26 mayo 2025

ALMORADÍ "CORAZÓN DEL COLECCIONISMO" EN LA VEGA BAJA DEL SEGURA

 Nota de Prensa


LA SECCIÓN DE COLECCIONISMO DEL CASINO DE ALMORADÍ ES YA UNA REALIDAD

 

El histórico edificio que alberga el Casino de Almoradí, ha sido el escenario que ha reunido a alrededor de 30 coleccionistas llegados no tan solo de Almoradí, sino incluso de otros puntos de la comarca de la Vega Baja del Segura, en la mañana del domingo 25 de mayo de 2025, para conocer en primera persona de la iniciativa de constitución de esta sección de coleccionismo que se ha promovido desde la propia entidad cultural almoradidense. El acto, además de ser una primera toma de contacto entre coleccionistas, ha servido para poner las bases de esta nueva asociación cultural que da comienzo en Almoradí, y que viene a suplir un gran vacío que al respecto del coleccionismo se tenía en la comarca, si bien hay muchos coleccionistas, nunca antes se había dado el paso de constituirse en asociación.

El respaldo a esta iniciativa por parte del consistorio almoradidense, se ha tenido con la presencia al acto de la Alcaldesa de Almoradí, Dña. María Gómez García, y del Concejal de Turismo, D. José Antonio Latorre Coves, acompañando al coleccionista local Jerónimo Soriano Rodríguez, y al Presidente de la Federación de Asociaciones Filatélicas de la Comunidad Valenciana – FASFILCOVA -, D. José Ivars Ivars. Este último ha desgranado antes los asistentes, la idea inicial que se tiene para esta nueva asociación de coleccionistas, brindando todo el apoyo y experiencia que desde la FASFILCOVA se tiene, al menos en lo que respecta a la filatelia, aunque se ha dejado bien claro que la idea es trabajar para desarrollar una amplia actividad donde todo el coleccionismo tenga cabida.


En este sentido, y ante los más de 30 asistentes al acto, se han dado a conocer algunas de las futuras iniciativas que se llevaran a cabo a partir del momento en que se constituya oficialmente esta Sección de Coleccionismo del Casino de Alicante, tales como exposiciones filatélicas, actividades en torno a la divulgación filatélica y de coleccionismo para jóvenes, intercambios culturales con otras entidades, asistencia a eventos, y muy especialmente la creación de un mercadillo de coleccionismo, tan necesario para que los aficionados puedan desarrollar su actividad.

La iniciativa de esta primera reunión ha sido muy bien acogida por todas las partes, y augura un futuro al coleccionismo en Almoradí, donde desde ahora ya se puede decir que también será el “Corazón del Coleccionismo en la Vega Baja del Segura”.



24 mayo 2025

Apuntes Filatélicos: EL SELLO DE IMPUESTO DE GUERRA EN ESPAÑA

 

Apuntes Filatélicos

SELLOS PARA FINANCIAR GUERRAS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Aunque el título puedo parecer exagerado, y realmente nunca se han emitido – que yo sepa – sellos que sirvan expresamente para financiar guerras, la historia del sello español, si nos dice que hubo un “Impuesto”, una tasa creada con tal fin, y que entre los muchos productos que se sacaron, estaban los sellos postales. Coloquialmente son conocidos como sellos de “Impuesto de Guerra”, y aunque la mayoría no tuvieron nunca poder de franqueo por si solos, su uso generalizado ha dado lugar a infinidad de correspondencia cuyo estudio lleva al filatelista hacía la especialización.

Y como siempre diremos, los sellos y en definitiva la filatelia, siempre será la ciencia auxiliar de la historia ya que tras cualquier emisión cotidiana o extraordinaria, hay un acontecimiento histórico o incluso un contexto histórico a tener en cuenta.

Para situarnos en un contexto que haga entender el uso de estos sellos, cabe decir que España a partir de los años 70 del Siglo XIX, no parecía levantar cabeza. La situación que se vivía por mantener la monarquía a la vez que se protegía aquel ideal imperialista, preservando sus posesiones coloniales hallen de los mares, hizo temblar la economía nacional. En 1868 la Reina Isabel II abandona España – propio de los Borbones -, y se instaura la I República años después, no sin sus correspondientes altibajos políticos. Algunos analistas, filatélicos ó no, llegan a afirmar que en febrero de 1873 el déficit que tenía España, inmersa en la 3ª Guerra Carlista y los desmanes de años anteriores, era superior a los 428 millones de pesetas – de la época -. La conocida como “Guerra de Cuba”, ocasionó al gobierno español, un gasto descomunal que tuvo a la economía española en jaque. Es evidente que algo había que hacer al respecto.

Y para paliar en parte estos desmanes y gastos excesivos en guerras y conflictos, se crea el 2 de octubre de 1873 por Real Decreto del Ministerio de Hacienda, el conocido como “Impuesto Transitorio de Guerra”, en el cual el artículo 3º de dicha Ley, creaba el Impuesto del Timbre.


En lo que respecta a los sellos creados, la ley da como detalles que se crean 2 sellos, con valores de 5 y 10 céntimos – de peseta -, que se distinguirán del resto porque llevaran la inscripción “Impuesto de Guerra”, y que será necesario vayan adheridos a cartas, documentos, títulos, etc., siempre siguiendo unas indicaciones.  Estos sellos empezaron a utilizarse en España el 1º de enero de 1874, y era obligatorio que las cartas que circulasen en territorio español, llevasen uno de estos sellos, además del correspondiente para su tarifa. Según el Artículo 3º indicado se usarían en todas las cartas o pliegos “…que circulen en la Península e Islas Adyacentes, así como las que se dirijan a las provincias españolas de Ultramar por medio de buques-correo españoles…” – se exceptuaba el correo cursado en buques de otros países -.

