13 junio 2019

HOGUERA ÓSCAR ESPLÁ. LLIBRET 2019. ARTÍCULO "LA FILATELIA...UN MUNDO DE CURIOSIDADES..."



LA FILATELIA….UN MUNDO DE CURIOSIDADES

Artículo en su versión original publicado en el “Llibret” de la Hoguera Óscar Esplá titulado ET PROMET UNA POSTAL, editado en Junio de 2019 en el que desde este Blog hemos participado activamente


José Ivars Ivars
Divulgador e investigador Filatélico

Sir Rowland Hill (1795-1879)
Inventor del sello postal
No hace mucho tiempo, una importante empresa automovilística internacional, dentro de una de sus campañas publicitarias, se atrevió a tildar a los filatelistas como “gente aburrida”. La campaña tuvo una reacción popular fuerte que hizo que al poco tiempo desapareciese tras recapacitar el fabricante. Es posible que quién orquestó aquella campaña, poco ó nada sabía de lo que el mundo del coleccionismo de sellos tiene de interesante, curioso y en muchas ocasiones hasta sorprendente. En definitiva la filatelia, tiene poco de aburrida.

Como todo en la vida, algo que se lleva a cabo de forma global, a diario y usado a lo largo de la historia por millones de usuarios como es la trasmisión de mensajes a través del correo, lógicamente ha dejado para la historia un sinfín de curiosidades, anécdotas y leyendas que bien podrían reunirse todas juntas en un libro que daría para muchas páginas. Algunas de estas historias tienen que ver con el propio correo, otras curiosidades han llegado de la mano de los sellos que con su proceso de realización nos han dejado errores y variedades en sellos y matasellos, y otras de estas anécdotas las han protagonizado los propios filatelistas.

Primer sello del mundo,
conocido como “Penny Black”
Ya de entrada la propia invención del sello postal, aquel primer sello del mundo surgido en Inglaterra en mayo de 1840, tiene detrás una curiosa historia que se desarrolla entre leyenda y realidad, y que a los que se inician en la filatélia se les cuenta para explicarles de modo gráfico la razón por la cual un buen día de mayo Sir Rowland Hill, tuvo la brillante idea de inventar el sello postal. Cuenta la narrativa popular que un buen día, Sir Rowlant Hill se encontraba en una posada cuando el cartero le llevó una carta a la posadera, la cual tras ojearla rechazó quedársela. Hay que decir que antes de la invención del sello postal, el correo ó más bien el transporte de la carta, lo pagaba quién la recibía y no quien la mandaba. La historia continua diciendo que, Rowland Hill al ver la situación, pagó el importe que solicitaba el cartero e hizo entrega a la posadera de la carta que anteriormente había rechazado. Esta al ver el gesto honroso del caballero, simplemente le agradeció el gesto pero le dijo que la carta no contenía escrito alguno. Simplemente la dirección escrita en diferentes escrituras hacía que la posadera con un simple vistazo supiese que su familia estaba toda bien. Un “truco” familiar que ahorraba el coste caro por aquel entonces del correo, sobre todo en la población de clase baja y media. Esta pequeña anécdota ó tal vez “leyenda”, fue la que hizo ver a Sir Rowland Hill la necesidad urgente de un cambio en el sistema postal británico, que con posterioridad se implantaría por todo el mundo.

Pero el coleccionismo de sellos, la Filatelia en general ha dado lugar a un sinfín de otras curiosidades. Veamos estas 10 que nos pueden dar una imagen amplia de lo interesante que es adentrarse en su coleccionismo.

Cuando un error vale mucho

Entre los millones de sellos que desde aquel nº 1 se han puesto en circulación en todo el mundo, ha habido algunos que por unas u otras circunstancias, han traspasado su lugar en un álbum de sellos, para convertirse en auténticas joyas museísticas ó de inversión. Unos por ser únicos, otros por diferentes, pero todos ellos eclipsados al Olimpo de la filatelia.
 
Sellos de la Isla Mauricio con el error “Post Office”
El caso más famoso tal vez de la filatelia, ó con el que todos los filatelistas hemos crecido, es el del conocido como “POST OFFICE” de la Isla de Mauricio. El gobernador de esta colonia británica encargó a un relojero de la isla, la fabricación de unos sellos postales que precisaban para el envío de cierta correspondencia y ante la tardanza de la metrópoli en el envío de los propios sellos. A pesar de que el gobernador dio las instrucciones adecuadas para que en los sellos figurasen las inscripciones propias, entre ellas el correspondiente “Correo Pagado”. La torpeza del relojero y olvidando las instrucciones, al pasar frente a la oficina de correos de la isla, tergiverso la frase y realizó los sellos con la inscripción “POST OFFICE”, en vez de la que debería figurar de “POST PAID”. Cuando las autoridades se percataron del error, algunas cartas ya habían circulado por el correo, piezas esas que hoy son auténticas joyas de la filatelia.
 
