Apuntes Filatélicos
LA
TARJETA DE IDENTIDAD DE CORREOS
¿Antecedente
de los actuales D.N.I.?
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
Puede que penséis que el tema que nos ocupa hoy, poco o nada tenga
que ver con el coleccionismo de sellos, es decir, nada que ver con la
filatelia. Pero en realidad, las “Tarjetas de Identidad de Correos”,
si contemplan una serie de requisitos, bien puede formar parte de alguna
colección filatélica, atendiendo siempre a los reglamentos de cada una de las
Clases de Filatelia que se conocen.
Tarjeta de Idetidad Postal emitida en Valencia en 1949
Lo que sí será evidente cuando expongamos el tema, que estos
documentos que nacieron en el año 1913, tuvieron su protagonismo en su momento,
y forman parte de la historia ya. Hay quienes afirman que son los antecedentes
a nuestro actual Documento Nacional de Identidad, aunque se olvidan que hubo
unos documentos mucho antes, a mitad del siglo XIX, llamados “Cédulas Personales”, que son realmente
los precedentes de nuestros D.N.I actuales.
Históricamente las Tarjetas de Identidad de Correos, surgen a partir
del Congreso que celebraron los miembros de la Unión Postal Universal en 1885,
celebrada en Lisboa, y su creación se debió a la necesidad imperiosa de poder
identificar a los receptores de correspondencia, giros, reembolsos, correo
certificado, etc. Pero lo que iba destinado a ser un documento únicamente
válido y de uso en ámbitos postales, con el tiempo se convirtió en un necesario
documento que traspasó la frontera de lo postal, para ser usado en otros
ámbitos.
En España este uso normalizado tanto en aspectos públicos como en privados, más allá del meramente postal, se normalizo y popularizó durante los años 50 del siglo pasado. Las características de esta peculiar tarjeta era de cartón color café claro, escrita tanto en castellano como en francés, que se podía doblar, y de la que cada administración de correos llevaba su propio registro. Su vigencia solía ser de 3 años, y era rellenado a mano por los propios funcionarios de Correos, donde aparecían los datos correspondientes al solicitante, tales como el nombre y apellidos, la dirección de residencia, nacionalidad, profesión, etc., datos que el director de Correos o Administrador de la Oficina, corroboraba con su propia firma.
Antigua Tarjeta de Identidad Postal emitida en Onteniente en 1874, sin foto pero con rasgos físicos del solicitante
Para solicitarla, según el Real Decreto del 14 de enero de 1913,
bastaba con que fuesen conocidos por el personal de correos (art. 3º), y en
caso de que no fuese así, debería acreditar de alguna forma su personalidad. El
uso de esta Tarjeta Identidad Postal, era únicamente personal, no pudiendo
dejarla en manos de otras personas para la retirada de cualquier efecto postal.
Como hemos apuntado ya, suele decirse que esta tarjeta de identificación postal, es el precedente a nuestro actual Documento Nacional de Identidad, en España existe un precedente en la forma de la “Cédula Personal”, que fue creada por la Ley del 15 de febrero de 1854 (Gaceta de Madrid núm. 413, 17.02.1854), y estuvo en vigor hasta 1944, cuando se pasó a usar ya el D.N.I. Realmente las “Cédulas Personales”, no eran documentos identificativos personales, sino más bien un impuesto personal sobre la renta y el inquilino, pero encubierto bajo el disfraz de un documento personal. Se pagaba cada 2 años, y vinieron a sustituir los “pasaportes” que se usaban para viajar por España durante los siglos XVIII y XIX.
Cédula Personal expedida a favor de Pedro Ferrer, natural de Alcalalí en la fecha del 6 de marzo de 1884
No hubo un único modelo, ni un registro unificado, sino que
simplemente cada diputación provincial, estableció su propio criterio a la hora
de darles forma.
Si bien las Cédulas Personales no entrarían en una colección
filatélica, salvo en la modalidad de “Clase Abierta”, estas que hoy nos ocupan,
si podrían entrar en alguna colección filatélica, bien temática, ó bien de
historia postal, atendiendo además a que las tasas correspondientes, solían
abonarse en la oficina de correos, y se adherían a la tarjeta en forma de
sellos postales, en alguno de sus casos, sello que debía adherirse sobre la
fotografía del solicitante de la tarjeta.
Por su carácter de “Tasa” que se paga al solicitarlo, muchos
coleccionistas consideran este tipo de documento como parte de la Filatelia
Fiscal, aunque se desconocen si en algún país – en España no se conocen -, se
emitieron sellos fiscales para uso exclusivo de estas Tarjetas de Identidad
Postal.
Cédula Personal expedida en Dénia a nombre de Josefa Pérez, en el año 1940
Si tenemos en cuenta que fueron muchos los países miembros de la
Unión Postal Universal que le dieron uso, cabe incluso la posibilidad de que el
coleccionista se centre en una colección y estudio de este tipo de documentos,
donde además de por países, podrá ir recopilando todos los modelos que con el
tiempo se han ido creando, dando lugar a un conjunto histórico muy interesante
para la historia postal en general.
En España, la Tarjeta de Identidad Postal, estuvo en vigor hasta el
1 de julio de 1970, una vez generalizado el Documento Nacional de Identidad,
por lo que convivió con este durante muchos años. Son documentos no muy
cotidianos a la hora de encontrarlos, por lo que su coleccionismo puede
resultar todo un reto.
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