30 enero 2023

Lo que la Prensa nos contó... "QUEMANDO EL CORREO SOBRANTE".

 

Lo que la prensa nos contó… (V)

LA QUEMA DE CARTAS

Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico

 

Era práctica habitual el que las cartas “sobrantes”, aquellas que por una u otra razón, llegaban a las estafetas y carterías de correos y no se les podía dar curso, fuesen almacenadas para en un momento dado, quemarlas todas. Y uno no puede dejar de pensar, cuando lee estas noticias, la de cantidad de material postal que los filatelistas del mundo entero hemos perdido que hoy sería gozo de quienes lo coleccionan.

En esta ocasión la noticia aparece en el periódico alcoyano El Serpis, de fecha 15 de febrero de 1883, en un artículo titulado “Quema de Cartas”, y donde se hace constancia del hecho de que en la fecha del 8 de febrero de ese mismo año, la Dirección General de Correos, procedió a “…quemar todas las cartas sobrantes en todas las administraciones de correos pertenecientes al año económico 1881-1882…”. La friolera de un total de 377.928, entre cartas, tarjetas postales y otra clase de documento.

Uno no se pone a llorar porque ya tiene cierta edad, pero no me diréis que esa quema a lo más estilo fogata de San Juan, no es como mucho un gran sacrilegio postal. Las cifras deslumbran por si solas. De las cifras presentadas, destacan los 172.111 Certificados, habitual en este tipo de correspondencia, al servir el sobre o pliego que se entregaba como resguardo que una vez firmado, se quedaba el cartero como comprobante de la entrega.

La importancia de estos menesteres postales lo comprobamos al indicar la noticia que las 128 sacas con todo este material, a bordo de 4 carros, fueron llevadas hasta las afueras de Madrid, en el conocido como Mercado de Caballerías por la Puerta de Toledo, y en todo momento “…custodiados por fuerzas del orden público…”. A esta comitiva les acompañaba, como testigos de los hechos, un Inspector de Correos, el Jefe del Archivo de Correos, así como 2 empleados del ente postal, y para avivar el fuego y que no quedase papel sin quemar, varias Ordenanzas.

El objetivo de todo este proceder con tanto protocolo, no era otro que preservar la inviolabilidad de la correspondencia, incluso cuando esta era declarada como sobrante o fuese a ser pasto de las llamas. Con ello se evitaba que algún curioso pudiera tener la tentación de quedarse con alguno de aquellos documentos postales. Si me hubieran preguntado a mí, yo los hubiera salvado de la quema, como si de un “Ninot Indultat” se tratasen.


De entre el material que fue pasto de las llamas, destacan 257 cartas sencillas que no llevaban ninguna dirección manuscrita, a pesar de que 36 de ellas si llevaban los sellos correspondientes adheridos; cerca de 2000, solo llevaban o bien el nombre únicamente del destinatario sin más señas, y otras simplemente la ciudad o punto de destino.

De las cartas devueltas del extranjero, la mayoría de ellas lo fueron por una mala ortografía, o por llevar la dirección mal escrita o inteligible, y su procedencia era de Levante para Argelia ó Galicia para América del Sur.

Es curioso como la noticia acaba indicando el redactor de la misma que tras más de 6 horas ardiendo aquel montón de documentos, mas de 375.000 en 128 sacas, y cuando ya todo era una montón de cenizas, “…mujeres, niños y hasta hombres, se arrojaron sobre las cenizas aún calientes, con la esperanza de encontrar en ellas algún objeto de valor ó dinero, y no faltó quién halló medallas y monedas de oro y plata…”.

Al menos, ya que los filatelistas perdimos en aquella hoguera mucho material coleccionable, alguien saco una perrillas que le saco de algún apuro.

Ahora cuando tengamos una carta antigua en las manos, pensemos que seguramente se salvó de una quema segura.

1 comentario:

  1. Sí una pena.
    En esto Correos, no hacía más que seguir los procedimientos marcadas por las Ordenanzas

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