LA FILATELIA….UN MUNDO DE CURIOSIDADES
Artículo en su versión original publicado en el
“Llibret” de la Hoguera Óscar Esplá titulado ET PROMET UNA POSTAL, editado en
Junio de 2019 en el que desde este Blog hemos participado activamente
José Ivars Ivars
Divulgador e
investigador Filatélico
Sir Rowland Hill
(1795-1879)
Inventor del sello
postal
|
No hace mucho tiempo, una importante empresa
automovilística internacional, dentro de una de sus campañas publicitarias, se
atrevió a tildar a los filatelistas como “gente aburrida”. La campaña tuvo una
reacción popular fuerte que hizo que al poco tiempo desapareciese tras
recapacitar el fabricante. Es posible que quién orquestó aquella campaña, poco
ó nada sabía de lo que el mundo del coleccionismo de sellos tiene de
interesante, curioso y en muchas ocasiones hasta sorprendente. En definitiva la
filatelia, tiene poco de aburrida.
Como todo en la vida, algo que se lleva a cabo de forma
global, a diario y usado a lo largo de la historia por millones de usuarios
como es la trasmisión de mensajes a través del correo, lógicamente ha dejado
para la historia un sinfín de curiosidades, anécdotas y leyendas que bien
podrían reunirse todas juntas en un libro que daría para muchas páginas.
Algunas de estas historias tienen que ver con el propio correo, otras
curiosidades han llegado de la mano de los sellos que con su proceso de
realización nos han dejado errores y variedades en sellos y matasellos, y otras
de estas anécdotas las han protagonizado los propios filatelistas.
Primer sello del
mundo,
conocido como “Penny
Black”
|
Ya de entrada la propia invención del sello postal, aquel
primer sello del mundo surgido en Inglaterra en mayo de 1840, tiene detrás una
curiosa historia que se desarrolla entre leyenda y realidad, y que a los que se
inician en la filatélia se les cuenta para explicarles de modo gráfico la razón
por la cual un buen día de mayo Sir Rowland Hill, tuvo la brillante idea de
inventar el sello postal. Cuenta la narrativa popular que un buen día, Sir
Rowlant Hill se encontraba en una posada cuando el cartero le llevó una carta a
la posadera, la cual tras ojearla rechazó quedársela. Hay que decir que antes
de la invención del sello postal, el correo ó más bien el transporte de la
carta, lo pagaba quién la recibía y no quien la mandaba. La historia continua
diciendo que, Rowland Hill al ver la situación, pagó el importe que solicitaba
el cartero e hizo entrega a la posadera de la carta que anteriormente había
rechazado. Esta al ver el gesto honroso del caballero, simplemente le agradeció
el gesto pero le dijo que la carta no contenía escrito alguno. Simplemente la
dirección escrita en diferentes escrituras hacía que la posadera con un simple
vistazo supiese que su familia estaba toda bien. Un “truco” familiar que
ahorraba el coste caro por aquel entonces del correo, sobre todo en la
población de clase baja y media. Esta pequeña anécdota ó tal vez “leyenda”, fue
la que hizo ver a Sir Rowland Hill la necesidad urgente de un cambio en el
sistema postal británico, que con posterioridad se implantaría por todo el
mundo.
Pero el coleccionismo de sellos, la Filatelia en general
ha dado lugar a un sinfín de otras curiosidades. Veamos estas 10 que nos pueden
dar una imagen amplia de lo interesante que es adentrarse en su coleccionismo.
Cuando un error vale mucho
Entre los millones de sellos que desde aquel nº 1 se han
puesto en circulación en todo el mundo, ha habido algunos que por unas u otras
circunstancias, han traspasado su lugar en un álbum de sellos, para convertirse
en auténticas joyas museísticas ó de inversión. Unos por ser únicos, otros por
diferentes, pero todos ellos eclipsados al Olimpo de la filatelia.
El caso más famoso tal vez de la filatelia, ó con el que
todos los filatelistas hemos crecido, es el del conocido como “POST OFFICE” de
la Isla de Mauricio. El gobernador de esta colonia británica encargó a un
relojero de la isla, la fabricación de unos sellos postales que precisaban para
el envío de cierta correspondencia y ante la tardanza de la metrópoli en el
envío de los propios sellos. A pesar de que el gobernador dio las instrucciones
adecuadas para que en los sellos figurasen las inscripciones propias, entre
ellas el correspondiente “Correo Pagado”. La torpeza del relojero y olvidando
las instrucciones, al pasar frente a la oficina de correos de la isla,
tergiverso la frase y realizó los sellos con la inscripción “POST OFFICE”, en
vez de la que debería figurar de “POST PAID”. Cuando las autoridades se
percataron del error, algunas cartas ya habían circulado por el correo, piezas
esas que hoy son auténticas joyas de la filatelia.
