Historia del Correo
CURIOSAS COSAS ENVIADAS Y RECIBIDAS
POR CORREO
POR JOSÉ IVARS
Agrupación Filatélica de Calp.
Como si de irse a jugar se tratara,
el niño que va
a viajar como paquete por
correo
posa tan feliz y tranquilo
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El mundo del Correo a lo largo de toda su historia,
nos ofrece un sinfín de anécdotas, historias y curiosidades con las que
podríamos llenar miles de folios y descubriríamos todo un mundo que nos parece
habitual, pero no lo es. Y si habituados estamos a entender la correspondencia
como el envío ó recepción de cartas, postales y/ó paquetería, sumergirnos en la
historia del correo nos hace ver que este medio de comunicación, con siglos de
historia, ha servido en alguna ocasión para enviar y recibir algo que no fue
precisamente documentación escrita.
La revista EL ECO FILATÉLICO, nº 233 de fecha 15 de
enero de 1956, en su interior publica como noticia curiosa que extraen de la
revista "Correos”, que en la localidad inglesa de Bucking-Hampsihie, uno de
sus carteros recibió un curioso paquete para entregar, que además iba
“Certificado”, que se salía de lo habitual al tratarse de una vaca de nombre
“Flosie”. Prosigue la nota indicando que el granjero remitente del curioso
paquete, le costó enviar a “Flosie” 13,50 libras de la época (desconocemos el
año), para un envío de unos 20 km. Es de pensar que era habitual esto de enviar
“vacas” por correo, ó el pobre granjero no tenía otra forma de transportar la
res.
La nota de prensa da más detalles de otros curiosos
envíos por correo, y así indica que años antes se admitió por el correo inglés,
el envío de un “niño” que llegó a destino sano y salvo, como buenos
profesionales que son los carteros. Asombroso no?. Al hilo de esta curiosidad,
es muy conocida la historia de Charlotte, que fue una niña de 9 años, envía por
correo. Si como se lee, una niña enviada por correo como paquete. Corrían los
primeros años del Siglo XX y Estados Unidos abría al envío de paquetería al uso
domestico, sin una normativa clara, que hizo que en todo el país se produjera
una expansión brutal en este tipo de envíos.
Pero nadie esperaba que esta falta
de normativa diera lugar a que en la pequeña localidad de Grangeville (Idaho) y
con destino a Lewiston, saliera un día de febrero de 1914, un paquete un tanto
peculiar. El paquete se registró con un peso de 22 kilogramos y debía recorrer
la distancia de 117 km., y se trataba de la niña de 9 años Charlotte May
Pierstorff, que sus padres mandaron a casa de sus abuelos, y aprovecharon que
los envíos por correo, y sin norma que lo impidiera, resultaban mucho más
económico que el viaje en el ferrocarril de la época. Como curiosidad decir que
sus padres pagaron el envío con un sello de 53 centavos de dólar que era la
tarifa que se aplicaba para el envío de gallinas, pegado a su ropa y siempre
visible en todo el viaje. Como todo paquete, este también corrió el riesgo de
equivocar el destino, pero se salvó al poder el mismo, la niña, hablar y
corregir al cartero el destino al que iba la niña.
Imagen de Charlotte May
Pierstorff
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Una de las muchas imágenes
que se pueden ver del
envío
de niños por Correo
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Aunque desde siempre se pensó que este fue el primer
caso de envío de un niño por correo, algunos estudiosos dieron con casos
anteriores al de la niña Charlotte, que resultó ser el tercer caso que se
registrabaa en EE.UU. El primer caso resulta más sorprendente si cabe, al
tratarse del envió de un “Bebe” de tan solo 4,9 Kilogramos, envío que tuvo
lugar un en enero de 1914, recorriendo una milla y con un coste para sus padres
de 15 centavos de dólar. La historia se repitió, y el New York Times recogió la
noticia del envío de otro niño de 2 años de edad, para visitar a su abuela en
Oklahoma, recorriendo 25 millas, y donde el cartero en la entrevista afirmó que
“...el niño llevó todo el tiempo el sello de 25 centavos puesto en el
cuello...y lo separamos de la zona de la paquetería para sentarlo junto a los
empleados de Correos que íbamos en el vagón del tren”.
Si por distancia se tratará, el record de envío de
niños por el correos estadounidense, lo tiene la niña Edna Neff, que viajo la
friolera cifra de 1.164 km., desde Pensacola (Florida) donde vivía su madre, a
Christianburg (Virginia). Todo este trajín de niños enviados por correo
finalizó en el año 1915 cuando el gobierno americano lo prohibió tajantemente,
aunque se conocen al menos 2 casos más que se saltaron la prohibición.
Litografía de Samuel Rowse
publicada en el año 1850. Fuente wikipedia
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Aunque son muchos los casos de envío de cosas poco
usuales a través del correo, y que seguramente nos ocupará futuras
publicaciones, terminamos esta de hoy, hablando de un caso un tanto insólito
con un final feliz. La historia tiene como protagonista al esclavo Henry Brown,
quien en 1830 en enviado a una plantación de tabaco en Virginia, contando con
tan solo 15 años de edad. Pasados los años, en 1848, Henry, casado ya y con 3
hijos, y a la espera del cuarto, conoce que su mujer y sus hijos han sido
vendidos y aunque intentó alcanzarles, no llegó a tiempo. Su desesperación por
liberar a su familia le hizo idear un plan para lo que contaría con la ayuda de
un antiguo esclavo liberalizado de nombre James Cesar Anthony, que en contacto
con Samuel Alexander Smith, quien sería uno de los que más lucharía por abolir
la esclavitud. El plan era tan sugerente como que para viajar hasta la plantación
donde estaba su familia, y como no era libre por lo que viajar le estaba
totalmente prohibido, la idea era hacer el viaje por correo. Para ello y tras
conseguir el dinero que suponía enviarle a el dentro de una caja como paquete,
lo introdujeron en la caja que se suponía eran productos textiles, y viajo el
día 23 de marzo de 1849 durante 27 horas. El final, que suponemos feliz al
reencontrarse con su familia, no deja de ser igualmente sorprendente y una vez
más vemos que la historia del Correo siempre nos llenará de curiosas anécdotas.
Fuente consultada:
Archivo autor.
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