Lo que la prensa nos contó… (IX)
SELLOS
LAVADOS…FRAUDE A LA VISTA
Divulgador e Investigador Filatélico
©Ifac Filatélico
Vamos a ser sinceros. ¿Cuántas veces habéis reutilizado
un sello porque este cuando cayó en vuestras manos os disteis cuenta que, o no
estaba matasellado o apenas se notaba que sobre él se había estampado el
matasellos? El que haya contestado que ninguna, seguramente no nos está siendo
muy sincero. Desde que se inventase el sello postal como elemento para el previo
pago de la correspondencia, el reutilizar sellos ha sido una práctica habitual,
práctica que se fue convirtiendo en fraude y posteriormente incluso en delito,
y llevo de cabeza a las haciendas de muchos países.
El ser humano tiene innato muchas cosas que lleva a la
práctica asiduamente, y entre todas ellas la picaresca siempre que se puede. A
veces el ingenio para delinquir es tan grande que sorprende incluso a la
prensa. En esta ocasión el rotativo El
Ancora, periódico que se editaba en Palma de Mallorca, en su edición del
lunes 12 de octubre de 1896 (pág. 1), lleva como noticia un hecho descubierto
por las autoridades postales estadounidenses, en Nueva York.
Entre finales del Siglo XIX y principios del XX, fueron
muchos los emigrantes que cruzaron el gran charco en busca de fortuna en
tierras americanas, y entre ellos los italianos, protagonistas de la noticia. Al
parecer la correspondencia que se generaba entre las familias, los unos en
Italia y los otros ya establecidos en Nueva York (por citar la misma ciudad que
cita el periódico), era importante en aquellos años, y se ideo un sistema por
el cual “…una vez puesto el sello sobre
la carta, se le cubría con una ligera goma…”. De esta forma lo que se
conseguía era que el matasellos no impregnase el sello, y con una simple
esponja, la goma aplicada al sello se podía eliminar y con ello el sello
quedaba nuevo para ser usado las veces que fuese necesario.
La picaresca en esta ocasión, era recíproca. Es decir,
lo hacían con los sellos americanos y con los italianos, y una vez limpios se
los enviaban a sus familiares en la siguiente carta que les escribían.
Lo curioso de esta noticia, de la que no discutimos que
sea cierta porque hay muchas evidencias publicadas a lo largo de los años sobre
estas prácticas fraudulentas, es que aparece de nuevo publicada en esta ocasión
en el periódico madrileño El Correo (11.12.1902),
con un texto algo distinto pero con un hilo conductor semejante a la anterior
de 1896.
En esta ocasión la prensa nos dice que los
defraudadores postales fueron descubiertos, y ellos en vez de resignarse y
comprar los sellos correspondientes, optaron por seguir enviados cartas de
Italia a Nueva York y viceversa, pero en esta ocasión sin sellos. Tenían un
acuerdo familiar convenido por el cual viendo el sobre, el familiar sabía que
todos estaban bien. ¿Os suena este relato de algo? A que sí. No evolucionamos.
Esto de lavar los sellos, viene de lejos. En 1880, el
Ministro de Comunicaciones francés, Mr. Cochery, encargó a ciertos químicos
franceses de relevancia, el estudio de un proceder que había descubierto tiempo
atrás por el que en el mercado aparecieron cantidades ingentes de sellos a los
que se les había quitado la tinta del matasellos. Y esto lo descubrió al comprobar
que numerosos estancos, lugar de venta habitual de los sellos de correos, no
hacían pedidos de sellos desde hacía tiempo, pero por el contrario el número de
cartas que se expedían con los correspondientes timbres iba en aumento. Una de
dos, o había una fábrica clandestina de sellos, o algo estaba pasando. Y al
final pudo descubrir que los sellos habían sido tratados químicamente para
borrar de ellos cualquier rastro de tinta de matasellos.
De esta noticia se hizo eco el periódico alicantino La Provincia (18.05.1880), quien no se
queda tranquilo puesto que afirma que “…si
el delito es cierto, no creo que sea solo Francia la que tendrá que soportar
las consecuencias de esta ilícita y ya considerada industria…”.
Y efectivamente, aquella industria ilícita también
estaba en España. Tenemos casos documentados en Arcos de la Frontera (Cádiz) en
1895, e incluso se publicó un Real Decreto en 1854 por el cual se indicaba que “…quién se ocupase de limpiar ó expeder al
público sellos de franqueo ya servidos, sea entregado a los Tribunales para que estos los juzguen y castiguen…”.
Pero eso ya será tema para otro de estos artículos en los que repasamos lo que
la prensa nos contó.
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