En ocasiones se dice que el filatelista por naturaleza es
un personaje meticuloso, observador y detallista, que cuida de aquello que ve y
aprecia. Y como tal, la búsqueda de errores ó variedades en los sellos es una
práctica habitual, aunque no siempre uno tiene la fortuna de encontrar “el
santo grial de la filatelia”. De entre todas las rarezas filatélicas mundiales,
destaca una por encima de todas, que en cada ocasión que ha salido a subasta,
ha alcanzado cifras astronómicas.
La última ocasión que se pudo pujar por él,
alcanzó la cifra de los 9,13 millones de dólares. Se trata del conocido como
“Sello Magenta de la Guayaba Inglesa”. Otra vez un sello de una colonia
británica, emitido en el año 1856, y que ha pertenecido a las mejores
colecciones del mundo, y sigue siendo codiciado por unas tantas más. Su
historia, como la de los otros “sellos curiosos” tiene su propio encanto. El
sello es una tirada muy pequeña que realizó la isla británica de la Guayaba, y
del que pocos ejemplares sobrevivieron, siendo encontrado este en concreto por
un niño de tan solo 12 años de edad de nombre Vermon Vaughan, que entre papeles
familiares localizó el sello y lo añadió a su colección de sellos desconociendo
eso sí, la rareza del mismo. Este joven filatelista vendió su pequeño álbum de
sellos a un comerciante londinense, quien al detectar el raro ejemplar, se lo
ofreció y vendió a uno de los más grandes filatelistas que ha dado esta
afición, el Conde Phillipe von Ferrari, cuya colección le fue confiscada al
finalizar la 1ª Guerra Mundial y vendida posteriormente, con lo cual el sello
volvió al mercado. De este sello se llega a decir que, en cierta ocasión quién
lo tuvo en su colección, al conocer la existencia de un 2º ejemplar, lo
adquirió y posteriormente lo destruyó para que el suyo siguiese siendo
“ejemplar único”. Una vez más a la rareza de estos ejemplares se le unen
leyendas que le dan un carácter épico.
Sello de la Isla
Mauricio con el error subsanado
|
En el siguiente caso, la fortuna la tuvo quién esperando
su turno le llegó la rareza. En el argot filatélico es conocido como el “Jenny
Invertido”, y da nombre a una avioneta del tipo Curtiss JN-4 que el correo
norteamericano había elegido para establecer su correo aéreo a partir del 15 de
mayo de 1918. De este sello se iban a confeccionar 2 millones de ejemplares en
hojas de 100 sellos, pero en la impresión una de esas hojas entró en la máquina
al revés, por lo que salió del proceso con el centro invertido, de ahí su
nombre. El error no fue detectado y estando el ciudadano estadounidense,
William T. Robey en la oficina de correos de Whashington D.C., y siendo además
filatelista apasionado, observó como quién estaba delante de él acababa de
rechazar una hoja de estos sellos para correo aéreo, diciéndole al funcionario
postal que no los quería porque el avión estaba al revés. Lógicamente la
sorpresa de Robey por lo que acababa de oir, le hizó apresurarse a pedir al
mismo funcionario que le vendiese la hoja que había acabado de rechazar el
cliente anterior. Sin saber bien como, había adquirido la única hoja de 100
sellos con este famoso error de la filatelia mundial, aunque su intención
inicial era únicamente adquirir 2 ejemplares, pero desembolsó la friolera para
aquellos tiempos de 24 dólares, que luego se convertirían en una auténtica fortuna.
Sobre estos 100 sellos con el avión invertido han corrido tintas entre
leyendas, curiosidades, y hasta algún que otro asesinato se le ha atribuido, lo
que le situó como uno de los más famosos del mundo.
Ejemplar del sello con el error del avión invertido |
En España no nos hemos librado de casos de este tipo, y
encontramos que alguno de los más famosos “errores” en los sellos, los tenemos
en nuestros propios sellos. Por citar uno de ellos nombraremos al sello español
más famoso: El 2 reales azul. Se trata de un sello que Correos pone en
circulación en 1851, y de cuya impresión el sello tenía que salir (y salió) en
color rojo, pero un error en la imprenta hizo que unos pocos ejemplares fuesen
realizados en color azul. Y a su error además, se le añade el hecho de que el
sello fuese concebido para la correspondencia certificada con Portugal, siendo
una corta tirada la realizada, y además muchos de ellos por la escasez de
correspondencia con nuestro país vecino, fue destruida. Tan solo 1.432
ejemplares del sello correcto fueron vendidos. Pero este error además se
detecto 18 años después de que el sello fuese emitido, lo que le confiere esa
rareza extraordinaria en el mundo filatélico, si bien durante tiempo existió
muchas dudas sobre su autenticidad.
