01 septiembre 2019

PERSONAJES EN LA FILATELIA. EDWARD STANLEY GIBBONS


BREVE HISTORIA DEL JOVENCITO QUE CREÓ UN IMPERIO FILATÉLICO

Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico

En ocasiones la vida puede ser caprichosa y regalarte un golpe de suerte que no esperas, pero que viene bien para que aquello en lo que crees, avance y prospere. En el mundo de la filatelia, adentrarse en ella no es cosa fácil sobre todo cuando lo haces en su vertiente empresarial, pero mucho menos fácil debió serlo si el proyecto lo creas a los pocos años de que el primer sello del mundo viese la luz, es decir con la filatelia en pañales, y empezando un coleccionismo que, si es verdad, muchos ya auguraban que sería la reina de las colecciones.

La historia de hoy tiene como protagonista a un joven inglés de tan solo 16 años, que había nacido en 1840 (21 de junio), justo el año en que el correo británico ponía en circulación el primer sello del mundo, y cuya familia regentaba un pequeño negocio farmacéutico en el número 15 de Treville Street, en Playmouth (Inglaterra). Su nombre no les será del todo desconocido a la mayoría: Edward Stanley Gibbons. Un jovencito que a muy corta edad ya se intereso por los sellos y su coleccionismo, ó al menos por su vertiente comercial puesto que aprovechaba el negocio familiar para hacer alguna venta de los escasos sellos que por aquel entonces existían, y que iba comprando como podía.


Pero como decíamos antes, en esto del comercio filatélico y según la época, si la suerte llega, mucho mejor. Y la suerte llamó a la puerta del joven Edward, cuando en 1863, y en la farmacia que regentaba su familia, llegaron unos marineros con un saco de sellos que, según dicen las crónicas, ganaron en una Rifa y no sabían qué hacer con tanta cantidad de sellos y tan variados. El jovencito vació el saco sobre su pequeña mesa y quedo sorprendido de observar la cantidad de sellos triangulares de Cabo de Buena Esperanza que había, un sello que por aquel entonces los entendidos ya buscaban por sus variedades y rareza. Y Edward Stanley Gibbons los tenía frente a él. Miles y miles de sellos, algunos incluso sobre la carta original, variedades de color y las piezas más raras que había visto jamás. No dudo ni un momento, pago la cantidad que los marineros le pedían (no ha trascendido cuanto fue ese pago) y se quedo con un lote que ya querrían muchos tener. 

Tras la muerte de su padre en 1867, el joven Edward decide dar un cambio drástico y en vez de proseguir con el negocio familiar farmacéutico, decide dedicarse plenamente al comercio filatélico, instalándose en 1874 en Londres donde el negocio prospero y adquirió el nombre por el que mundialmente se le es conocido, “Stanley Gibbons”, ampliando con el tiempo el negocio ya no solo centrado en la compra-venta de sellos, sino que también tuvo el acierto de realizar la edición de catálogos y diverso material filatélico.

Tras una vida dedicada para y por los sellos, Edward Stanley Gibbons, fallece el 17 de febrero de 1913 (fecha no confirmada), y en la hoja de certificación de su defunción escribieron en el apartado “dedicación”: Coleccionista de sellos retirado.

Parte de su vida, y su matrimonio con al menos 5 mujeres que todas ellas murieron jóvenes, han creado un halo de misterio sobre su vida. Pero ese no es un tema que nosotros debamos abordar. Lo realmente cierto es que, Edward, aquel joven inglés que supo ver el porvenir en el novedoso “hobby” que había surgido con los sellos postales, nos ha dejado un legado muy importante para los que hoy disfrutamos de ese mismo pasatiempo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario