España, dentro de la Agencia Espacial Europea – ESA -, están aportando su importante granito de arena. Sin ir más lejos, y con tecnología alicantina, creada en la Universidad Miguel Hernández de Elche, donde en el año 2011, se inauguraba el Parque Científico Empresarial Fundación QUORUM, donde a lo largo de estos años se ha ido trabajando e innovando en tecnología que ha dado lugar al “Miura I”, proyecto espacial que el pasado 7 de octubre de 2023 surcaba los aires, dando lugar a que de este se pudiera incluso hacer material para colecciones de Astrofilatelia.

Puede parecer que esta modalidad filatélica es complicada, pero en sí la filatelia ya lo es. Pero hay que tener en cuenta que con la Astrofilatelia, unimos 2 pasiones, 2 ciencias, que bien llevadas son tan apasionantes como cada una por su cuenta. Solo hay que tener muy claro que se trata de una especialidad muy “específica”, en la que encontraremos desinformación que no nos ayudará en nada. El consejo es simple: siempre hay que ponerse en contacto con quienes saben del tema.

Ahora ya sabemos que hay correo que voló en aviones, y otro correo que incluso llegó al espacio. Y nosotros los filatelistas le dimos una 2ª vida: lo estudiamos y lo coleccionamos.

04 mayo 2024

Catálogo de Sellos con temática Alicantina: EL PRIMER SUBMARINO DE ESPAÑA

 

ALICANTE Y EL PRIMER SUBMARINO

Un sello más para la historia postal alicantina

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

Cualquier invento que se ha producido en la historia de la humanidad, ha tenido siempre aparejado el hecho de que fuesen varios los que se atribuyan su autoría. El caso del “submarino”, viene a ser algo parecido. Son tantos los padres del invento que uno ya no sabe a quién otorgarle la paternidad de este revolucionario invento que cambió, en parte, la navegación militar en el mundo.

     D. Cosme García Sáez 
(1828-1874)

En España nos encontramos con un dilema patrio cuando para un mismo invento hay partidarios de que fue obra de Isaac Peral, otros de que fue el catalán Narciso Monturiol, ó el caso que nos ocupa hoy con el riojano, Cosme García. Y seguramente todos tuvieron su parte de culpa en que el “artefacto” pudiera ser una realidad.

En filatelia nos encontramos igualmente ante el hecho de que para cualquier sello que aparezca, le vamos a buscar las mil vueltas para ver si lo podemos situar en un contexto geográfico determinado. Y el que hoy vengo a describir, nos lo atribuimos a la provincia de Alicante, porque así fueron los hechos.

De Cosme García Sáez (Logroño 1828-Madrid 1874), poco se sabía; suelen decir que es el gran olvidado de cuantos inventores ha tenido España, y casualmente, el correo español le debe uno de esos inventos que cambiaron la forma de matasellar las cartas. Hijo de carpintero y habiéndose criado en una humilde familia, la nula formación académica, no le privo en ningún momento de poder desarrollar su capacidad intelectual e imaginativa. Quién lo estudió a fondo, el historiador Agustín Rodríguez, dice de él que fue un verdadero “manitas”, todo un genio para su época.

Emisión de Correos con motivo del Bicentenario del nacimiento de
D. Cosme García Sáez

El 28 de septiembre de 2018, Correos ponía en circulación un sello postal con valor facial de 1,35 €, dedicado a D. Cosme García Sáez en el 200 Aniversario de su nacimiento. El sello está realizado con relieve, siendo uno de esos sellos novedosos a los que poco a poco Correos nos tiene acostumbrado, y se hizo así a semejanza de aquel matasellos que Cosme García inventaría para bien de la filatelia española y la historia del correo.

Pero el sello, además de su imagen y la de este matasellos conocido en el argot filatélico como “matasellos de fechas” que por R. O. de fecha 07.03.1857, empiezan a utilizarse ya en algunas oficinas de correos de España, también aparece la silueta de uno de sus inventos estrella: el submarino. Y es por ello, por el hecho de que este gran invento del Siglo XIX aparezca en el sello, por lo que esta emisión la vamos a considerar propia de figurar en el catálogo de sellos con motivos alicantinos. ¿Por qué?