Una de las pocas cartas conservadas circulada con
una pareja de los sellos Mauricio con error
En ocasiones se dice que el filatelista por naturaleza es un personaje meticuloso, observador y detallista, que cuida de aquello que ve y aprecia. Y como tal, la búsqueda de errores ó variedades en los sellos es una práctica habitual, aunque no siempre uno tiene la fortuna de encontrar “el santo grial de la filatelia”. De entre todas las rarezas filatélicas mundiales, destaca una por encima de todas, que en cada ocasión que ha salido a subasta, ha alcanzado cifras astronómicas.

 
Ejemplar del sello más caro del mundo: Magenta de 1 centávo
La última ocasión que se pudo pujar por él, alcanzó la cifra de los 9,13 millones de dólares. Se trata del conocido como “Sello Magenta de la Guayaba Inglesa”. Otra vez un sello de una colonia británica, emitido en el año 1856, y que ha pertenecido a las mejores colecciones del mundo, y sigue siendo codiciado por unas tantas más. Su historia, como la de los otros “sellos curiosos” tiene su propio encanto. El sello es una tirada muy pequeña que realizó la isla británica de la Guayaba, y del que pocos ejemplares sobrevivieron, siendo encontrado este en concreto por un niño de tan solo 12 años de edad de nombre Vermon Vaughan, que entre papeles familiares localizó el sello y lo añadió a su colección de sellos desconociendo eso sí, la rareza del mismo. Este joven filatelista vendió su pequeño álbum de sellos a un comerciante londinense, quien al detectar el raro ejemplar, se lo ofreció y vendió a uno de los más grandes filatelistas que ha dado esta afición, el Conde Phillipe von Ferrari, cuya colección le fue confiscada al finalizar la 1ª Guerra Mundial y vendida posteriormente, con lo cual el sello volvió al mercado. De este sello se llega a decir que, en cierta ocasión quién lo tuvo en su colección, al conocer la existencia de un 2º ejemplar, lo adquirió y posteriormente lo destruyó para que el suyo siguiese siendo “ejemplar único”. Una vez más a la rareza de estos ejemplares se le unen leyendas que le dan un carácter épico.
Sello de la Isla Mauricio con el error subsanado

En el siguiente caso, la fortuna la tuvo quién esperando su turno le llegó la rareza. En el argot filatélico es conocido como el “Jenny Invertido”, y da nombre a una avioneta del tipo Curtiss JN-4 que el correo norteamericano había elegido para establecer su correo aéreo a partir del 15 de mayo de 1918. De este sello se iban a confeccionar 2 millones de ejemplares en hojas de 100 sellos, pero en la impresión una de esas hojas entró en la máquina al revés, por lo que salió del proceso con el centro invertido, de ahí su nombre. El error no fue detectado y estando el ciudadano estadounidense, William T. Robey en la oficina de correos de Whashington D.C., y siendo además filatelista apasionado, observó como quién estaba delante de él acababa de rechazar una hoja de estos sellos para correo aéreo, diciéndole al funcionario postal que no los quería porque el avión estaba al revés. Lógicamente la sorpresa de Robey por lo que acababa de oir, le hizó apresurarse a pedir al mismo funcionario que le vendiese la hoja que había acabado de rechazar el cliente anterior. Sin saber bien como, había adquirido la única hoja de 100 sellos con este famoso error de la filatelia mundial, aunque su intención inicial era únicamente adquirir 2 ejemplares, pero desembolsó la friolera para aquellos tiempos de 24 dólares, que luego se convertirían en una auténtica fortuna. Sobre estos 100 sellos con el avión invertido han corrido tintas entre leyendas, curiosidades, y hasta algún que otro asesinato se le ha atribuido, lo que le situó como uno de los más famosos del mundo. 
Ejemplar del sello con el error del avión invertido

En España no nos hemos librado de casos de este tipo, y encontramos que alguno de los más famosos “errores” en los sellos, los tenemos en nuestros propios sellos. Por citar uno de ellos nombraremos al sello español más famoso: El 2 reales azul. Se trata de un sello que Correos pone en circulación en 1851, y de cuya impresión el sello tenía que salir (y salió) en color rojo, pero un error en la imprenta hizo que unos pocos ejemplares fuesen realizados en color azul. Y a su error además, se le añade el hecho de que el sello fuese concebido para la correspondencia certificada con Portugal, siendo una corta tirada la realizada, y además muchos de ellos por la escasez de correspondencia con nuestro país vecino, fue destruida. Tan solo 1.432 ejemplares del sello correcto fueron vendidos. Pero este error además se detecto 18 años después de que el sello fuese emitido, lo que le confiere esa rareza extraordinaria en el mundo filatélico, si bien durante tiempo existió muchas dudas sobre su autenticidad.