Las cartas para el interior de poblaciones o ciudades, estaban exentos de su uso, por las disposiciones de fecha 22 de noviembre y 15 de diciembre de 1873.

En el caso de estas emisiones, especialmente la primera, únicamente el sello de 5 céntimos de peseta, se crearía para el uso en el correo. El otro, el que llevaba el valor 10 céntimos, iba destinado al resto de documentos que precisaban de este impuesto de guerra, lo que se conoce como uso fiscal.

Este impuesto cuyo fin era, como hemos visto, recaudatorio por razones de una mala economía o de un gasto elevado en las guerras en las que España se vio inmersa, estuvo vigente durante muchos años. Para el filatelista, a pesar de que como hemos visto tan solo el sello de 5 céntimos era el que correspondía a la correspondencia, por regla general se suelen catalogar ambos valores – e incluso otros surgidos años después -, sin distinción de si es sello postal o sello fiscal. Y esto ha hecho que estas emisiones de Impuesto de Guerra, sean una fuente inagotable para el coleccionista y el estudioso de nuestra historia postal, al poder abarcar tanto la parte filatélica como la fiscal, bien conjuntamente o por separado.

Fue un periodo determinado entre 1874 y 1899 el que las leyes dictaban su uso obligatorio en cualquiera de los casos mencionados, y la parte fiscal que además contó con legislación independiente y muchas marcas usadas sobre diversos sellos fiscales, enriquecen mucho más esta tasa frente a la parte postal que no es tan rica en variedades, pero no por ello menos interesante. No en vano el coleccionista, ha estar atento siempre y cuando encuentre una carta o tarjeta postal circulada en estos periodos de tiempo y que lleven el correspondiente sello de “Impuesto de Guerra”, porque ha de conocer bien si la tarifa usada fue la correcta en función del destino de la misiva o si, como ocurría a veces, el sello de impuesto de guerra se usaba para cubrir la tarifa, sin ser tasada la carta al pasar desapercibida por los siempre atentes ojos del funcionario del ramo de correos.

Incluso el estudio del sello propiamente dicho, o de los sellos de esta emisión, es decir la emisión en sí, diferencias en el color, dentados, tipos de papel y demás características del sello tal y como se conoce, da lugar a un amplia estudio en el que el filatelista puede entretenerse de lo lindo.

Es un muy amplio campo filatélico que en todo caso siempre lleva implícito un contexto histórico que el filatelista no puede desconocer para entender la emisión de estos peculiares sellos, que no han sido los únicos que España ha puesto en circulación como “Tasa” o “a Beneficio de algo”, que por citar algunos, tenemos las series Pro-tuberculosos, la emisión “Plan Sur de Valencia, o incluso aquellas emisiones sobrecargadas a beneficio de la Expo de Sevilla o la Olimpiada de Barcelona, ambas de 1992 – aunque emitidas en años anteriores incluso -.

17 mayo 2025

Apuntes Filatélicos: NUEVOS DATOS PARA LA HISTORIA POSTAL DE LA MARINA ALTA

 

Apuntes Filatélicos

“POR LA LÍNEA MONTADA DE BENIFAIÓ”

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Con muy buen criterio el investigador postal y gran filatelista español, D. Leoncio Mayo Pérez (1936-2022), llegó a afirmar que “…en la historia postal, lo que se ignora supera con creces lo que se conoce…”. Y esta reflexión nos la hacemos a diario, en especial cuando queremos avanzar en conocer a fondo la historia postal de la comarca de la Marina Alta, tratando de entender todo aquello que durante siglos tuvo algo que ver con el correo y el transporte de la correspondencia en estas tierras. Y efectivamente, cada nuevo hallazgo nos sigue sorprendiendo un poco más, a la vez que nos hace conocer mejor esta parte de la historia de los habitantes de la comarca.

Detalle de los datos que se citan en el "Nuevo Diccionario" Postal de 1867, con la indicación de que Dénia recibía la correspondencia también por la Estafeta de Benifayó de Espioca

Históricamente el correo desde la Marina Alta hacia otras latitudes, tendrá como salida natural los antiguos caminos que desde Dénia llegaban a Valencia. Igual pasaba cuando el correo llegaba a cualquier población de la comarca, que lo haría en la mayoría de los casos, desde la capital del Turia. Pero es evidente que este correo, este transporte de la correspondencia, se ha ido adaptando a lo largo de los tiempos a las vicisitudes que se han ido generando, y a mejorar en los medios de locomoción.

Mucha de la información de la que hemos podido ser testigos y que nos han ayudado a conocer mejor esta parte de nuestra propia historia, la hemos encontrado en los diferentes diccionarios geográficos-postales, e incluso en sus antecedentes en forma de “Repertorios”, que van aportando datos que constituyen las piezas de ese puzle al que llamaremos “La Historia del Correo en la Marina Alta”.

