18 diciembre 2014

LA HISTORIA DEL LACRE



PEQUEÑOS APUNTES SOBRE LA HISTORÍA DEL LACRE

José Ivars Ivars. A.F. de Calp

Puede que no lo vayamos a encontrar en todo tipo de correspondencia, pero es un elemento más dentro del conjunto postal. En muchos de estos documentos, sobre todo en épocas remotas, se podían encontrar como parte diferenciadora de su procedencia ó importancia, y generalmente como cierre de los mismos. Nos referimos al LACRE.


Lacrar la correspondencia puede considerarse como un método muy antiguo de sellado de cartas, escritos y documentos, así como cierre de paquetes, en donde una pasta sólida que con el calor se volvía pastosa y que al enfriarse volvía a endurecerse, presenta cierta adherencia al objeto y se muestra quebradizo.

Su uso se pierde en el tiempo. En época romana era muy habitual su utilización en documentación de carácter político-militar. Al parecer, según fuentes históricas, su invención se sitúa en la India (1), de donde llega a Europa, vía España, de la formula para su confección. Los primeros era realizados propiamente de cera incolora, derretida junto con trementina de Venecia, y posteriormente se le fueron añadiendo elementos y colores, especialmente el rojo que todos conocemos. Como hemos señalados, la introducción del lacre en el mundo occidental se debe especialmente a navegantes y comerciantes Venecianos que lo trajeron desde la India, y fue a través de España donde tuvo una gran aceptación, donde paso al resto de Europa, empezando por la vecina Francia, y a América a través de los viajes a Ultramar.


Pero el lacre, a lo largo de la Historia, se ha usado para infinidad de circunstancias, usos ó utilidades. Si durante los siglos XVI y XVII, su uso se centró en el sellado y cierres en cartas y manuscritos, con el siglo XVIII, nuestro Rey Fernando VI, le daría una nueva utilidad. El regente ordena colocar lacre sobre el cuello de las botellas de vino, sobre todo de las que procedían de Burdeos, al observar que a algunas de ellas se le evaporaba el caldo de su contenido. Normas muy estrictas al respecto, ordenaban “….no abrir botella alguna sin presencia del Rey…”, bajo riesgo de Pena de Muerte. Este sería pues, el origen de las cápsulas de lacre, que sobre el cuello de las botellas de vino, especialmente los “reserva”, se coloca hoy en día.

En las normativas de Correos del año 1934, una de las condiciones para el envío de cartas con "Valores Declarados" decía así: "...el envío habrá de hacerse bajo sobre de tele o de papel consistente, sin borde o filete de color, perfectamente cerrado, precintado y con cinco o más sellos de LACRE de buena calidad..." (2). Es pues un elemento a tener en cuenta a la hora de estudiar la correspondencia de valores declarados, y más cuando con toda seguridad esta condición de 1934, se adoptaba en anteriores normativas.

Hoy en día el uso del lacre sobre cartas ha disminuido notablemente, salvo algunos afines a la elegancia de una buena carta escrita y lacrada, como señal de buen gusto. También se suele utilizar como cerramientos de ciertos artículos de regalo, estampaciones decorativas en invitaciones de boda, etc. Muchas de las familias nobles de Europa y América, siguen teniendo aquellos sellos con las insignias de sus familias que durante centurias fueron usando sus antepasados, en mucha de la documentación que se creo.
Sin duda, como dijimos al inicio, se trata de un elemento postal a tener en cuenta, convencidos además de que el Lacre, forma parte de la historia postal y de la correspondencia epistolar de las grandes familias, especialmente de la Edad Media.


                                                                                  
(1) En la India se usaba especialmente para sellar documentación y manuscritos importantes y relevantes.
(2) Observación aportado por el coleccionista D. Evaristo Alfaro (Madrid) que ha permitido esta modificación del artículo inicial.

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