         Imagen retrospectiva del Puerto de Alicante a mitad del Siglo XIX 

Corría el año 1860, y D. Cosme García Sáez había ideado un barco sumergible que tenía en construcción en Barcelona. El 8 de mayo conseguía la patente de su 2º sumergible, puesto que el primero que probó en aguas catalanas, fue un total fracaso. Tras la patente había que hacer las pruebas pertinentes, y para ello el riojano escogió el Puerto de Alicante. Y no fue al azar. Alicante por entonces estaba bien comunicada con Madrid vía ferrocarril, lo que daría lugar a que en la prueba que se iba a llevar a cabo pudieran estar presentes tanto los políticos más prominentes de la época, como militares, diplomáticos – de países como Suiza, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, entre otros -, y periodistas.

El 4 de agosto de 1960 - un día veraniego de los que Alicante suele presumir -, fue la fecha escogida.  El puerto se preparó para recibir uno de los mayores acontecimientos que se habían vivido hasta la fecha. Desde la estación del ferrocarril de Alicante, carruajes se apresuraban a llevar a lo más granado de la sociedad española, llegada a la capital para la ocasión. A las 8 de la mañana iban a dar comienzo las pruebas de sumergir en aguas alicantinas el que se bautizaría como “garzibuzo”.

Dentro de aquel aparato, se posicionarían tanto el inventor como su hijo Enrique, con la mente puesta en lo sucedido en Barcelona anteriormente y con el riesgo que aquellas pruebas suponían, si los cálculos que sobre el sumergible se habían realizado, salían mal. El resultado fue mejor de lo esperado. El pequeño buque estuvo sumergido en el Puerto de Alicante durante 45 minutos, tiempo en el que Cosme García pudo realizar diferentes maniobras para demostrar la fiabilidad de su invento. El acta que sobre aquellas pruebas se realizó ante notario y que está custodiada en el Archivo Histórico del Ministerio de La Marina (Madrid), hizo constar que “…todas las operaciones se han ejecutado a nuestra vista, sin que el inventor haya necesitado aire, ni ningún otro auxilio exterior. Esto es, incomunicado completamente con la atmósfera, suelto y libre el aparato, sin un cable siquiera que pudiera elevarlo del fondo marino a la superficie, caso de cualquier accidente. Y a petición del inventor don Cosme García Sáenz (sic), y por ser así la verdad, firmamos este Acta en Alicante a día 6 de agosto de 1860…”.


Imagen del sumergible inventado por Cosme García y presentado en Francia para su patente como "Betau plongeur"

Con Alicante como testigo, se había escrito otra página en la historia naval española si no fuese que aquello no fue a más. Cosme García había invertido todos sus ahorros en aquel invento, y precisaba que el gobierno lo adquiriese para saldar sus deudas. El proyecto y sus resultados iban a ser presentados a la Reina Isabel II de España, que aún estando aconsejada por militares y políticos que vieron con buenos ojos el proyecto del 1er sumergible español, desestimó la construcción de aquel “garzibuzo”, por los gastos que el estado había tenido en las recientes guerras en África.

España perdió una ocasión de oro que Francia quiso aprovechar. A Cosme García consiguió, se le propuso patentar su invento en Francia meses después de la prueba en el puerto de Alicante. Lo haría el 16 de noviembre de 1860 con el nombre de “betau plongeur”, para ser construido en la ciudad de Toulón, por un contrato que el propio Napoleón III le ofreció a Cosme García. Pero la oferta fue rechazada. Cosme García quería que su invento fuese español, y nadie le hizo caso.

Si ya hemos dicho que este sello en el que aparece el considerado por algunos como Primer Submarino de la Historia Naval de España, tiene mucho que ver con Alicante, más lo podemos afirmar cuando sabemos que tras las pruebas, el sumergible estuvo amarrado en el Puerto de Alicante durante tiempo, hasta que las autoridades portuarias reclamaron a D. Cosme García, el pago de los derechos de amarre que durante tantos años había estado este buque atracado en aguas alicantinas. Su hijo llegó a ofrecer incluso como arma de guerra este submarino con motivo de la Guerra que España había iniciado contra los Estados Unidos en 1898. Pero ni con esas.

