Apuntes
Filatélicos
SELLOS
PARA LA COMARCA: LA NUMANCIA
Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
Para
quienes no la practican, la Filatelia es un arte que nos adentra en muchos
campos de la cultura. Es un pasatiempo que nos hace conocer, una forma amena y
didáctica de culturizarnos debidamente, porque a poco que tiremos del hilo,
siempre vamos a conocer y descubrir cosas nuevas. No es de extrañar pues, que
con la filatelia se trate de acerca a los más jóvenes, a un mundo entretenido
en el que van a aprender otras ciencias, como la geografía, la historia, el
arte, la literatura, etc. En definitiva, un pasatiempo enriquecedor lo miremos
por donde lo miremos.
Hoy
hablaremos de uno de esos sellos, que no siendo “nuestro” ni teniendo nada que
ver con la Comarca, al menos a primera vista, el motivo que Correos eligió para
darle forma, mucho tiene que ver con Calp y con su historia. Más bien con la
historia de uno de sus más ilustres personajes, para quién la historia le tenía
reservado su lugar, y que esperemos que un día la filatelia también lo tenga en
cuenta.
Sello emitido en 1964 dentro de la Serie "Homenaje a la Armada" |
El
sello en cuestión forma parte de una emisión que Correos dedicó en el año 1964
a la Marina Española, con un total de 14 sellos con imágenes de diferentes
buques y barcos que han formado parte de la historia de la Marina de Guerra
Española, y de entre todos, uno dedicado a la Fragata Numancia, sello
del que pretendemos hoy dar unas pinceladas históricas y filatélicas, y poder
entender porque se trata de un sello que bien debería formar parte de la
historia postal de la comarca.
El
sello tiene un facial de 2,50 Ptas., y fue puesto en circulación en la fecha
del 16 de julio de 1964 (O.M. 04.07.1964), con un dentado 13 ¼, en pliegos de
25 sellos y con una tirada que según datos de Correos, fue de 4 millones de
ejemplares, para este sello en concreto, cifra que dista mucho de las
cantidades que hoy en día se ponen en circulación de cada uno de los sellos que
aparecen, lo que nos da una ligera idea de que cada vez el sello se ve menos en
la correspondencia.
Del
motivo de este sello, es decir de la Fragata Numancia, podemos decir que se
trata de uno de los mejores barcos (históricos) con que ha contado la Armada
Española. Se construyó en los astilleros de Tolón (Francia), en una época en la
que este tipo de embarcación militar se estaba poniendo de moda. Fue entregada
a España en diciembre de 1864. El hecho de fabricarse en el extranjero, se debe
principalmente a que los astilleros españoles no estaban, a mediados del Siglo
XIX, preparados para llevar a cabo la construcción de estas embarcaciones.
Dibujo de Nicolás Constantini Sau, según publicación del Periódico LA VERDAD de Murcia (18.04.2015) |
Una
vez botado y con base en Cartagena, su primera misión tuvo lugar en aguas del
Pacífico. Históricamente, La Numancia
ha sido uno de los barcos más representativos de una moderna armada española.
No en vano, fue el buque escogido para desplazarse hasta Italia en noviembre de
1870, y traer a España, a D. Amadeo de Saboya, futuro Rey de España.
Pero
el episodio histórico vivido por este barco, y que lo relaciona directamente
con nuestra comarca, es el haber participado en la rebelión cantonal de
Cartagena. Sería el 13 de julio de 1873 cuando la tripulación del Numancia se
unió, junto a otros buques españoles fondeados en la base murciana, a la
revuelta cantonal de Cartagena.
