SELLOS
DE PAISES QUE YA NO EXISTEN
Por Rafael Eduardo Pérez Gómez
NUEVO
BRUNSWICK. 1784-1867.
Recibió el nombre en honor al ducado de
Braunschweig, en el norte de Alemania, hogar de la infancia del rey británico
Jorge I. En 1867 pasó a ser provincia de Canadá y hoy es la única provincia
bilingüe de Canadá.
Uno de los once sellos emitidos por la
colonia británica de Nuevo Brunswick representa un barco de vapor, el primero
de la historia de la filatelia, según el autor, aunque creo que habrá que
investigar y preguntar a algún filatélico experto en barcos. Se imprimió en
1860 con un facial de 12 ½ céntimos y seguramente se trata del SS Hungarian,
buque de pasajeros propiedad de la naviera británica Allan Line, botado un año
antes. En febrero de 1860 encalló en los bancos de arena de Cape Sable, al sur
de Nueva Escocia. Sus 205 pasajeros fallecieron.
CORRIENTES
1856-1875.
Una de esas provincias era Corrientes,
en el noroeste. Su capital, del mismo nombre, fue fundada en 1588 en una meseta
al este del rio Paraná. Su nombre es una abreviatura de San Juan de Vera de las
Siete Corrientes.
En 1856 Corrientes fue la primera
provincia de Argentina que emitió sus propios sellos. En su disputa con la
provincia costera de Buenos Aires por los derechos comerciales de los ríos,
querían dejar constancia de su independencia con un servicio de correos propio.
Había escasez de papel y de monedas de menos de ocho centavos. Por eso
decidieron imprimir sellos con la doble función de franqueo y de medio de pago.
Se decidió copiar el primer sello
francés de 1849, con el perfil de Ceres, la diosa romana de la agricultura y la
fertilidad. Se supone que el gobierno de la provincia quiso destacar su
afinidad con el ilustrado gobierno de la República francesa. De todas formas,
se trata de una tosca imitación, en la que el racimo de uvas del cabello se
simplificaba y la nariz de la diosa se fundía con la frente.
Dada la escasez de papel, los sellos se
imprimieron en pequeñas hojas de papel de envolver, fabricado a base de caña de
azúcar, con pálidas variaciones de azul, azul grisáceo y verde azulado.
Las primeras emisiones llevaban el
franqueo impreso en una franja en la parte inferior del sello, que fue
eliminada de las planchas en 1860. Se decidió que fuese el color el que
determinara su valor y la gama se amplió con el rosa y un amarillo claro. La
estampilla del Sr. Berge es de color rosa y cree que tiene un valor de tres
centavos.
La producción de sellos se mantuvo
hasta 1878 cuando se nacionalizó el servicio de Correos en Argentina. Antes y
después de esa fecha se produjeron una serie de falsificaciones de mejor
calidad que el original. Por ello cree que el suyo es autentico.
Pero para saber más sobre el “CERES
ARGENTINO” hay que acudir a un artículo publicado por Jose Ivars Ivars en
octubre de 2019 en su Blog de Filatelia y Coleccionismo (1). Aunque el tema es
tratado desde el ángulo del coleccionismo temático, vemos que aporta un sello
nuevo de Un Real M.C. además de una copia de la ley de 18 de febrero de 1856
por la que se crea el impuesto fiscal, es decir el pago previo en el envío de
la correspondencia.
De la plancha inicial, según José Ivars
se realizaron 17 tipos distintos que estuvieron en circulación hasta el año
1880.
Nota:
1. http://ifacfilatelico.blogspot.com/2019/10/en-filatelia-tematica-las-dudas-te.html
Bibliografía consultada: “Países de
Nunca Jamás. 50 estados que la historia ha borrado”. Bjorn Berge.
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