Sobre de Primer Día de Circulación editado por Correos para la conmemoración del Bicentenario del nacimiento del inventor riojano, y alusión al sumergible en el mismo matasellos de primer día


Arruinado casi, el riojano no tuvo otra opción de mandar a su hijo hasta Alicante para ….mandar a pique…” el buque sumergible, lugar donde reposan los restos de esta embarcación que con más de 150 años bajo el agua, han sido infructuosas las muchas veces que se ha intentado localizar, sin éxito alguno.

Filatélicamente, D. Cosme García – y sus inventos -, han sido motivo de diverso material filatélico-postal. Este sello que hoy incorporamos al catálogo de sellos con motivos alicantinos, tuvo una tirada de 180.000 ejemplares.

Se da la casualidad que también en aguas del Puerto de Alicante, pero en marzo de 1861, fue probado otro submarino español, el del figuerense Narciso Monturiol, que también encontramos filatelizado por el correo español. Pero de esto otro sello de temática alicantina, ya hablaremos en otra ocasión.


Fuentes:

·        “Alicante, cuna del submarino”. Pascual Roser Limiñana. Marina Plaza. 10.02.2020.

·        “Alicante y el primer submarino”. Benjamín Llorens. Hoja del Lunes. 25.01.2017.

·      “Cosme García, el genio sin estudios que inventó el submarino y murió arruinado”. Sergio Ferrer. El Confidencial. 17.02.2016.

Apuntes Filatélicos: LA INVIOLABILIDAD DEL CORREO EN LA COMARCA CON EL FRANQUISMO.

 

 

Apuntes Filatélicos

LA CENSURA DEL CORREO EN LA COMARCA

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

La fidelidad o secreto, como base fundamental de las comunicaciones 
ó pensamientos privados del individuo, es un bien indefinible;
pero también puede servir de lo contrario, si por desgracia llega
a faltar en Correos tan esencial principio.
 
Andrés Ponce González
“Diccionario Geográfico de Correos”. 1855


Una de las características universales del correo es la inviolabilidad de este, detalle que le confiere esa privacidad que tienen remitente y destinatario. Aunque hay que decir que no siempre ha sido así. La importancia de este medio de comunicación en ciertos episodios de la historia, y su control, ha dado lugar a que la inviolabilidad no estuviese garantizada. Hablamos por ejemplo de tiempos de guerra o de conflictos bélicos, y en el caso que hoy nos ocupa, incluso en tiempos de post-guerra.


En España, como en tantas otras partes del mundo, la censura postal existió. La hubo en tiempos de guerra – de aquella incivil guerra -, y la hubo en ambas partes, tanto por parte del gobierno de la República Española, como del bando que propinó el “alzamiento militar”. Pero terminada la guerra, con el franquismo ya en el poder, la censura prosiguió.

Una circular de fecha 2 de junio de 1939, dictaba las nuevas normas a seguir tras la guerra civil“…al reducirse las necesidades de guerra…”. Con esto se establece que la censura postal, continuaría en 1939 dependiendo de las autoridades militares.

La censura durante el franquismo en España, podemos decir que continuó. El único cambio fue de quién ejercería esa censura postal, que paso en abril de 1940 a manos de la Dirección General de Orden Público (o de Seguridad), la cual realizaría una especie de “cartilla del censor”, con las correspondientes instrucciones a tener en cuenta por el censor y que sería “…absolutamente desconocido para toda persona ajena al Servicio de Censura…”. Igualmente se asignó una plantilla de personal, por provincia, que en el caso de la de Alicante, estuvo al frente de la misma Isidro Camuñas Rodríguez.


Filatélicamente hablando, el coleccionista en la mayoría de las ocasiones, se ha centrado especialmente en conocer y estudiar todas esas marcas estampadas en la correspondencia, que hacían referencia al hecho de que esos sobres, o incluso tarjetas postales, habían pasado por la mano del censor. Pocas veces son las que al filatelista le ha interesado el contenido de la carta, bien porque no se suele tener acceso a ellas – los sobres siempre llegan a manos del coleccionista, vacios -, o bien porque ese contenido nada o poco tiene que ver con el correo.

Pero durante la post-guerra en España, ese contenido fue motivo de vigilancia exhaustiva por parte del gobierno franquista. El régimen, recientemente instaurado, no quería una “mala propaganda” de cara al exterior, por lo que se controlaba mucho que pudiera decir en sus cartas la ciudadanía, así como la propaganda en contra del régimen franquista que pudiera enviarse en el interior de esta correspondencia.

En  1940, era un promedio de unas 800 cartas diarias, las que se revisaban en la provincia de Alicante, y en 1945 se llegaba a las 500 diarias. De entre toda esa correspondencia “violada” y controlada, conocemos casos muy concretos que afectaron a familias de esta comarca. En agosto de 1944, la censura de Madrid retenía una carta sospechosa, enviada por José Seguí Palmer, vecino de Patró  (Vall de La Gallinera), que iba dirigida a su hermano en Argel. El remitente había estado preso por su militancia comunista y cuando envío la carta, disfrutaba de la libertad condicional. El contenido de la misiva no gustó al censor, al leer comentarios sobre la evolución de la 2ª Guerra Mundial, de racionamientos, salarios, etc., incluyendo frases como “... ahora ya no hablan tanto, ni gritan, ni tienen el gesto de jactarse, se ve que tienen las de perder…” (AHPA. Legajo 3027).


Ese mismo año, la Guardia Civil acudió a la vivienda del vecino de Setla y Mirarrosa, Jaime Aguilar Moncho, al que interrogó acerca del contenido de una carta interceptada que dirigió a su hermano que estaba en Argentina, en la que le comentaba “…la miseria reinante en España y el escaso valor del dinero…”. Este sincero comentario entre hermanos, le valió su encarcelamiento por orden del Gobernador Civil de Alicante, siendo conducido al Reformatorio de Alicante (AHPA. Legajos 910 y 953).

Son solo 2 de los cientos de ejemplos que hay, hoy en archivos de toda España, y que nos vienen a demostrar que la inviolabilidad de la correspondencia fue un arma muy productiva, que sirve a los regímenes autoritarios para ejercer un control sin límites contra una democracia inexistente.

Incluso, el franquismo se toma muy en serio el que las cartas circulasen sin remitente, por lo que dicta una norma en la que pone sobre aviso a todo el personal correspondiente para que “…toda carta que no lleve debidamente, el nombre del remitente, su dirección y residencia, sea destruida…” (Circular de Correos Nº 44, de 27.06.1941), aunque son muchos los casos en los que esta norma no se llegó a cumplir.

Durante la Guerra Civil, cada bando “censuraba” la correspondencia para evitar que, si cayeran en manos del enemigo, esta correspondencia no pudiera dar información más allá de los datos que una escritura epistolar pudiera aportar. Pero finalizada esta, los “vencedores” ejercerían sobre los “vencidos”, un control postal mucho más despiadado, para realizar las depuraciones franquistas que se dieron.

El 18 de julio de 1945, el artículo 13 de los Fueros de los Españoles, decía que “…dentro del territorio nacional el Estado garantiza la libertad y el secreto de la correspondencia…”. Pero una cosa debió ser lo que decía la ley, y otra muy distinta si se llegó a aplicar.

El correo, sea en la época que sea, siempre será fiel testigo de la historia, y en ciertos momentos, tan importante que su control se convirtió en algo prioritario para quienes gobernasen.

Bibliografía y fuentes consultadas:

·        Archivo Histórico Provincial de Alicante.

·        “La Censura en la Europa del S. XX”. Jesús García Sánchez. Universidad de Salamanca. 2009.

·        San Filatelio. AFINET.

·        “Las Cartas en la Guerra Civil Española”. Javier Cervera Gil. Hispana Nova. Revista de Historia Contemporánea. 2016.

·        Catálogo “Guerra Civil y Memoria Histórica en Alicante”. Archivo Histórico Provincial de Alicante. Noviembre 2016-Junio 2017.