14 febrero 2023

Lo que la Prensa nos contó... EMPAPELAR CON SELLOS

 

Lo que la prensa nos contó… (XII)

SELLOS HASTA POR LAS PAREDES

Una manía como cualquier otra

 

Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico

 

Lo del papel pintado como decoración de paredes es algo que ahora ya no se lleva tanto, y las manías que tenían algunos filatelistas de finales del Siglo XIX, menos mal que ya se han ido curando. No sé si ser manioso, ó maniático como se suele decir en otras latitudes, es una enfermedad o simplemente un defecto de nacimiento, pero lo que es evidente, a pesar que la prensa de la época quiso dejar ver que era habitual en los “coleccionadores” de sellos, es que el filatelista por naturaleza es de todo menos “maniático”.

Lógicamente hay excepciones que rompen toda regla, y personajes que a veces su pasión o locura les lleva a rozar el adjetivo maniático. Es normal que la prensa se fijase en ellos y se cebara en lo que eran capaces de hacer.

El de hoy es un artículo publicado en la página inicial del rotativo sevillano El noticiero sevillano de fecha 4 de enero de 1894, el cual nos cuenta una excentricidad que una afamado coleccionista (el rotativo lo llama coleccionador) de sellos inglés llevo a cabo. El sujeto era conocido como Sir J. W. Palmer, súbdito inglés afincado en Londres, y que según el periódico sevillano, era “…el más famoso colector de sellos que existe en el mundo…”. Sobre esta rotunda afirmación, debo decir que el Sr. Palmer, fue un reputado y conocido filatelista1 y comerciante filatélico en la Inglaterra de la segunda mitad del Siglo XIX, pero llegar a afirmar que fue el más famoso coleccionista del mundo, eso es hacerle un flaco favor a la verdad.

Pero el Sr. Palmer no fue motivo o protagonista de esta publicación en el periódico sevillano por su amplia colección de sellos o su papel como comerciante, sino por haber usado 70.009 sellos, todos diferentes entre sí, para empapelar una pared de una habitación del número 281 en el antiguo barrio londinense de Strand, donde tenía ubicada tanto su negocio filatélico.

Y la cosa tiene más gracia aún al comprobar, por el texto, que todos ellos, todos esos más de 70.000 sellos, eras burdas falsificaciones que a lo largo de los muchos años de comerciante filatélico, le han ido queriendo endosar, como quién engaña al ignorante, pero que el buen ojo de este experto filatelista, fue descubriendo a la vez que, tras denunciar a los sujetos que le querían dar “gato por liebre”,  se quedaba con ello. Fruto de ello fue este papel decorativo resultante.

Quién fue a visitarlo llegó a afirmar que, de no ser falsos los sellos, seguramente el montante de lo que aquellos miles de sellos podrían valer, superaría la cifra de los “…cinco millones de pesos fuertes…”2.


La prensa de la época nos vuelve a dar otro ejemplo de lo que todavía se pensaba, o lo pensaban algunos, antes del Siglo XX de lo que suponía ser filatelista. Se sigue usando el adjetivo “manía”. Solo hay que ver como el periodista explica los orígenes de la afición al coleccionismo de sellos de Mr. Palmer. Nos dice así: “…cuando Mister Palmer entró en este negocio (1852) desconocíanse aún por completo los sellos falsificados, pues la manía de coleccionarlos se hallaba aun, por decirlo así, en la infancia…”. Una manía pero sana, apuntaría yo.

Pero no os penséis que esto de empapelar paredes con sellos, fue algo propia de Mr. Palmer. Para nada. En este mismo blog ya hablé del tema en su día3. En aquella ocasión aporté información al respecto que mostraba una noticia aparecida en el periódico El Lloyd Español de fecha 28.04.1863, en la que se dice que una chica deseosa de forrar su habitación de sellos, había conseguido unos 16.000 pero que no eran suficientes y necesitaba bastantes más.

Igualmente, y a través de la revista MADRID FILATÉLICO, pude conocer que en la Inglaterra de 1892, ya hubo quién se dedicó a forrar paredes con sellos, en esta ocasión con sellos desmonetizados, no válidos para el gran público, pero si para los coleccionistas. En esta ocasión, el artículo decía tener la certeza de que era la única casa con paredes forradas con sellos del mundo.

A este paso y como la prensa nos siga aportando detalles y noticias, comprobaremos que lo de usar sellos en la decoración de las paredes, fue tan habitual como ser filatelista de los serios.


Notas:

1.  J. W. Palmer, provenía de una familia donde el coleccionismo estuvo presente. Ya su padre fue un conocido coleccionista de sellos de periódicos, incluso antes de que se el sello apareciese como pago previo al envío de la correspondencia (Inglaterra 1840). Además de coleccionista, fue comerciante e incluso asesor filatélico para autentificar ciertos ejemplares de sellos.

2.  El peso fuerte es el nombre que coloquialmente se le daba al real de a ocho español, moneda de gran difusión en toda América Latina (Época Virreinal).  Tenía un peso de 1 onza española, es decir 27,06 gr.

3. La Filatelia…un mundo de curiosidades. Sellos para empapelar. 16.04.2020. http://ifacfilatelico.blogspot.com/2020/04/curiosidades-en-el-mundo-de-la.html


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