Sello de 2 Reales de 1851, y el error color azul del mismo sello |
Curiosidades en el correo
En el caso del correo, de sus carteros, y de algún que
otro envío postal, unas cuantas curiosidades podemos encontrar, que aun no
pudiendo tratar en su totalidad por no hacer que aquella empresa
automovilística tuviese razón, y aburramos al lector, si vamos a mencionar
algunas que con toda seguridad van a sorprender y no poco.
Viñeta/sello
rememorando
a los gatos belgas
usados como carteros
en 1879
|
La historia del Correo se remonta al inicios de las
civilizaciones, donde la necesidad que el ser humano tuvo (y tiene) por
comunicarse, le hizo valerse de los medios que tenía a mano para llevar a cabo
dicha proeza. De entre todos los medios disponibles, la domesticación de las
palomas, le sirvieron como instrumento para hacer llegar pequeños mensajes a
distancias muy grande, en un corto espacio de tiempo. A todos nos suena haber
leído u oído que existe una variedad de estas palomas muy puesta en la mensajería,
e incluso han sido utilizadas en épocas bélicas (Guerras y conflictos armados),
siendo actualmente a pesar de las nuevas tecnologías, un pilar importante en
cualquier ejercito. Pero, y si les digo que no solo han sido palomas quienes
han transportado correo. Efectivamente el hombre se ha servido de animales como
los burros en lugares a veces inaccesibles y de alta montaña, para transportar
la correspondencia a lomos de burros. En España tenemos casos puntuales en los
Pirineos, como el Refugio de Goriz situado a 2.200 metros y que contó con una
marca postal específica. Pero existen otros casos más sorprendentes, como el
vivido en Bélgica 1879 donde 37 gatos hicieron de “carteros” por las calles de
la ciudad de Lieja, a los que se les colaban unas bolsas de plástico dentro de
las cuales iba la correspondencia. Estos felinos iban deambulando y las cartas
iban llegando a su destino al tiempo que los responsables del correo belga
podían dar con los animales. Este sistema no tuvo el éxito esperado al tiempo que
muchas cartas llegaron tarde ó simplemente no llegaron, por lo que al poco
tiempo de entrar en servicio, los gatos fueron literalmente despedidos.
Puede que lo visto hasta ahora, aun siendo sorprendente,
curioso ó poco usual, no tenga comparación con la historia acaecida con el
correo norteamericano a principios del Siglo XX, concretamente en 1914. Por
aquellos años la normativa del Servicio Postal americano tenía muchas lagunas
en especial en tema de paquetería psotal, y por otro lado viajar en ferrocarril
resultaba excesivamente caro. Esta combinación dio lugar a que en febrero de
1914 un paquete con un peso de 22 kg., fuese depositado en la oficina postal de
Grageville (Idaho) para ser enviado a la ciudad de Lewiston. Lo peculiar de
este paquete es que contenía a una niña pequeña. Se trataba de la niña de 9
años Charlotte May Pierstorff que fue envíada “por correo” por sus padres a
casa de sus abuelos, pagando únicamente la tarifa correspondiente de 53
centavos (es la tarifa que se aplicaba al envío de gallinas) frente al billete
de ferrocarril cuyo elevado coste la familia no podía costear. Este caso no es
único en el anecdotario postal, puesto que investigaciones posteriores han dado
como primer caso de envío de una ser humano por correo, justo unos meses antes
del envío de la niña Charlotte. En este primer caso, el niño enviado era un
bebe de 4,9 kg. cuya familia únicamente pagó 15 centavos al ser enviado a 1
milla de distancia. Ante la proliferación de estos casos, el gobierno americano
tuvo que regularizar esta práctica, prohibiendo a partir de 1915 el envío por
correo de seres humanos.
Con todo lo expuesto, es evidente que la Filatelia y el
correo y su estudio, nos van a deparar un abanico de curiosidades, anécdotas y
leyendas, que hacen de este coleccionismo, algo más que un simple pasatiempo.
Es solo cosa de adentrarse en él, y disfrutar de lo que el Filatelismo nos
puede aportar.
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