Apuntes
Filatélicos
“LOS
VAYA” EN EL CORREO DE DÉNIA
Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
Cuando profundizamos en un tema para estudiarlo tan a
fondo como las fuentes existentes nos permitan, es inevitable no llegar a
personalizar esa situación que estamos estudiando, ese periodo de tiempo,
siempre pretérito, que con ayuda de la imaginación nos permita entender, en
este caso concreto, como era el día a día de los carteros, peatones-conductores
o quienes se encargaron durante todo el Siglo XIX de transportar la
correspondencia que la comarca generó, entre Dénia y Alicante, ó Valencia según
fuese el caso y el itinerario que debían seguir.
Es realmente como un viaje en el tiempo, en el que en
ocasiones las fuentes encontradas y estudiadas nos ofrecen esa luz para que las
dudas ó incógnitas no sean tales. Son muchas las veces en las que nos hemos
preguntado cómo sería, por ejemplo, el día a día de quienes regentaron aquellas
primeras carterías, oficiales ó no, al cargo de ellas aquellos carteros
primigenios, y a través de las muchas publicaciones de la época que hemos
podido cotejar, ese viaje en el tiempo nos resulta ahora más comprensible.
Ayuda mucho a entender las normas por las que se regía
la conducción de la correspondencia, que a mediados del Siglo XVIII sabemos “…que todos los conductores ó hijueleros que
llevan y traen cartas de unos oficios a otros, hayan precisamente de llevarlas
en pliego cerrado con valija, y Parte de Oficio de donde las sacan, y no de
otra forma…” (Real Orden de fecha 26.07.1761). Este Parte de Oficio que
nombra la R.O., viene a ser ese salvoconducto que en el argot postal conocemos
como “Los Vayas”, y que llevarán registrado todo el correo que tanto el
conductor como el peatón-conductor, lleva consigo para entregarlo en destino.
Casualmente, una publicación que en 1870 publica
Correos titulado “Manual Teórico-práctico
de Correos para uso de los Oficiales de las Administraciones Principales y
especialmente para las Agregadas, Estafetas y Carterías” que viene a ser
una guía muy completa que el funcionario postal tenía a su alcance para saber
qué hacer en cada momento y en cada situación, aporta para nosotros un
documento de gran relevancia al tratarse de un ejemplo de lo que sería ese
“Vaya” que entrega la Administración de Dénia, para la Administración de
Alicante, con el detalle de toda la correspondencia que el conductor lleva a su
cargo.
Este documento que el manual cita como “Modelo Núm.
32”, y describe como “Refrendo de Vayas”, contiene “…una relación numérica de los paquetes de correspondencia y
certificados de que se ha hecho cargo el conductor, y ha de entregar en sus
respectivos destinos, los que también van expresados…”. Indica además los
destinos posibles hacía Alicante, que desde Dénia tenía la correspondencia, sin
contar las poblaciones que a su paso dejaría y recogería el correo, como
Teulada, Benissa o Calp. Así vemos que se menciona la conducción de Dénia a
Pego y la de Dénia a Ondara, donde además se llevaría el correo que los respectivos
peatones llevarías a las poblaciones que tuvieran que repartir.
Este manual y todo su contenido, a su vez nos dan una
descripción muy detallada de cómo era el trabajo de esos funcionarios de lo
postal, estos encargados de llevar esas cartas a sus destinatarios cuya
importancia viene reflejada en el hecho de que en casi todos los manuales de
correos de dijese que “…la
correspondencia es inviolable e importante para una sociedad moderna…”. Todo
este correo reflejado en los “Vayas”, iban dentro de las conocidas “Balijas” o
carteras que cerradas con sus respectivos candados, y que según el Manual hasta
en los Ayuntamientos estaban obligados a disponer de una copia de esa llave,
junto al cartero de la localidad si lo hubiera, para poder abría la balija a la
llegada del peatón o conductor, estampando, y esto era importante, la hora de
llegada y partida del correo en el “vaya” correspondiente.
Para los carteros, conductores y demás profesionales de
Correos, “Los Vayas” eran una credencial expedida en nombre de Su Majestad y
que el portador acreditaba su oficialidad de cuanto portara, sirviéndole además
de salvo-conducto en caso de que fuese necesario solicitar ayuda tanto de las
autoridades civiles como de las militares, lo que nos viene a demostrar la
importancia que tenía el correo para la sociedad.
Viajar en el tiempo y conocer como desarrollaron su
trabajo nuestros queridos carteros en unos tiempos en los que deambular por
aquellos caminos, en ocasiones poco cómodos y seguramente repletos de más de un
peligro, es todo un reto que nos anima a seguir descubriendo los más mínimos
detalles que le den a la Historia del Correo la importancia que tuvo y debería
tener.
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