Apuntes Filatélicos
PERFORANDO
SELLOS
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
Perforado autorizado a la editorial ESPASA CALPE
Pero uno se puede preguntar, que razón se tenía para agujerear un
sello a base de puntadas de aguja, y la respuesta es más que obvia. Eran otros
tiempos, tiempo en el que se usaba el correo como única forma de comunicación,
empresas que usaban grandes cantidades de sellos a diario para mantener esa
necesaria correspondencia con clientes y proveedores, y siempre hubo quién tuvo
la “mano larga” para ponerla donde no debía, y llevarse para casa sellos que no
eran de su propiedad y que a las empresas les suponía una merma importante en
la caja de caudales.
Por ello, el inglés Josep Sloper – nuevamente Inglaterra como
pionera en estos temas -, inventa una máquina o utensilio al estilo de una
grapadora, para perforar los sellos con las iniciales de una empresa o una
dibujo representativo, y con ello adherir los sellos a cartas y tarjetas
postales con el membrete correspondiente, y de esta forma evitar que los sellos
perforados, si eran sustraídos de las empresas no pudieran circular en las
cartas sin el correspondiente membrete.
La idea agradó al correo inglés que autorizo estas “perforaciones”
en los sellos, y así tenemos que el 13 de enero de 1868, se realizó la
perforación y puesta en circulación de los primeros sellos perforados de la
historia, sistema que también podemos llamar “anti-fraude”. Pero no solo agradó
la idea al correo inglés, sino que poco a poco se fueron estableciendo estos
perforados en otros países, hasta el punto de que la Unión Postal de Correos, en
su Congreso de Roma de 1906, toma el acuerdo de autorizar el uso de este
sistema diciendo que “…los sellos de correos podrán ser señalados
por medio de sacabocados, con perforaciones distintivas (…) en las condiciones
fijadas por las Administraciones que los emita…”.
España no se quedó ajena a esta moda. La primera autorización se
concedió el 13 de enero de 1889, a la sucursal de Barcelona del Banco “Credit
Lionnays, que perforaría sellos de la emisión de Alfonso XII con las iniciales
“CLB”. Correos les daría la opción, no solo de poder perforarlos sino el usar
un tampón en seco sobre los sellos con estas mismas iniciales, optando la
sucursal bancaria por la perforación, que ha dado origen a ejemplares muy
buscados sobre todo en la época inicial de los mismos.
Durante muchos años, especialmente a finales del Siglo XIX y las
primeras décadas del XX, fueron cientos y cientos las empresas y entidades
españolas que solicitaron la correspondiente autorización para perforar sus
sellos y con ello, evitar que los codiciosos de lo ajeno, vaciaran las cajas de
los sellos. No se ha encontrado ninguna empresa la comarca de aquellos años que
usará este método, aunque cabría dar con alguna entidad bancaría con oficinas
en la comarca que si lo usará. La única que más representativa podríamos
considerar en relación a la Marina Alta, es una perforación en la que se usaron
las letras “CALPE”, pero que
casualmente nada tiene que ver con la Villa del Peñón.
Esta perforación se autorizó el 17 de octubre de 1925 a solicitud de
la empresa editorial “ESPASA CALPE”, justo el año en que se fundaría la empresa
unión de 2 editoriales – 31 de diciembre -; por un lado “Espasa” fundada en
1860 y por otro lado “Calpe”, fundada en 1918. Y es significativo que cuando
Correos les autoriza al perforado de los sellos y el uso de estos en su
correspondencia comercial y empresarial, deciden usar las siglas CALPE, frente
a Espasa, cabe que por ser una letra menos en el caso de CALPE, y dado el
tamaño de los sellos de entonces, cabría mejor en el interior del sello, aunque
la normativa al respeto era muy clara: “…siempre
que dichas iniciales ocupen un espacio total de 18 mm., en sentido horizontal,
y 10 mm., en sentido transversal, para que no perjudique la integridad del
sello…”.
Destacar que solo eran admitidas, en el caso de Espasa-Calpe,
aquellas cartas con estos sellos que eran depositadas en la Administración de
Correos de Madrid.
Carta circulada con sellos perforados con el anagrama GRAUSS y copia de la autorización otorgada a este experto filatelista
El coleccionismo de este tipo de sellos, desde su aparición, tuvo
sus más y sus menos. El coleccionista, puritano donde los haya, no veía con muy
buenos ojos incorporar sellos que “desperfectos” causados por la mano del
hombre intencionadamente. Incluso algunos artículos en prensa, apuntaban que
los sellos eran taladrados por sucursales bancarias y empresas, a propósito
para que no fuesen revendidas una ver utilizados en la correspondencia. Hoy soy
verdaderas joyas de la filatelia, especialmente si todavía conservan el soporte
– carta ó tarjeta -, original.
Su coleccionismo tuvo un auge en 1992 a raíz de la investigación y
posterior plasmación en un catálogo, de todos esos “perforados” que se
autorizaron en España. Pero todo aquello que resulta interesante, también
resulta tentador de falsificar, o de realizar ciertos montajes especulativos,
como ya denunciamos desde Calpe hace algún tiempo.
En 1982, el Grupo Filatélico y Numismático de Tenerife, retomaría
esta costumbre de perforar los sellos, pero en esta ocasión de manera
conmemorativa, solicitando para su exposición filatélica poder perforar sellos
con las iniciales “TF-88” (B.O.C. Nº 7, de fecha 22.01.1988), durante la
exposición, naciendo una fiebre por estas nuevas “perforaciones” que durante
años ha originado nuevos anagramas que el coleccionista ha incorporado a sus
colecciones.
Es una materia muy específica dentro del coleccionismo de sellos,
que si abarcamos no solamente un país, puede volverse inagotable. Una lástima
que en la comarca no tengamos constancia de que su uso fue una realidad, o cabe
que cualquier día, futuras investigaciones y hallazgos nos digan todo lo
contario.
Fuentes consultadas:
·
San Filatelio web. AFINET. www.sanfilatelio.afinet.org
·
Blog Ifac Filatélico
·
Diario Oficial de Comunicaciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario