26 agosto 2023

Apuntes Filatélicos: DETALLES DE AQUELLOS CARTEROS-CONDUCTORES DE LA CORRESPONDENCIA

 

Apuntes Filatélicos

AQUELLOS PEATONES-CARTEROS

Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
 

En realidad su denominación oficial tal y como aparecen nombrados en todos y cada uno de los oficios, decretos y circulares que durante años Correos fue publicando, es el de “peatones-conductores”, y en ocasiones se les pone la indicación de “peatones conductores de la correspondencia”. De ellos hemos hablado en numerosas ocasiones en esta misma sección, y hemos ido conociendo poco a poco, incluso con nombres y apellidos, quienes desempeñaron ese importantísimo papel del transporte de la correspondencia en la comarca de la Marina Alta, durante el siglo XIX y principios del XX.

Llevar o distribuir la correspondencia de la época dentro de las poblaciones importantes, fue una tarea que requería ciertos conocimientos sin los cuales no se accedía a la plaza de cartero, pero el cargo o puesto de peatón-conductor, requería además de valor y sacrificio al tratarse en muchas ocasiones de gente que llevaría la correspondencia por el interior de aquella comarca del Siglo XIX, que nada tiene que ver con la que hoy conocemos, con caminos polvorientos, solitarios y peligrosos, y que quienes los transitaban debían conocer para recorrerlos en el menor tiempo posible.

Y generalmente, como bien indica su nombre, cumplían con su cometido de carteros rurales, haciendo el recorrido a pie. Pocas veces se contemplaba que fuese a lomos de caballería, cuando ese “plus” no iba a ser compensado en el salario recibido, lo que hace de estos carteros, gente dura y curtida en su quehacer.

Documento que refleja el pago a Gabriel Blanquer en 1837, por parte del Ayuntamiento de Calp, por la conducción de la correspondencia entre Calp y Dénia. Archivo Andrés Ortolá.

Para conocer un poco mejor a estos carteros, nos fijaremos en la Real Orden del 26 de junio de 1861, que firmaría el Ministro de Guerra, D. José Posada Herrera, siendo Director General de Correos D. Mauricio López Roberts, en forma de Instrucción para los peatones-conductores de la correspondencia pública, que ya de entrada describe a quienes ejercían el cargo como “…de conducta intachable…”, dado que por ello se le confía el secreto de la correspondencia que transportan. Además ha de ser puntual en todo momento y serio a la hora de realizar su trabajo.

Su cometido consistía en recibir la cartera cerrada con la correspondencia que debía entregar a domicilio en las poblaciones que hubiera en el trayecto o conducción correspondiente, por lo que recibiría su correspondiente sueldo y además una gratificación que se le entregaba en el domicilio al que dejaba la carta o misiva. Esta gratificación varió a lo largo de los años, y por ejemplo en 1861 era de ¼ -o cuartillo- por cada carta, precio que abonada quien recibiera la carta independientemente de que esta ya estuviese franqueada. Hay que recordar que si bien en España el franqueo previo de la correspondencia empezaría en 1850, no fue obligatorio  en todo tipo de correspondencia hasta 1856.

Si en su recorrido, pasaba por alguna población con “Cartería Oficial”, era misión del cartero encargado de la misma, el recibir la correspondencia que llevase el peatón-conductor, y entregarla a domicilio, o hacer la correspondiente lista para que los convecinos supieran que tenían carta. Y siempre el recorrido que hacían era de ida y vuelta, pasando por los mismos puntos y poblaciones; un recorrido completo que suponía muchos kilómetros al cabo del día, por lo que se solía siempre empezar muy temprano, incluso con el sol todavía por salir.

Estos intrépidos carteros rurales, para acceder al cargo debían saber en todo momento leer y escribir, condición que ya era de obligatorio cumplimiento en 1839, pero que no siempre se cumplían dándose casos en los que quienes iban a ocupar algunas de las conducciones postales, no se presentaban a su puesto tal vez porque ni sabían leer ni sabían escribir.

Otra de las prohibiciones que tenían era la de transportar cualquier tipo de correspondencia fuera de valija, salvo la excepción de aquellas cartas que recogían en descampados o caseríos -casas de campo, etc.-, siempre que estas cartas llevasen los correspondientes sellos postales acordes a la tarifa. Pero como todo en la vida, de estos casos de incumplimiento de la norma, hay muchos ejemplos de cartas circuladas fuera de valija.

Detalle de sendos anuncios publicados en El Liberal (Alicante) haciendo referencia
a los peatones-conductores que sirvieron por tierras de la comarca.

Pero no todo iba a ser desventajas para estos servidores postales. La instrucción citada de junio de 1861, deja claro que “…el peatón conductor de la correspondencia es un empleado público a quién se guardarán en los actos  del servicio las exenciones que las leyes conceden, pudiendo reclamar de las Autoridades el auxilio que necesitasen para el buen desempeño de su cargo…”. Es decir que por ejemplo si no habían cumplido el servicio militar, estaban exentos de ello, y cualquier autoridad debía corren en su auxilio si así lo precisase.

Aun así, este cargo de servidor postal no debió de ser muy goloso para los que lo pretendieron ejercer. Tenemos datos más que suficientes de personas que en la comarca ejercieron como tales durante un corto periodo de tiempo. Este hecho se repetiría durante todo el Siglo XIX, donde por ejemplo Antonio Camacho Perelló fue sustituido por Manuel González, en 1811, como peatón de la conducción de Ondara a Mirarrosa, pasando por Miraflor y Sella.

En 1887 la conducción de la correspondencia de Dénia a Lliber por Pedreguer, la Llosa de Camacho, Alcalalí y Jalón, la ocupaba el peatón-conductor Pedro Femenia Sanchis, nombrado en el mes de enero, y en octubre de ese mismo año ya la ocupaba Juan Bautista Ferra Gadea, que tan solo estaría en el cargo un mes y medio escaso; causaría baja de la misma el 25 de noviembre de 1877.

Son muchos los datos que nos darían una visión algo más amplia de cómo fue la tarea que estos intrépidos carteros llevaron a cabo, y especialmente quienes fueron estos personajes de la historia postal de la comarca, que formando parte de la historia, esta se les ha arrebatado, casi llegando al completo olvido de que un día el correo por el interior de nuestra comarca, se transportó a pie, por intransitables caminos que hoy casi ni existen.

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