Lo que la prensa nos contó… (82)
FILATELIA
Y CRIMENES…ARGUMENTO PARA UNA NOVELA
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHp
©Ifac Filatélico
Los que disfrutamos con lecturas filatélicas de antaño, aquellas
escritas hace mucho tiempo y que reflejan aspectos del coleccionismo de sellos
que hoy nos puden llegar a sorprender, sabemos que han existido historias
entorno al sello postal y su coleccionismo que servirian sin duda de argumento
para la mejor de las novelas. Recopilar esas historias, seguramente nos llevará
un día a plasmarlas en una publicación en forma de libro – digital o en papel,
quién sabe -, pero será interesante el resultado obtenido.
De todas estas historias conocidas y descubiertas, hay una que a mi
personalmente me ha resultado muy curiosa. Uno nunca hubiera imaginado que tras
el coleccionismo de sellos, que tras la filatelia, se pudiera llegar a cometer
un crimen; y resulta que no es un caso solitario, sino que los hay y muchos.
¿Quién puede comerte un crimen, en base a unos sellos de correos que forman una
colección? Sencillamente la codicia, la envídia y la mala gente.
Judicialmente se conocío como el “Caso Umbert”, y tuvo lugar en
París a finales del siglo XIX. Y como cualquier crimen que tenga lugar, la
prensa se ocuparía de darlo a conocer, tal vez por lo peculiar del caso, sellos
y pasión. Varios fueron los periódicos españoles que mostraron detalles de la
noticia –Noticiero Sevillano, Heraldo de Baleares, El Correo, El Diario de Murcia, El
Siglo Futuro, etc. -, especialmente del juicio que en el mes de octubre se
llevó a cabo en París. Por ejemplo, el periódico El Noticiero Sevillano, en su edición de fecha 29 de octubre de
1896, titula la noticia como “El Crimen de Couville”, en relación
a la ciudad francesa donde ocurrieron los hechos. Según este periódico
sevillano, los hechos “…absorbieron por
muchos días la atención de toda Francia…”. Y como todo buen crimen, siempre
hay personajes alrededor del mismo. El “presunto” autor del crimen, llamado José
Anbert; el asesinado Delahaef, y una tercera persona
complice de la primera, Margarita Dubois.
Y el móvil de este crimen parece ser una colección de sellos. El tal
Anbert, de 23 años de edad e hijo de una familia acomodada de Burdeos, al
parecer le habían ido mal muchos negocios que había puesto en marcha. Su
carácter se fue endureciendo por la situación, y cuando la situación llegó a
ser crítica, parece ser que decidió matar al propietario de una colección de
sellos valorada en 12.000 francos – bastante dinero para la época -. El filatelista
no fue otro que el mencionado Delahaef. La tercera persona, parece ser que era
pareja del detenido, la cual confesaría no tuvo nada que ver con el crimen,
aunque delataría a su pareja y confesaría el crimen perpetrado por José Anbert.
De nada le serviría a Margarita la confesión, pues al final se le culparía de
participar en los hechos.
Algunos de los periódicos citados, al dar detalles del juicio
celebrado en Paris – octubre de 1896 -, dan cuenta que el padre del fallecido
no ha reclamado indemnización alguna, pero si que se le devuelva la colección
de sellos sustraida. ¡Debió de ser una gran colección para la época!
El Diario de Burgos, en su
edición del día 30 de octubre de 1896, nos relata la sentencia del caso. Nos
dice que el tribunal tuvo claro la autoría de los hechos y condenaron al jóven
Delahef a trabajos forzados a perpetuidad, y a su compañera y complice,
Margarita, se le ha impuesto una condena de 3 años. Al parecer la sentencia y
las condenas no fueron del agrado de quienes siguieron el caso, y mucho menos
de la familia, que esperaba la pena capital, pero la enfermedad del asesino,
hizo que le jurado tuviera cierta piedad por su persona.
Esta historia, junto a tantas otras, nos viene a decir que los
sellos y su coleccionismo no estuvieron faltos de tramas que bien merecen sean
plasmados en alguna novela.

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