Apuntes Filatélicos
EL
ASEDIO A PARIS
Por José Ivars Ivars
Académico de la RAHFeHP
©Ifac Filatélico
París, la cosmopolita capital francesa, está siendo noticia estos
días por una “asedio” que sobre ella están ejerciendo los agricultores
franceses, con la intención de que con el bloqueo a la ciudad parisina, se les
escuche sus, justificadas o no, reivindicaciones. Y este hecho me hace recordar
que algo parecido ya sucedió allá por 1870. Lógicamente eran otros tiempos y
otros motivos, pero al igual que en pleno siglo XXI, París vivió una situación
de cerramiento, aunque en 1870 quienes ejercieron esa presión, ese asedio, no
fueron los agricultores, sino más bien el ejército franco-prusiano.
Carta circulada de París a Suiza durante el "Asedio" de Paris. Fecha de salida 15.12.1870
Y este episodio histórico, marcó un hito tanto en la historia de la
aviación, como en la historia postal, un hecho que ha dado a la filatelia uno
de los capítulos más apasionantes que se conocen. Y esto nos hace ver
nuevamente, que la historia postal es ciencia auxiliar de la historia, y que la
una siempre ha de ir de la mano de la otra.
El 19 de septiembre de 1870, París despertaba rodeada y sitiada por
un ejército que pretendía que la ciudad se rindiera, y que de no hacerlo, los
parisinos ibas a sufrir las consecuencias de no poder ni entrar ni salir nadie
de la ciudad, ni personas ni mercancías. Aquel día, un choche-correo que el día
anterior pudo realizar su cometido de transportar la correspondencia como le
era habitual, fue obligado a retroceder. Desde aquel día el correo tampoco iba
a poder salir – y entrar -, de Paris, al menos por vía terrestre.
Imagen real del 1er vuelo que realizó en Globo "Neptuno"
Pero el asedio sufrido por los parisinos no iba a ser completo. Unos
nuevos medios de transportes, los globos aerostáticos, inventados por los
hermanos Montgolfier en 1782, fueron la solución para romper el bloqueo
establecido por las tropas del Reino de Prusia. El día 23 de septiembre de
1870, surcó los cielos el primero de los muchos globos que pudieron salir de
París. En esta ocasión fue el bautizado como Globo Neptuno, y ya sirvió para
llevar a las afueras de París, despachos y correspondencia, con lo que París
estaba de nuevo, comunicada con el exterior. Había nacido el “Correo Aéreo”.
Este primer correo aéreo – son muchos los que afirmarán que el
correo aéreo no nace hasta que la aviación se hace cargo del transporte de la
correspondencia -, se elevó desde la Plaza de San Pedro a las 8 de la mañana,
conducido por J. Duruof, llevando en su interior hasta 125 kilogramos de
despachos y correspondencia.
Se calcula que durante el tiempo que duró el asedio sobre la ciudad,
fueron más de 3 millones de cartas las que salieron “volando”. Tal vez sean
cifras que exceden mucho de la realidad, pero nos pueden dar una idea de la
importancia que tuvo – y tiene -, la correspondencia para la sociedad, en
cualquier época de la historia.
Carta especial puesta en circulación para ser transportada a bordo de los "Ballón Monte"
Pero esta peculiar forma de transporte postal, servía de ida y
vuelta, y los franceses lo consiguieron embarcando en el mismo globo, una serie
de palomas mensajeras que había en París, pertenecientes a un grupo de
colombófilos de la ciudad, para que una vez fuera de París, pudieran transporta
correspondencia hacía Paris. Lógicamente este hecho hizo que las tropas
enemigas pusieran en su punto de mira tanto a los Globos Aerostáticos, como a
las Palomas Mensajeras que regresaban con mensajes en sus alas y patas para la
ciudad de Paris.
Muchas de estas palomas, llevaban atadas a sus cuerpos, unas
primitivas cámaras fotográficas que sirvieron al gobierno francés para conocer
la situación del enemigo. Con el revelado de las fotografías tomadas en su
vuelo, se pudo establecer estrategias y pautas a seguir para sobrevivir a la
situación. Gaspar-Félix Tournachon, alias “Nadar”, fue el fotógrafo que ideó este
sistema de fotografía aérea, que tanto ayudó en temas militares.
En aquellos primeros meses de asedio, entre el 23 de septiembre de
1870 y el 28 de enero del año siguiente, fechas que duró el asedio hasta la
firma del armisticio, fueron un total de 64 globos los que salieron de la ciudad, cayendo en
manos enemigas un total de 5. Las cifras que se conocen, apuntan a que fueron
un total de 91 los pasajeros que sobrevolaron los cielos de París, 363 palomas
mensajeras y los 3 millones de cartas con un peso total de 9.000 kg.
Filatélicamente hablando estos globos aerostáticos, son conocidos
como “Ballon Monté”, y constituyen uno de los capítulos de la historia postal
más significativa y a la vez menos conocida que existe. Muy pocos filatelistas
se han dedicado a estudiarla en profundidad, tal vez por el elevado coste que
muchas de esas piezas históricas, que han llegado a nuestros días, tienen. Los
Ballon Monté, se inflaron con el gas del alumbrado de París. La situación lo
requería. Y volaron tanto de día como de noche, siempre intentando evitar al
enemigo, que los esperaba a las afueras de París.
Para que esta correspondencia a bordo de los globos fuese más
efectiva y el servicio más eficientes, las autoridades competentes en la
materia, dictaron una serie de normativas y edictos, que hicieron llegar a la
población. Se editaron, tanto por parte gubernamental como por parte privada,
una serie de tarjetas y cartas, limitando el peso de las mismas para una mayor
cantidad de correspondencia a bordo de los globos. Y todo ese conjunto ha dado
lugar a una serie de tarjetas y cartas postales, que con destinos tanto dentro
de Francia como a países limítrofes, caso de Bélgica, son hoy en día piezas muy
codiciadas por expertos filatelistas, tanto en materia de correo aéreo como en
temática.
El primero de estos decretos que se hizo llegar a la población fue
publicado el 27 de septiembre de 1870, y en él se autorizaba al envío de cartas
ordinarias tanto a Francia y Argelia como al resto del mundo, siempre que la
carta no excediera de 4 gramos, fijándose una tarifa para las mismas de 20
céntimos de franco.
Los agricultores franceses, esta vez han querido hacerse oír.
Seguramente no tienen la misma intención que tuvo el ejército prusiano en 1870,
pero muy seguro, en esta ocasión también el correo sufrirá retrasos y demoras
al no poder circular la correspondencia por vía terrestre tal y como está
establecido. Igual los parisinos han de volver a hacer volar los globos que tan
buen resultado les dio entre 1870 y 1871.
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