Sello de 2 Reales de 1851, y el error color azul del mismo sello
Quienes lo han estudiado, y han seguido todo el proceso desde que apareció por primera vez en manos de filatelistas, saben bien que es uno de los iconos de la filatelia mundial. Al igual que otros que ya hemos descrito, en el caso del sello español, también los avatares de la época en que se conoció hizo que hoy en día el formato original en que se presentó en un comercio filatélico de Madrid, no sea el que hoy es. Esta rareza española, llega a la Filatelia Miguel Gálvez de Madrid, de la mano del filatelista D. Francisco Mifsut, quién deseaba vender un bloque de 12 sellos, matasellados y al llevar una impronta muy fuerte, el comprador renunció a adquirirlos por lo que D. Mifsut, decide probar suerte en un comercio cercano. Como por aquellos años en la filatelia de la época los grandes bloques no tenían interés (observen que este sello es todavía de los “sin dentar”), el nuevo propietario decidió recortarlos uno a uno para que tuviese una mejor venta. Grave erro el cometido por este comerciante, porque sin querer destrozó sin duda la que hubiese sido la joya filatélica mundial sin comparaciones, ni tan siquiera la del “Magenta” que anteriormente hemos comentado. La cuestión es que entre los sellos que el comerciante fue recortando uno a uno, observó que en uno se leía “Dos” y en el otro “Seis”, percibiéndose enseguida del asunto y sabiendo que estaba ante un error de impresión importante.

Curiosidades en el correo

En el caso del correo, de sus carteros, y de algún que otro envío postal, unas cuantas curiosidades podemos encontrar, que aun no pudiendo tratar en su totalidad por no hacer que aquella empresa automovilística tuviese razón, y aburramos al lector, si vamos a mencionar algunas que con toda seguridad van a sorprender y no poco.

Viñeta/sello rememorando
a los gatos belgas
usados como carteros en 1879
La historia del Correo se remonta al inicios de las civilizaciones, donde la necesidad que el ser humano tuvo (y tiene) por comunicarse, le hizo valerse de los medios que tenía a mano para llevar a cabo dicha proeza. De entre todos los medios disponibles, la domesticación de las palomas, le sirvieron como instrumento para hacer llegar pequeños mensajes a distancias muy grande, en un corto espacio de tiempo. A todos nos suena haber leído u oído que existe una variedad de estas palomas muy puesta en la mensajería, e incluso han sido utilizadas en épocas bélicas (Guerras y conflictos armados), siendo actualmente a pesar de las nuevas tecnologías, un pilar importante en cualquier ejercito. Pero, y si les digo que no solo han sido palomas quienes han transportado correo. Efectivamente el hombre se ha servido de animales como los burros en lugares a veces inaccesibles y de alta montaña, para transportar la correspondencia a lomos de burros. En España tenemos casos puntuales en los Pirineos, como el Refugio de Goriz situado a 2.200 metros y que contó con una marca postal específica. Pero existen otros casos más sorprendentes, como el vivido en Bélgica 1879 donde 37 gatos hicieron de “carteros” por las calles de la ciudad de Lieja, a los que se les colaban unas bolsas de plástico dentro de las cuales iba la correspondencia. Estos felinos iban deambulando y las cartas iban llegando a su destino al tiempo que los responsables del correo belga podían dar con los animales. Este sistema no tuvo el éxito esperado al tiempo que muchas cartas llegaron tarde ó simplemente no llegaron, por lo que al poco tiempo de entrar en servicio, los gatos fueron literalmente despedidos.
 
Soldados durante la I Guerra Mundial usando Palomas Mensajeras
Puede que lo visto hasta ahora, aun siendo sorprendente, curioso ó poco usual, no tenga comparación con la historia acaecida con el correo norteamericano a principios del Siglo XX, concretamente en 1914. Por aquellos años la normativa del Servicio Postal americano tenía muchas lagunas en especial en tema de paquetería psotal, y por otro lado viajar en ferrocarril resultaba excesivamente caro. Esta combinación dio lugar a que en febrero de 1914 un paquete con un peso de 22 kg., fuese depositado en la oficina postal de Grageville (Idaho) para ser enviado a la ciudad de Lewiston. Lo peculiar de este paquete es que contenía a una niña pequeña. Se trataba de la niña de 9 años Charlotte May Pierstorff que fue envíada “por correo” por sus padres a casa de sus abuelos, pagando únicamente la tarifa correspondiente de 53 centavos (es la tarifa que se aplicaba al envío de gallinas) frente al billete de ferrocarril cuyo elevado coste la familia no podía costear. Este caso no es único en el anecdotario postal, puesto que investigaciones posteriores han dado como primer caso de envío de una ser humano por correo, justo unos meses antes del envío de la niña Charlotte. En este primer caso, el niño enviado era un bebe de 4,9 kg. cuya familia únicamente pagó 15 centavos al ser enviado a 1 milla de distancia. Ante la proliferación de estos casos, el gobierno americano tuvo que regularizar esta práctica, prohibiendo a partir de 1915 el envío por correo de seres humanos.
 
2 de los niños que viajaron en Estados Unidos en el correo
Con todo lo expuesto, es evidente que la Filatelia y el correo y su estudio, nos van a deparar un abanico de curiosidades, anécdotas y leyendas, que hacen de este coleccionismo, algo más que un simple pasatiempo. Es solo cosa de adentrarse en él, y disfrutar de lo que el Filatelismo nos puede aportar.




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