25 enero 2024

Lo que la Prensa nos contó (36)... UN PERRO "CARTERO" PARA EL SACERDOTE

Lo que la prensa nos contó… (36)

UN “CAN” CARTERO PARA EL SR. PÁRROCO

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico

 

Los que acostumbramos a deambular por este mundo del estudio del sello y todo cuando con él se relaciona, llámese correo, misiva, o cualquier otro vocablo bien expresado, sabemos que a lo largo de los tiempos, para el transporte de la correspondencia se han usado numerosos animales, a los que cariñosamente o coloquialmente solemos llamar “animales carteros”.

Este tema, muy poco estudiado o profundizado, merece dedicarle mucho más tiempo y espacio para llegar a entender como el uso de estos animales de compañía en ocasiones, han ayudado en las tareas postales, incluso donde el ser humano tenía difícil llegar. Se me ocurre de entrada, el uso que del caballo se ha hecho hasta casi hace bien poco, para el transporte de la correspondencia, a lomos o tirando de carruajes; o también el uso de palomas en la transmisión de mensajes, especialmente en el ámbito militar; o porque no citar los 37 gatos que en Bélgica se usaron durante el año 1879; o los perros que en ciertos lugares del planeta han hecho la función de carteros por sus peculiaridades y habilidades.


Pero de todo esto ya hablaremos en otra ocasión. Hoy hemos venido a esta sección para que, ojeando la prensa de la época, entresacar aquellas noticias que sorprenden o simplemente las encuentro muy curiosas. Hoy tengo entre manos un ejemplar del diario de avisos, noticias y anuncios de Huesca “La Crónica”, de fecha 20 de junio de 1887. La noticia viene publicada entre las páginas 4 y 5 del mismo, y aunque no tiene mucho de relevancia postal, no deja de tener su punto de curiosidad.

Es un breve que arranca diciendo que “…un perro de la propiedad del cura párroco de Alcudia D. Gregorio Morales, desempeña el servicio de correo diario…”. Si lo dejamos así, estaríamos ante un hecho histórico dentro del correo en España, pero tranquilos que la cosa no va por ahí. El texto en la prensa prosigue diciendo: “…entre dicho señor y su familia que reside en la Calahorra…”.

Nos encontramos pues ante un caso de correo privado conducido por el perro del Sr. Párroco, del que sabemos (del perro) que va provisto de su correspondiente valija (cartera) que seguramente le adaptarían al can para su comodidad en el transporte.

Aunque el periódico citado es de Huesca, la noticia no indica muy bien donde están situadas estas dos poblaciones. De hecho no da detalle alguno salvo que, entre la una y la otra hay una distancia de “3 leguas”, y que el perro en su trayecto invierte “…menos de una hora entre la ida y la vuelta…”. De la provincia de Huesca no son, entonces ¿Dé que 2 poblaciones están hablando?

Después de mucho cavilar, y mucho de consultas y búsquedas, resulta que el Sr. Párroco lo era de la población granadina de Alcudia, y su familia residía en La Calahorra de Guadix, que según el Google Maps están situadas la una de la otra unos 12 km., más o menos las 3 leguas que debía recorrer el perro cada vez que lo cargaba el párroco con la correspondiente carta.

Es curioso como la prensa de 1887 cita que el can “…cuando lleva carta, va por fuera del camino natural entre ambos pueblos, y cuando no lleva, entonces echa por la vía que utilizan los transeúntes…”. Si nos fijamos en la descripción que aparece en Google, “Por Vereda de las Cruces”, es posible que esa vereda citada sea la misma por la que los viandantes circulaban en el Siglo XIX para ir de un punto al otro.

Puede que oficialmente no pueda ser considerado este como una forma o conducción “oficial” de la correspondencia, pero visto los últimos trabajos del Académico D. Eugenio de Quesada, tratando aspectos del correo fuera de valija (El Correo sin Correos en España, Siglos XV a XIX. Biblioteca de Estudios de SOFIMA), qué más dará una carta llevada en mano “por un amigo” o por el primer trajinero que hiciese un recorrido determinado, que por el perro del Sr. Párroco, que se debió conocer con el tiempo, el recorrido de memoria, para con puntualidad perruna y sin perder una sola carta, tener comunicados a toda la familia Morales.

Ahora ya sabemos que la fidelidad de los perros para con el hombre, lo son también en ambientes postales.

 


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