Portada del Diccionario editado por 
Correos en el año 1867

En el año 1867, Correos publicaba un extenso trabajo bajo el título de “Nuevo Diccionario de Correos, para la dirección de la correspondencia a todos los pueblos cabezas de ayuntamiento de España e islas adyacentes”, toda una obra imprescindible para el correcto estudio del correo y su historia. La obra publicada por el propio ente postal, la justifica por la necesidad de aportar nuevos datos especialmente para quienes eran usuarios del servicio postal en España, nuevos datos que venían precedidos de cambios establecidos en la correspondencia, especialmente con la implantación del ferrocarril y las modificaciones que este medio de comunicación estableció, con nuevas rutas y mucha más agilidad y rapidez en el transporte del correo.

El diccionario en sí, es una relación alfabética de las principales poblaciones de España, con la información básica y necesaria para entender por donde salía y le llegaba el correo, así como otros datos relativos a la población, partido judicial al que pertenecía etc. Y es aquí donde al revisar una a una las poblaciones de la comarca que aparecen, donde nos hemos percatado de una dato que hasta la fecha desconocíamos, que no siendo muy relevante, si es necesario que se pueda conocer porque es parte de la historia del correo en la comarca.

En  este “nuevo” diccionario postal, vienen detalladas 24 poblaciones, casi todas ellas con un común denominador: Por la línea montada de Benifayó a Dénia. Es decir, muchas de ellas, además de recibir el correo por la línea montada de Alicante a Dénia – de la que tantas otras veces hemos hablado -, encontramos un nuevo dato en la conducción desde Valencia, que no partía de la capital, sino que el correo de la Marina Alta, llegaría a través de la población que el diccionario menciona como Benifayó de Espioca.

Benifayó de Espioca, es llamada actualmente Benifaió, ubicada en la comarca de la Ribera Alta, y debe su primitivo nombre a que tras la conquista cristiana, perteneció junto a Alginet y Almussafes a la parroquia de Espioca. En 1852, llegaría el ferrocarril a la población en la línea Valencia-Xátiva, para posteriormente enlazarla con Madrid, empresa en la que el Marqués de Campo tuvo mucho que ver. Este hecho fue muy importante en la historia de la localidad, además sirvió como lanzadera para que el correo de esta comarca, la Marina Alta, no tuviera que llegar hasta Valencia para posteriormente ser transportado hasta Dénia o cualquier otro punto de la zona, dependiente de la principal de Dénia, sino que Correos tuvo a bien que Benifaió fuese ese punto de recogida y entrega de la correspondencia, que o bien montado a caballo, o en carruaje de la época, recorrería el funcionario de turno los cerca de 90 km que separan ambas ciudades.

Relación de las paradas que efectuaba el Ambulante Madrid-Valencia
Fuente: Anuario Oficial de Correos 1878-1879

De las 24 referencias que encontramos en el “Nuevo Diccionario” de 1867, no todas las poblaciones tienen indicado que recibían la correspondencia de esta línea montada. Así pues, tenemos que por la conducción Alicante – Dénia y por desde Benifaió la recibirán las poblaciones de “Benigembla”, “Benidoleig”, “Benimeli”, “Benissa”, “Benitachell”, “Forna” – que además lo hará desde la oficina de Pego -, “Gata” – por entonces todavía sin la denominación completa de Gata de Gorgos -, “Jalón”, “Jávea”, “Murla”, “Ondara”, “Pedreguer”, “Pego”, “Rafol de Almunia” y “Vergel”. Dénia como estafeta, se nutría de Alicante y Benifaió.

Cabe destacar datos que aporta esta obra, imprescindible para conocer mejor y más a fondo la historia de nuestro correo en la comarca, como por ejemplo que la población de “Alcalalí”, recibía el correo de la conducción Alicante – Dénia, o que en el caso de Calpe, igualmente le llegaba el correo por esta conducción, pero a través de un peatón que desde Altea la llevaba a la localidad. El caso de Gata, además cita que también la recibía desde la cartería de “Jabea”. Más extraño resulta comprobar que aun estando “Senija” tan cerca de Benissa, el correo en esta población, en 1867 llegaría a través de la cartería de “Jabea”. Por cercanía a Dénia, se cita que “Vergel”, recibirá directamente de la Estafeta de Dénia.

La dependencia de la estación del ferrocarril de Benifaió, o la propia línea del ferrocarril Madrid-Valencia, cambiaría sustancialmente con la apertura de la línea Carcaixent-Gandía-Dénia, donde tenemos que en un primer tramo hasta Gandía, se autoriza oficialmente el transporte de la correspondencia a bordo del “Tram-way de sangre” por Real Decreto de fecha 29.02.1879, y ya con la línea finalizada hasta Dénia a partir del Real Decreto del 30.03.1884.

Los historiadores postales, ahora tienen un nuevo reto al conocer estos detalles para poder comprender mejor que recorrido hicieron algunas cartas de mediados del Siglo XIX con origen o destino las poblaciones de la Marina Alta. Nosotros seguiremos, indagando porque al final lo que no conocemos será siempre mayor que lo que se conoce.

14 mayo 2025

Artículo de Opinión de J. Ivars Ivars. NECESITAMOS UN DIA MUNDIAL DE LA LITERATURA FILATÉLICA

 

Bajo mi Lupa…

¿PARA CUANDO UNA DIA MUNDIAL DE LA LITERATURA FILATÉLICA?

(Artículo publicado en la revista editada por EDIFIL "Revista de Filatelia". Mayo 2025)

 

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Hoy le pregunte al ChatGPT, ese que dice saberlo todo, qué cuando se celebraba el Día Mundial de la Literatura Filatélica. La máquina se ha puesto de todos los colores; solo le faltó sacar humo. Al final, ese que dice saberlo todo, me ha respondido diciendo que “…no hay ninguna celebración del Día Mundial de la Literatura Filatélica…” ¡Vaya decepción! Algo tan importante y vital para el desarrollo de nuestra común afición, y no tiene su día. Y mira que hay días mundiales para todo. Lo hay del “Arco Iris” (3 de abril), de las cerezas cubiertas de chocolate (3 de enero), Día Mundial de besar a un pelirrojo (12 de enero), y así una serie de estos destacados días que no acabaríamos nunca. ¡Hay más celebraciones, que días tiene un año! 1 Pero la literatura filatélica todavía no tiene el suyo. ¿Y a qué esperamos?.

Estos días que medio mundo anda organizando Ferias de Libros y que en el otro medio mundo se celebra el 23 de abril, “El Día del Libro”, no estaría mal que nos pusiéramos como reflexión si la Literatura Filatélica, merece tener su día. Seguramente muchos opinareis que no es necesario darle ese revuelo a un hecho que es más que evidente: sin la literatura, la filatelia no hubiera podido sobrevivir. Pero no solo la filatelia. Cualquier orden de la vida, cualquier faceta que nos planteemos, ha necesitado de estudios y publicaciones para prosperar, los conocimientos que se adquieren cuando algo nos motiva, cuando algo nos impulsa a, en este caso, coleccionar y estudiar sellos y documentos postales, han de ser trasmitidos para que no se queden en el olvido.

Cabe que alguien haya pensado como yo, y considere que si es necesario que la Literatura Filatélica tenga su día (no vamos a ser menos que los fanáticos de Winnie the Pooh que lo celebran el 18 de enero). Pensemos por un momento que la filatelia tiene varias fechas a destacar mundialmente: El Día Mundial de la Filatelia se celebra cada 6 de mayo; del 9 de octubre se conmemora el Día Mundial del Correo; el 7 de enero es el Día Mundial del Sello Postal. Y tantas otras celebraciones que los filatelistas de todo el mundo tenemos para celebrar.

¿Y qué fecha sería la idónea para celebrar el Día Mundial de la Literatura Filatélica? Aquí os dejo que cada cual muestre su opinión. Yo os daré la mía. Sin duda alguna la fecha es clara y evidente a mi juicio: 15 de diciembre 2, por ser la fecha en que se edita la primera revista filatélica en el mundo, “The Monthly Adveritser”, editada en 1862 3.


Desde aquella primera revista, cientos de ellas han ido surgiendo gracias al estudio y perseverancia de los filatelistas de cualquier época. Y todavía siguen surgiendo nuevos estudios, nuevos temas desconocidos que el estudioso de la filatelia y la historia postal, va plasmando en publicaciones, bien en papel, o incluso actualmente accediendo a las últimas tecnologías que han dado un revulsivo muy especial a la literatura filatélica, con unos mecanismo que acercan cualquier publicación “on-line”, a todo el mundo en cuestión de segundos.

Y os preguntareis como se consigue que se instaure un “Día Mundial” ó “Día Internacional” de algo. La cosa no es fácil por lo que parece, y tiene sus canales oficiales para solicitarlo y conseguirlo. No hay que olvidar que estas efemérides mundiales, es la ONU la que las proclama, previa solicitud por alguno de los países miembro. Y todas estas fechas, son siempre a propuesta de entidades de solvencia, que han considerado que merecían ese reconocimiento aunque fuese por un día. Por poner un ejemplo, la celebración del “Día Internacional de la Amistad” (30 de julio), fue proclamado por la ONU, a instancias del gobierno paraguayo a través de su Ministerio de Educación y Cultura, pero idea que surgió por el buen pensar de D. Artemio Pinasco (Paraguay), entonces Director de Hospital y fundador de una cruzada civil llamada “Cruzada Mundial de la Amistad”.

Con este ejemplo, creo que queda clarísimo, que EL DÍA MUNDIAL DE LA LITERATURA FILATÉLICA, con el correspondiente reconocimiento de la ONU-UNESCO, no es ninguna utopía. Es posible conseguirlo, si nuestro gobierno accediera a ello, y si ciertas instituciones filatélicas apoyaran la iniciativa.



Y digo con reconocimiento ONU, porque hay otra parte de estos “días especiales” que son “NO OFICIALES”, y que basta con que los medios de comunicación (a veces con el uso de la plataforma charge.org) se percaten de la intencionalidad para que abiertamente declaren tal fecha como el día de algo, evidentemente sin el respaldo de un organismo como es la O.N.U. Pero para el fin que perseguimos con esta idea que hoy comparto con todos los filatelistas del mundo, mejor si se consigue por los cauces oficiales.

¿Tendremos Día Mundial de la Literatura Filatélica este año, a en los próximos? Esperemos que sí, y que cada 15 de diciembre lo celebremos a lo grande, mostrando al mundo no filatélico, que la literatura filatélico-postal es esencial para el desarrollo de la propia historia mundial.


Notas:

1.       Os recomiendo que visitéis la web: www.diainternacionalde.com

2.      Ese mismo día ya hay 2 celebraciones: El Día Mundial del Otaku, y el Día Mundial de Zamenhof, que casualmente es el “Día del Libro en Esperanto”.

3.      Posteriormente pasaría a llamarse The Stamp-Collector's Monthly Advertiser.

 

10 mayo 2025

Apuntes Filatélicos. EL ORIGEN DE LOS SELLOS DE CORREO

 

Apuntes Filatélicos

EL ORIGEN DEL SELLO DE CORREOS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Es evidente que el sello postal, es la materia prima de que se nutre cualquier filatelista. Aunque exista un gran número de diferentes tipos de documentos que al coleccionista de sellos le pueden servir para aumentar su colección, el sello siempre será es objeto principal, motivo de adoración y búsqueda incansable. Y como todo en la vida, el sello tiene un origen, que aunque no esté muy claro a quién atribuirle la paternidad del invento, la historia ha sido implacable con ello y  nos ha dejado mucha información al respecto.

Una de las pocas cartas que existen con el "sello" inventado por Chalmers y circulado en 1839 en Dundee (Escocia)

La historia por regla general, nos suele contar  aquellos acontecimientos que han ido transcurriendo con el paso del tiempo, hechos que suele llevar siempre aparejado a uno o varios personajes, que por los logros se les suele encumbrar a la posteridad. Es un reconocimiento que llevan implícitos estos hechos históricos, pero no siempre son de justicia. En ocasiones, estos mismos hechos pueden presentar diferentes visiones, distintas versiones, que dejan sin reconocimiento a los protagonistas de estas, llamémoslas “otras historias”.  La filatelia, y el hecho histórico del nacimiento o invento del sello postal, no se libran de esta doble versión de un mismo hecho. ¿Quién fue realmente el inventor del sello postal?

No vamos ahora a cambiar la historia, o lo que ella nos cuenta al respecto, y afirmaremos que fue cosa del británico Rowland Hill, al cual ese gesto le valió toda la gloria. Pero tampoco vamos a omitir, ni dejar de conocer aquellos otros proyectos, incluso anteriores al de Sir Rowland Hill, que seguramente le sirvieron a este para dar con la solución allá por el año 1840. Las crónicas nos hablan de “ensayos” que se realizaron antes de la introducción del sello adhesivo, y el primero de estos “ensayos”, sabemos que se llevó a cabo en 1635. Estamos en el París de la época, y un tal Francisco Villayer propuso y obtuvo permiso del propio Rey de Francia, Luis XIV, para implantar un correo propio dentro de la propia ciudad, al que llamarían como “Petite Poste” – correo pequeño – para distinguirlo del resto que se cursaba por todo el país, y para ello a las cartas se les apegaba unos pequeños  billetes con la indicación de “Porte Pagado”.

Detalle de los 3 sellos que propuso en su proyecto James Chamlers, junto a una fotografía del "Padre" de los sellos

Por entonces el correo, era costumbre que lo abonase quien recibía la carta y además resultaba incluso como algo desconsiderado si el correo iba ya pagado, por lo que esta idea no debió de cuajar entre los parisinos. El precio de estos ensayos de sello postal, tenían un precio de “Cinco Soles” – la docena de envíos -, y estuvo vigente hasta el año 1662. Hay un interesante dato que no se ha estudiado a fondo, que nos cuenta que una española de nombre Molina de Espinosa, y afincada en Francia, solicitó por entonces algo parecido a lo del Sr. Villayer, pero le fue denegado por el propio monarca.

En 1660 y en Inglaterra, se habla de Henry Bishop, Director General de Correos, quién inventaría un “sello” que sería “apostado en cada carta conducida”, con timbre fechador que acreditaría el pago del servicio prestado.

Detalle de una carta "Cavallini" circulada con la estampación en seco del emblema usado como sello en Cerdeña.

Como proyecto de un sello postal para la correspondencia, como señal de pago previo en el envío del correo, también Holanda tuvo su protagonismo. En esta ocasión corría el año 1672, y el ensayo consistía en la estampación de una etiqueta, que indicaba que el porte había sido pagado previamente. Todos estos intentos de instaurar un sistema eficaz, dieron de boca con el intento y fracasaron. Este de Holanda, se volvió a intentar en el año 1794 en la India Holandesa, con idéntico resultado.

Ya con el siglo XIX iniciado, aparece un nuevo proyecto, esta vez en la Isla de Cerdeña, que debido a las deficiencias que ofrecía el servicio postal de Cerdeña, en manos de gobierno, se estaba llevando a cabo una práctica que no beneficiaba en absoluto los intereses del propio gobierno, al existir la costumbre de entregar las cartas directamente a las casas de postas o en las propias posadas, para que fuese transportada por particulares y viajeros que pasasen por allí. Para evitar esta situación de descontrol, el Estado creó unos sobres y unas fajas timbradas, que en el argot filatélicos son conocidas como “Cavallini”, que llevaban estampadas en seco una marca con el precio correspondiente. El no uso de estos documentos por parte del usuario del correo en Cerdeña, llevaba implicada duras sanciones. Pero el resultado no convenció y la gente siguió usando el método tradicional de dejar la carta al amparo de quién la pudiera transportar. Estos documentos, son piezas muy codiciadas en según qué sectores del coleccionismo filatélico.

Detalle de uno de los muchos artículos en prensa que encontraremos donde se cuestiona seriamente si el inventor del sello postal es más bien Chalmers y no Sir. R. Hill

De Yugoslavia conocemos también otra historia del mismo calado que las anteriores. En el año 1836, L. Koshier, funcionario postal natural de Austria – con la partición del Imperio Austrohúngaro, su localidad quedo dentro de territorio yugoslavo -, presentó al gobierno un plan de reforma del correo, donde su principal baza era la implantación de los sellos adhesivos.

