Apuntes
Filatélicos
DEPURACIÓN
FRANQUISTA EN CORREOS
Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac
Filatélico
Tristes guerras si no es
amor la empresa, tristes tristes… Miguel Hernández ya quiso
con este fragmento de su célebre verso, expresar que las guerras, sean las que
sean, son siempre muy tristes, y sus consecuencias nefastas, especialmente para
quienes incluso sin participar en ellas, se encontraban en el lado de los que
perdieron la contienda.
En la guerra civil
española algo de esto pasó. No hubo que esperarse a que finalizase la contienda
para que funcionarios del cuerpo de Correos viesen como a medida que la guerra
avanzaba y los sublevados ganaban terreno, la depuración político-social fue
sometiendo a estos trabajadores de Correos, manifestándose así la importancia
de controlar en la medida de lo posible, la trasmisión de noticias a través de
la correspondencia. Mejor tener a funcionarios afines a la ideología franquista
que tenerlos en contra.
Documentos varios Fuente Archivo J. Vázquez (Calp)
Detalles de la Depuración Franquista en el funcionariado de Correos en la Comarca
Tras darse por finalizada
la contienda bélica el 1 de abril de 1939, y tras casi cerca de 3 años de
muerte, odio y desesperación, se presentaba un panorama nada halagüeño, sobre
todo para los vencidos. España conocería una época, la posguerra, donde
represión, juicios indebidos y depuración, serían la tónica habitual en el día
a día de ciertos colectivos de cargos públicos.
Quienes ganaron esta
nefasta guerra, aplicaron sin miramientos sus propias reglas, y a muchos de los
funcionarios que en aquel momento disponían de un puesto de trabajo, se les
aplicarían leyes que solo perseguían un fin: aplicar un proceso represor sobre
carteros y otros funcionarios del ramo.
Una serie de leyes sobre “Depuración de Empleados Públicos”, que
no solo estuvieron vigentes durante la guerra civil, sino que fueron
modificándose y aplicándose casi hasta después del fallecimiento, en el año
1975, de Franco, hizo que se expedientara muchos de estos carteros, donde
fueron ellas, las mujeres que ejerciendo diferentes puestos en la
administración postal, las que vieron como se les aplicó sobre ellas, una
persecución sin precedentes.
Los carteros de la
comarca, al igual que los del resto de España, se vieron implicados en este
proceso franquista, del que existe diferente documentación al respecto, como el
caso del documento firmado por el Subdirector de la Estafeta de Dénia, D. Julián
Beraralmez en fecha del 27 de mayo de 1939, donde hace constar que “…cumpliendo
las normas fijadas por el Sr. Inspector Provincial para la anulación de todos
los nombramientos hechos después del 18 de julio de 1936 por el gobierno
rojo…comunico el cese a D. José Ciscar Climent, cartero del Molinell…”.
Se da el caso de que este cartero fue nombrado en fecha del 1 de mayo de 1937,
en plena contienda, y que ese mismo día del 27 de mayo, desde Dénia se informa
a la Oficina Principal de Correos de Alicante, que “…para no interrumpir el servicio
que presta, y visto sus antecedentes favorables…”, se le nombre cartero
con carácter provisional, seguramente a esperar la decisión suprema.
Documento relativo al Cartero de Beniarbeig D. José Más Cabrera
Fuente Archivo J. Vázquez (Calp)
No corrieron la misma
suerte, los carteros rurales de Benimeli y Sanet y Negrals, D. Juan Pujalte Alarcón y D. Bautista Mut y Mut, respectivamente,
que en la fecha del 21 de abril de 1939, fueron sustituidos de sus cargos
aduciendo para ello “…que su actuación política-social ha sido contraria a la que inspiró
el Glorioso Movimiento Nacional…”.
Al cartero-rural de
Beniarbeig, D. José Más Cabrera, le
sucedería algo similar. En la fecha del 10 de mayo de 1939, y tras haberle
abierto por parte de los vencedores, un expediente político-social del que se
desprende que su causa es la causa del “Glorioso Movimiento Nacional”, se le
admite con carácter provisional de nuevo en su puesto de cartero, a esperas de
lo que dicte definitivamente el Juez encargado del proceso. El expediente
abierto en su día, estuvo motivado por el hecho de que en la fecha del 24 de
noviembre de 1938, había cesado en el cargo de cartero-rural para incorporarse
a filas.
Al igual que sucedería con
el personal de correos, también se aplicó la represión y revisión en forma de
“expedientes”, al personal de Telégrafos. En Dénia, se puede citar el caso del
Oficial de 1ª, que lo era D. Arquímedes
Isa Uría, el cual fue controlado en los primeros meses de 1940, para
depurar del informe final, si era merecedor del cargo que ocupaba, incluso el
propio cartero-rural que lo era en enero de 1940, de la Llosa de Camacho, D. Vicente Pons Llácer, fue expedientado
desde la ciudad de Valladolid donde se llevó una causa contra él, por el propio
Juzgado Especial de la Dirección General de Correos y Telecomunicaciones.
Escrito relativo al expediente político-social de los
carteros de Benimelí y, Sanet y Negrals
Documento Fuente Archivo J. Vázquez (Calp)
En ocasiones, se
precisaban de informes ajenos a Correos para que el funcionario pudiera
proseguir con su tarea al frente de su puesto en Correos. Estos informes, en el
caso del peatón-circular de Ondara, D. Miguel Catalá González, llegan del
puesto de la Guardia Civil de la localidad (14.08.1946), quienes declaran que
la actitud del vecino de Ondara es “…intachable…”, tanto en lo particular
como en su desempeño del cargo, citando además sus afiliaciones políticas y
demás puntos de interés para la causa franquista. Estos informes externos,
podían llegar de cualquier institución de la que se esperaba fuesen escuchados,
y que el “Régimen”, tuviese a bien tener en cuenta. En el caso del cartero de
Vergel, D. Sebastián Pérez Font, las referencias llegan del Rector de la
Universidad de Murcia, quien en fecha del 2 de diciembre de 1959, dice conocer
perfectamente al citado, y que goza de su total confianza.
Son solo unos cuantos de
los muchos casos que se dieron entre los carteros de la comarca, que vieron
como al finalizar la guerra, su puesto de trabajo peligraba y su continuidad a
veces estaría marcada por unas “buenas” referencias de las que no todos
gozaban. Y el asunto se agravaba cuando ya no era solo el puesto de trabajo el
que peligraba, sino que se veían sometidos a consejos de guerra por acciones
determinadas.
Las sanciones que se
aplicaron en función de los expedientes revisados, podían ser tan variados
(Art. 1º Ley 10.02.1939) como la separación definitiva del servicio, traslado
forzoso sin opción de solicitar el retorno al puesto que ejercían durante al
menos 5 años, inhabilitación para ocupar cargos destacados, etc.
Podemos concluir diciendo
que, la victoria del bando franquista conllevo la pérdida de derechos que estos
colectivos de funcionariado, como el caso de los carteros en la comarca, habían
conseguido por derecho propio años antes. En definitiva, la depuración político-social,
fue una simple represión más de las que llevaron a cabo los vencederos de una
guerra “incivil”.
Un triste episodio dentro
de la historia postal de la comarca, y de toda España. Miguel Hernández lo supo
bien cuando escribió “Tristes Guerras…”,
y a nosotros nos toca el deber de no olvidarlo para que no se vuelva a repetir.
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