Este
episodio en la historia de España, que también fue tratado por el escritor
Benito Pérez Galdós en sus famosos “Episodios
Nacionales”, fue un ejemplo más de la inestabilidad política que se vivió
en España durante la 1ª República (1873-1874), y que justamente tuvo como
protagonista al calpino Nicolás “Colau”
Constantini Sau, nacido en Calp en 1826, y del que según el historiador
local, D. Andrés Ortolá, el propio Galdós ya lo menciona en su obra
confundiendo su nombre por el de Alberto. No fue la única revuelta que se
produjo con el fin de constituirse en pequeño estado independiente y alejarse
de la mala praxis de gobierno que ejerció el gobierno de la República, pero si
fue en la que participó más activamente nuestro marino calpino.
“Colau”
fue durante toda su vida, un intrépido lobo de mar, curtido en la navegación de
la época, conocedor del mediterráneo como nadie, y que participó en algún que
otro salvamento por el que fue reconocido y recompensado. No en vano, lucía la
Legión de Honor de Francia por heroicos salvamentos del pasado. Pérez Galdós lo
cita en su obra diciendo que “…Al
consignar que a bordo de las naves cantonales iba lo más granado y florido del
personal revolucionario, debo decir que el único hombre de mar y guerra
marítima (…) que merecía ser recordado en la historia era un tal Alberto Colau,
contrabandista, hijo de Alicante…”.
En
relación a la vinculación que tuvo “Colau” con la Fragata Numancia, otro
historiador calpino, D. Vicente Llopis en su obra “Calpe”, describe el episodio
acaecido en la fecha del 18 de octubre de 1873, donde tras el bombardeo de la
ciudad de Alicante, la flota cantonal se refugia en la bahía de Calpe, y con
ella desembarca el personal al mando del “…titulado
almirante Nicolás Constantini, El Genovés…”. Iba capitaneando otro buque,
El Tetuán y junto a la Numancia y otros, se dirigían a Valencia a seguir
tratando de imponer la insurrección.
El
14 de enero de 1874, con la ciudad de Cartagena sin posibilidad de éxito en su
revuelta social y política, Colau realizaría su última gesta histórica. La
tarde de aquel día, al mando de la Fragata Numancia, y con el puerto de
Cartagena sitiado por buques afines al gobierno de la 1ª República, puso rumbo
a Orán con los principales cabecillas de la fracasada revuelta cantonal. A
pesar del bloqueo, Colau conseguiría llevar la Numancia hasta el puerto
argelino. Días después, con el armisticio, la histórica fragata fue devuelta al
gobierno español.
Un
episodio más que a través de la filatelia, y el profundizar en su estudio cuando
un sello nos llega, hace que la filatelia tenga un sentido más amplio del que
simplemente nos ofrece, si al sello postal lo guardásemos sin más en su
correspondiente álbum. A pesar de la importancia que este buque ha tenido a lo
largo de su vida marítima, y el hecho, por citar uno, de que fuese el buque
blindado en circunnavegar la tierra, hace extraño que tan solo una vez haya
sido filatelizado. Al menos en lo que ha sellos se refiere. En cuestión de
marcofilia, es decir, en matasellos alusivos a este barco de la armada
española, sus hazañas y gestas, podemos encontrar diversos y diferentes usados
en diversas ciudades de las que ha formado parte en su periplo
marítimo-militar.
El
que no ha tenido todavía la suerte de formar parte de la filatelia española, es
nuestro querido lobo de mar, Colau el Genovés. Este calpino al que Galdós
rebautizó como “Barbaroja”, merece que no se nos olviden ni sus gestas, ni su
historia. La Filatelia está en deuda con él, y dentro de unos años se cumplirán
200 años de su nacimiento, buen momento para que filatélicamente hablando,
volvamos a recordar a este “pirata del mediterráneo”.
Hablar
de un sello, es ver mucho más allá de lo que a simple vista nos muestra. Su
papel, el dentado, el motivo, su valor facial, y otras características del
mismo sello, son simplemente detalles filatélicos a tener en cuenta. Pero el
sello es mucho más. Solo si profundizamos en ello, sacaremos la esencia
verdadera de la filatelia.
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