Apuntes Filatélicos
FELINOS
BELGAS AL SERVICIO DE CORREOS
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
Adentrarse en conocer la historia del correo, es una aventura que
nos llevará a descubrir un sinfín de curiosidades, algunas en forma de leyenda,
y otras muchas constatadas y verídicas, algunas tan fascinantes que tienen a
los animales como protagonistas, porque aunque pueda sorprender, han sido
muchos los animales que, de una u otra forma, han sido utilizados como
“carteros” para el buen funcionamiento del sistema postal en numerosas partes
del mundo.
Si nos paramos a pensar un poco, seguramente nos vendrá a la mente
el uso que del caballo – o sus semejantes -, se ha hecho durante siglos para
que el transporte de la correspondencia fuese más rápido y eficaz. Basta con
echar un vistazo a las condiciones expuestas para la subasta del transporte del
correo entre Alicante y Dénia de 1856, donde en el punto 4º se especifica que “…para el buen desempeño de esta conducción
deberá tener el contratista el número necesario de caballerías mayores situadas
en los puntos que se crean más convenientes (…) y situadas en los que al efecto
marque el Administrador Principal de Correos de Alicante…”.
También el correo por palomas, es todo un mundo por estudiar y
descubrir. Se suele decir que el primer mensaje volado que se realizó, aunque
sea de manera alegórica, fue aquella ramita de olivo que la paloma entregó a
Noé, indicándole a este el final del Diluvio Universal, pasaje que nos narra la
Biblia. O el uso que se hizo de estas en tantas guerras, como verdaderos
carteros, entregando mensajes cruciales que salvaron muchas vidas.
Pero la historia del correo nos aporta otros animales que han
servido para la causa. Conocidos son los “canes carteros” que en alguna zona
han sido utilizados para el transporte del correo. En España, conocemos la
historia de un sacerdote que, según la prensa de la época – La Crónica (Huesca)
del 20.05.1887 -, tenía un perro adiestrado al que le hacía llevar su correo
para la familia casi diariamente. El trayecto era de unos 12 km, que son los
que separan las localidades de La Alcudia de Guadix y La Calahorra, ambas en la
provincia de Granada.
Pero lo que hoy nos ocupa en esta sección, no son ni las palomas, ni
los equinos, y mucho menos los perros, todos ellos animales adorables que
forman parte de la historia del correo. Hoy vamos a conocer una singular
historia de cartas y correspondencia con unos pequeños gatos como
protagonistas.
Estamos en la ciudad belga de Lieja y corría el año 1879. La
Sociedad Belga de elevación del Gato Doméstico, consideró que el sentido
natural de orientación de estos animales, podría ser de utilidad para el
correo, y con tal fin se propuso la utilización de estos animales domésticos en
sustitución de las palomas mensajeras. Un total de 37 gatos fueron adiestrados
para que, provistos de una especie de bolsa hermética sujeta al cuello,
pudieran ir de un punto a otro de la ciudad, e incluso a localidades limítrofes
con Lieja.
Pero aquella propuesta, no pasó de ser un mero experimento que
estuvo solamente un tiempo en funcionamiento, dado el carácter poco fiable de
estos animales en acometer aquellas acciones por las que se les entrenaba. Uno
de ellos si logró entregar el correo en menos de 5 horas, pero el resto se tomó
casi un día completo para tal fin; y porque además, deambular por las calles de
la ciudad y en caminos vecinos, entrañaba el peligro añadido de encontrarse con
algún perro, por naturaleza enemigo número uno de los gatos. El propio
periódico neoyorkino bromeaba diciendo que “…a
menos que los perros intenten atacar y robar a los gatos correo, los mensajes
se entregarán de forma rápida y segura…”.
Este pasaje de la historia del correo que definitivamente no pasó a
establecerse como servicio postal si quedó en el anecdotario, y suscitó un
sinfín de historias, así como el libro infantil de Gretchen Lamont, titulado
“The mail-carrier cats of Liège”. Pero actualmente una nueva hipótesis esta
generando cierta controversia entre la opinión pública. Son muchos los artículos
que al respecto se pueden ver en internet, que afirman que la historia de estos
37 gatos belgas, y que la prensa americana dio como noticia, resultó no ser
cierta del todo, y si uno de los “fakes” del Siglo XIX. No podemos afirmarlo o
desmentirlo, pero si sabemos que el coleccionismo belga, quiso rememorar la
historia y en 1979 se editó un sello-viñeta muy simpático, y del que se tiene
muy poca información.
Sea o no real la historia que acabamos de conocer, lo que sí es
evidente y la historia así nos lo ha contado, es que el progreso en la
trasmisión de noticias por correo, en cierta medida ha sido posible y gracias a
animales que se usaron para ese fin. El correo en burro en localidades de alta
montaña, los trineos-correo de perros en la zona de Alaska, caballerías
montadas o tirando de carruajes hace siglos, las palomas mensajeras en tiempos
de guerra y también de paz, etc., son claros ejemplo de ello, y le trasfieren a
la historia del correo una especial singularidad.
Animales carteros es una asignatura en la que tocará profundizar
para desvelar todas esas curiosidades que envuelven al correo y su estudio.