Y por último, nos vamos a referir al gran olvidado – en cierta medida -, en lo referente a la historia de la invención del sello postal: James Chalmers (1782-1853), habitante de la ciudad escocesa de Dundee, librero de profesión, y que además cultivó el arte de la edición. De este británico, muchos llegan a afirmar que es realmente el padre del sello de correos, ya que hay constancia de que él ya pregonaba este sistema de pago previo y uso de sellos mucho antes de Rowland Hill.

Incluso hay voces que afirman que aquella leyenda que dijo Rowland Hill haber vivido en aquella posada de Escocia, que le dio pie a pensar en un sistema nuevo para el franqueo de la correspondencia, quién realmente vivió aquella situación fue Chalmers, y en cambio toda la gloria siempre se la ha llevado el propio Hill.

Carnet con sellos emitido por el correo británico dedicado a James Chalmers, donde apreciamos los diseños de sellos (izquierda) que llegó a presentar y usar

Es evidente que, como pasa con cualquier evento que la historia nos presente, aquello que cuaja y perdura, es lo que realmente se hace válido. El sello postal, a pesar de esos “ensayos” que hemos hoy conocido, solo cuajó a partir de la iniciativa presentada por Rowland Hill ante el Parlamento Británico, y de ahí se fue extendiendo imparable por el mundo entero. Hoy el sello postal sigue siendo el motor que mueve a millones de filatelistas en el mundo, escaparate de cultura y reflejo de la sociedad del país que lo emite. Pero el sello tiene siempre una historia tras él, que no podemos omitir ni olvidar.

05 mayo 2025

LA FILATELIA, ESA PASIÓN CENTENARIA Y LA SOVAFIL COMO DÉCANA DE LA FILATELIA ESPAÑOLA

 

UNA PASIÓN CENTENARIA


Por José Ivars Ivars
Socio SOVAFIL
Académico de la RAHFeHp

En ocasiones se nos olvida que esa pasión que hoy vivimos los que practicamos el buen arte del coleccionismo de sellos, esa pasión por la filatelia que sentimos, no es algo de hoy, sino que hubo quienes lo sintieron tanto ó más que nosotros hace ya muchos años. Y fruto de esa pasión, fruto de ese querer divulgar el coleccionismo de sellos, hace ahora 125 años nacía en Valencia, aunque con otra denominación, nuestra querida Sociedad Valenciana de Filatelia – SOVAFIL -. La actual “Decana” de la filatelia española, tiene una larga historia a sus espaldas, como también la tiene la filatelia.

Detalle de la carta publicada por el periódico "La Mañana" de fecha 09l06.1881

Los orígenes del coleccionismo de sellos, el nacimiento de este pasatiempo que llegó a decirse era cosa de reyes, suele asociarse directamente al nacimiento del sello como forma de pago previo en el envío de la correspondencia. Evidentemente sin el sello como protagonista, difícilmente nos hubiéramos interesado por su estudio y coleccionismo, ni tan siquiera ese apartado llamado Prefilatelia que se ocupará de estudiar el correo con anterioridad al uso del sello postal.

Querer situar los inicios del coleccionismo de sellos en España, siempre ha sido una tarea muy difícil de llevar a cabo, entre otras cosas, por la falta de datos concretos. Hay quien afirma que la filatelia empezó como un juego de niños (1), que con el tiempo adoptaron las personas adultas, interesándose por estos diminutos trocitos de papel. Lógicamente en España, la fiebre por la filatelia llegaría ya como algo que se practicaba en otras partes de Europa, en especial en Inglaterra, cuna del sello postal. Ponerle nombre al primer filatelista de España, sin poder contrastarlo como toca, es algo que nunca me ha gustado, pero si he de ser fiel a las publicaciones que si se han atrevido a ello, cabe decir que este honor lo tiene D. Santiago Ángel Saura i Mascaró (1818-1882) (2), quién sin querer o sin pretenderlo, la historia le otorga es gesto de ser el iniciador del filatelismo en España. ¡Por alguien hay que empezar!

Periódico "El Bien Público" de Mahón, de fecha 12.01.1897, donde se da cuenta de la creación de la Sociedad Filatélica de Maó

Lógicamente, con un solo coleccionista no avanza una afición. La pasión por la filatelia en España, debió ser algo innato de mucha gente, que con el tiempo precisarían de herramientas con las que llevar a cabo este reciente coleccionismo. Harían falta, publicaciones, catálogos y estudios, y lo más importante de todo, la unión de todos ellos en entidades con el único fin de divulgar y dar a conocer esa pasión llamada Filatelia.

Todas estas citadas herramientas indispensables para el filatelista, surgieron ya en Europa años antes que en España. Así conocemos que el primer listado de sellos en forma de lo que después conoceríamos como “catálogo”, aparece en 1861 obra del francés Françoisa Berger-Levrault (3). Posteriormente, la idea gustó tanto a J. B. Moëns, que en 1862, crea ya el que si está considerado como “Primer Catálogo de Sellos del Mundo”. El pionero de los catálogos de sellos editados en España, aparece en el año 1864, de la mano del catalán José Mª Verges de Cardona, que lo denominó como “Manual del Coleccionista de Sellos de Correo”, una obra de 183 páginas, en las que “…se relacionaban todos los sellos del mundo con una única numeración correlativa para todos los países…” (4).

Portada del catálogo de J. B. Moëns, edición de 1892, considerado como el 1er. 
catálogo de sellos del mundo

En lo que respecta a publicaciones y revistas especializadas en materia filatélica, nuevamente Inglaterra se lleva el primer puesto con su “The Stamps Collecter´s Monthli Advertiser”, revista que sacó su primer número el 15 de diciembre de 1862. La primera de las españolas fue muy efímera, con tan solo un número aparecido el 15 de julio de 1870 bajo el nombre “El indicador de Sellos”. Afortunadamente, a este le seguirían muchas más, siendo todas ellas el germen de una ciencia que ha llegado a nuestros días.

Los datos que se tienen sobre las primeras sociedades filatélicas constituidas en el mundo, ponen en primer lugar a la ciudad de París, donde se crearía en el año 1865 la Societé Philateliqué de París, seguida por Nueva York en 1868, y finalmente la de Londres en 1869 (5).

Para la filatelia española, encontrar datos de que sociedad filatélica tiene ese privilegio de ser la precursora, no es tarea fácil. Muchas de las primeras en arrancar con el asociacionismo filatélico, han dejado de existir y poca o nula documentación, ha llegado hasta nuestros días. 

Imagen de D. Luis Reig, 1er Presidente de la Unión Filatélica de Valencia, actual SOVAFIL
Fuente: Web corporativa de SOVAFIL

Suele haber un baile de fechas y de información que da como la 1ª Sociedad Filatélica en España a la que se constituyó en 1884 en Santa Cruz de Tenerife. Al menos esta es la que con más probabilidad fue la pionera de todas (6), aunque dejó de funcionar en su día.

Pero no todas la que se crearon a finales del Siglo XIX, llegaron hasta nuestros días. Ciudades como Barcelona (1888), Málaga (7) y Sevilla (1895) ó Palma de Mallorca y Madrid (1897), hoy cuenta con su correspondiente entidad filatélica, pero no es aquella originaría. Solo una en toda España (8), puede afirmar que desde su creación en el año 1900, no ha dejado de realizar actividad filatélica, ni en los peores tiempos: La Sociedad Valenciana de Filatelia, que originalmente nacería bajo la denominación de Unión Filatélica Valenciana.

El 6 de mayo de 1900 y bajo la Presidente de D. Luis Reig, nacía en la ciudad del Turia, una de las más importantes y fructíferas entidades filatélicas que ha tenido España – y sigue teniendo -, cuna del filatelismo valenciano, y por el que han pasado una serie de coleccionistas notables de la filatelia española. Estamos pues de celebración. 125 años después de aquella fecha, Valencia sigue contando con aquella pasión inicial por el coleccionismo de sellos. SOVAFIL es todo un referente filatélico para la ciudad de Valencia, y tiene todavía muchos años por delante para seguir demostrando que en Valencia la filatelia tiene nombre propio… y mucha historia.

"Obligación" de uno de los socios de la Unión Filatélica de Valencia, de fecha 07.04.1901
Fuente: SOVAFIL


Notas:

 

1.       Así lo afirma el Dr. Thebussem en una carta que dirige a D. Joaquín Compañel, Jefe de material de Correos, publicada en el periódico “La Mañana en fecha del 09.06.1881.

2.      Nacido en Barcelona, estudió la carrera de Derecho pero nunca ejerció como tal. Fue un naturalista, escritor, y además cultivó el coleccionismo de monedas y de sellos, como sabemos.

3.      Otros autores y estudiosos del tema, citan al francés A. Potiquet, como autor del 1er catálogo de sellos, editado ese mismo año de 1861.

4.      Sempere Luque, José María. “Los catálogos de sellos españoles”. Revista de Filatelia. Mayo 2005.

5.      Hay estudios y publicaciones que omiten las 2 primeras, y simplemente dan como valido que la 1ª Sociedad Filatélica del Mundo, fue la creada en Londres.

6.      Existe una entrevista en el periódico “La Provincia” de las Palmas de Gran Canarias, en las que los entrevistados, afirman que en 1879, se creó una sociedad filatélica en la ciudad, y que es la 1ª de España (https://www.laprovincia.es/las-palmas/2014/11/12/gobierno-franquista-permitio-sellos-republica-10259214.html).

7.      El periódico “El Vigía Católico” de Ciutadella (Baleares) del 26.06.1890, afirma que en 1890 ya existía una Sociedad Filatélica en Málaga. Aunque con las noticias en prensa, siempre hay que ser cautos.

8.      Existe un precedente en actual Sociedad Filatélica de Maó (Baleares) que según la prensa de la época (El Bien Público. 12.01.1897), sobre la constitución de una Sociedad Filatélica en Maó, aunque no se ha podido demostrar que sea la misma sin interrupción que la que actualmente está en funcionamiento.

03 mayo 2025

Apuntes Filatélicos: LA FRANQUICIA POSTAL

 

Apuntes Filatélicos

CARTAS SIN SELLO: “LA FRANQUICIA POSTAL”

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

El gozar de privilegios en el envío de la correspondencia para según qué sectores de la población, de la administración, etc., siempre ha existido. Uno de estos privilegios era el poder enviar “franco de porte” cualquier carta a cualquier destino. No eran pocos los organismos tanto civiles como militares, que disfrutaban del mandar la correspondencia a coste cero. Los grandes estudiosos de esta rama de la filatelia, apuntan que este hecho ocasionó no menos problemas y excesos, que la administración tuvo que frenar de alguna forma. Y como todo en la vida, la única forma de controlar los excesos, es regulando de alguna forma el uso de estos privilegios, que llamaremos “Franquicia Postal”.

Esta exención en el pago del envío de cartas o tarjetas postales, tanto para determinadas administraciones como para ciertos particulares, se regularizó por Real Decreto de 23 de septiembre de 1908, el cual daba las instrucciones precisas para quienes gozasen de este privilegio postal, tuvieran en cuenta los cambios que se producían y que detalles postales debían incluir la correspondencia para ser tratada como “Franquicia”.

Esos detalles que todo filatelista conoce, fue por ejemplo la introducción de un cuño de fechas específico que se estampaba en la correspondencia, en las que aparecían las palabras “Correos”, “Franquicia” y la fecha de expedición de la carta o del envío. Estas marcas específicas, le otorgaban a los documentos postales, un carácter especial, donde aparecían sobres circulados por correo, pero “sin sello postal” alguno, y que durante mucho tiempo, fueron documentos rechazados por cierto sector del filatelismo, y que hoy son verdaderas joyas de la Historia Postal.

Carta dirigida de Ondara a Dénia. Marca de Franquicia del Ayuntamiento de Ondara

El 28 de septiembre de 1908, una circular de la Dirección General de Correos y Telégrafos, da detalles a las oficinas del ramo de las características de estas marcas, modelo que con el tiempo fue cambiando por razones propias del servicio. Así podemos leer que la estampación se hará sobre tinta negra, con unas medidas de la estampación de 53 mm. de altura contando la corona que llevaban estos cuños de franquicia postal, con doble circunferencia, la exterior de 38 mm., y la interior 29 mm.  Dentro de ambas circunferencias, se puede leer en cada caso, la Administración que goza de dicha franquicia. Las entidades, empresas ó particulares a los que se le concedía estas franquicias postales, debían presentar una “factura” o relación de los envíos que se entregaban para su envío. La factura debía rezar así: “… en el día de la fecha se entregan en la Oficina de Correos de…, para su expedición…pliegos con franquicia postal…”.

Como es habitual en estos casos y dado que estuvo en vigor hasta finales de 1993 (Ley 31/1990), estas franquicias se fueron adaptando a periodos históricos como monarquías, república y franquismo, donde en cada caso el formato de estos cuños se modificaba sustituyendo la corona en función del periodo de que se tratase. Esto hace que el estudio de estos modelos, otorguen al filatelista un campo de estudio y especialización muy amplio e interesante.

Hablar de cantidad de entidades, organismos y administraciones que a lo largo de los casi 90 años que estuvo en vigor este sistema de franqueo, puede resultar tedioso para el lector, no existiendo una catalogación completa de todos estos cuños, pero si una aproximación a través del trabajo que en “San Filatelio” (emplazamiento online de Luis Pérez), que habla de los cientos de ayuntamientos y organismos que fueron usuarios de esta franquicia. D. José Pedro Gómez-Agüero, otro de los expertos en la materia, llega a afirmar que son miles las franquicias que existen, y que dan mucho juego al filatelista.

Marca de Franquicia Postal del Ayuntamiento de Sanet y Negrals (Alicante. Carta dirigida a Alicante con tránsito por Benimeli.

Hay un periodo de tiempo en el que el exceso de estas franquicias debió de ser tal, según el propio Luis Pérez afirma, que la Ley del Timbre de 19 de octubre de 1920 (Gaceta de Madrid 29.10.1920), suprime de un plumazo todas las franquicias “…sin excepción…”, aunque dejaron en el aire si se incluía también la correspondencia oficial.

Hay que destacar que aunque inicialmente la norma impuesta indicaba que la estampación debía ir en color negro, con el tiempo ese color paso a ser azul, en incluso las hay estampadas en rojo, no siendo una norma que se tuviera muy en cuenta a la hora de sancionar los envíos que no la cumplieran. Y mucho más interesante resulta encontrar esas cartas circuladas con la correspondiente franquicia postal, en los que se usó cualquiera de los idiomas oficiales que hay en España, sea en castellano, catalán/valenciano, euskera o gallego.

De la comarca, tampoco nunca se hizo una catalogación exhaustiva y con seriedad de cuantos ayuntamientos, organismos, y demás instituciones, usaron de estas franquicias, aunque podríamos afirmar que raro sería nombrar uno solo que no hubiera generado este tipo de material para el filatelista. Hoy, lamentablemente, muchas de esas piezas, verdaderos tesoros para nuestra historia postal, han desaparecido por no haberles dado la importancia que merecieron tener en su momento. El no llevar sello alguno, hizo que fueran menospreciados y tal vez no coleccionados para deleite de quienes admiramos este tipo de colecciones. Pero nunca se puede decir que este todo perdido. Es un material, la Franquicia Postal, sea como estudio de una zona geográfica, o como estudio temático, que se tiene que tener muy en cuenta.

Evolución de la marcas de Franquicia. Fuente: SOFIMA

Como bien apuntaba en su día el Académico D. Francisco Aracil, “…hablar de cartas sin sellos (…) es como hablar de vino basándonos en botellas vacías…”. No es un símil muy acertado, ya que cartas sin sellos las hubo incluso con anterioridad a 1840 cuando nació el sello postal, o anteriores a 1850 cuando el sello se impone en España, y no por ello esas cartas tienen menos importancia. En ocasiones, la filatelia se ha entendido mal, y simplemente se ha buscado el sello postal como elemento coleccionable, cuando la historia nos demuestra que todo aquello que circuló por correo, es susceptible de ser coleccionado. Y la Franquicia Postal, no se libra de ello.