01 noviembre 2024

Apuntes Filatélicos: EL LUTO EN LA CORRESPONDENCIA

 

Apuntes Filatélicos

LAS CARTAS DE LUTO

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

La cultura de la muerte siempre ha estado muy arraigada en la sociedad. Desde tiempos inmemoriales, el viaje final al más allá, se ha socializado de distintas formas, e incluso hoy en día según de qué país estemos hablando, se vive de una u otra forma. Celebraciones como los de “Todos los Santos” en España, o el “Día de los Muertos” en México, son un ejemplo de ello. Y los mexicanos con su celebración van más allá, hasta el punto de que son tradicionales las emisiones postales dedicadas a esta ancestral festividad.

En España tenemos el ejemplo de un curioso libro fechado en Madrid en 1725 – año no confirmado oficialmente -, titulado “Correo del otro mundo al gran Piscator de Salamanca. Cartas respondidas a los muertos por el mismo Piscator”, - Sarrahal de Milán -, del autor D. Diego de Torres Villarroel, cuya lectura no nos dejará indiferentes, y que ya nos deja claro que hasta la literatura se ocupó en el Siglo XVIII de la correspondencia epistolar con el más allá.

Pero de los que nos vamos a ocupar hoy, es de la “Cartas de Luto”, y de ello la filatelia y los coleccionistas tienen mucho que decir. No es una colección al uso, el ir recopilando cartas de este tipo, pero son algunos filatelistas – o coleccionistas en general – a los que les ha despertado un cierto interés por la materia. En Calp, el filatelista Joaquín Vázquez Boronat posee una considerable muestra de estas cartas, algunas de ellas con cierta historia detrás de ellas.

Las cartas de luto son, cartas en las que se informaba del fallecimiento de alguien, e incluso servían para transmitir el pésame. Pensemos que en una época de la historia en la que la forma más rápida de comunicar un hecho, en este caso triste y luctuoso, era el correo. Cualquier fallecimiento que se tuviera que comunicar pasaba necesariamente, o bien por su publicación en la prensa escrita ó por el envío de este tipo de correspondencia, dando la triste noticia. Y son cartas que a simple vista se aprecia una notable diferencia – en la mayoría de ellas -, frente a otras: llevan un borde más o menos grueso de color negro que ocupa todo el frontal del sobre, incluso a veces el reverso del mismo también. Incluso el papel que se usaba para comunicar el fallecimiento de alguien, o en su caso de manifestar ese pésame a la familia, iba también con esa decoración en negro ocupando todo el borde del papel.

En épocas, ó países en los que el luto por el fallecimiento de un ser querido, era tal vez más estricto de lo que podamos imaginar, sin haber una reglas escritas al respecto, incluso la familia durante un espacio de tiempo, usaría de estas cartas y papeles con el borde de color negro, para cualquier tipo de comunicación escrita, envío de facturas si se trataba de una empresa, etc. No solo se llevaría luto con la vestimenta a usar, sino que la correspondencia epistolar, daría cuenta de ello.

El uso del negro como señal de luto viene de tiempo inmemorial. El negro representa la ausencia de luz, que viene a representar la vida. En algunas tribus antiguas, el miedo a que el alma de los difuntos se introdujera en los vivos, les hacía pintarse totalmente de negro para de esa forma pasar desapercibidos. Los propios Reyes Católicos, establecieron como norma el uso del negro como símbolo de luto, y lo promulgaron con unas leyes a las que denominaron como “Pragmáticas de Luto y Cera”. Con el tiempo, el color negro se quedó para representar esa expresión de dolor ante la muerte. Hoy nos es habitual incluso el conocido “Crespón negro”, que se puso de moda tras los atentados del 11 de marzo de 2004, y que aparece en el sello de Correos de ese mismo año, en homenaje a las víctimas de aquel atentado.

Sobre el origen de este tipo de correo de luto, la controversia o disparidad de opiniones está servida. No hay una fecha clara de inicio del uso de esta correspondencia luctuosa, aunque podemos señalar que con toda seguridad se inició en el Siglo XIX y fue muy popular hasta los años 70-80 del pasado Siglo XX. Otros estudiosos de la materia, afirman que se pueden encontrar cartas de luto desde el mismo momento que se estableció como costumbre el uso de sobres en la correspondencia, e incluso hay quién afirma que su inicio está ligado a los orígenes de los primeros sellos en España y su uso como pago previo para el envío de cartas, algo que a la vista de los ejemplares cotejados, podemos desmentir categóricamente, dado que hay ejemplos de estas cartas, fechas con anterioridad al uso del sello postal en España, incluso al uso del sobre en la correspondencia.

Es más, el Archivo de la Corona de Aragón dispone de una serie de legados con correspondencia de los Siglos XIII al XVI, que corresponden a diferentes epístolas anunciadoras de fallecimientos y cartas de condolencias, documentos de una relevancia histórica sin precedentes – La Muerte en la Casa Real de Aragón. Institución Fernando el Católico. 2018 -.

La historiografía nos ha dejado verdaderos trabajos literarios sobre la materia, especialmente de cómo proceder para redactar y enviar una “Carta de Luto”, un proceder que tenía su ritual y su anatomía epistolar. Era muy serio tema ponerse a escribir una de estas cartas, bien para informar del fallecimiento, o bien para manifestar a la familia ese pésame que a través del correo llevaba a los familiares. Se cuidaba muy bien el contenido de la misiva, así como el hecho de introducir correctamente el destinatario, donde casi siempre se ponía “…a la familia de…”, indicando o bien el nombre del difunto o simplemente los apellidos.

Un coleccionismo poco arraigado, mucho menos conocido, gracias al cual se han podido salvar cartas y escritos que son verdaderos documentos históricos, que reflejan el sentir de una época, de un momento histórico que tal vez hoy con las nuevas tecnologías al alcance de la mano, haya conseguido que escribir unas letras para dar el pésame, sea algo impensable.